"Quisiera que me miraras, asi como la miras a ella."

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YoonGi es una persona bastante linda y encantadora. Que enamora a cualquiera con tan solo pasar a su lado. YoonGi enamora a cualquiera, ya sea hombre o mujer.

Una de esas personas enamoradas es Jimin. Un joven estudiante de preparatoria, que se enamoró de alguien no correspondido.
Desde el primer momento sabía que su gran amor hacia YoonGi no sería correspondido. Pues YoonGi es alguien... por así decir... especial.
El amor que le da a Irene, su novia. Es tan grande como el amor que jimin le daría. Pero esto no puede pasar... al menos no dura lo suficiente como jimin desearía.
A lo largo del tiempo, jimin tiene que ocultarse. Viendo como YoonGi es feliz con alguien más, que solo lo quiere por su físico y no por sus sentimientos.
¿Como es que Jimin sabía sobre eso?
Fácil.
Irene tenía o tiene una pareja en Estados Unidos, con la cual piensa casarse una vez terminando la preparatoria. Esto la mayoría lo sabía, pues Jisoo su mejor amiga, lo dijo en una "reunión" donde se encontraba Jimin.

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Jimin observaba a lo lejos. Observaba cómo se hacían cariñitos, como se besaban y decían palabras que cualquier pareja se diría: "Te amo, eres lo mejor del mundo." Y muchas cosas más.
Jimin no tuvo más opción que recoger los pedazos rotos de su frágil corazón, que habían caído al suelo.
No quería seguir viendo a alguien con quien no tendría una oportunidad de poder hacerle feliz. Con quien no podría entregarle su amor puro y único; que no podría compararse con la de alguien más, pues este amor era verdadero y no hipócrita.
Sus ojos ya estaban inundados por lagrimas que jimin impedía dejar salir. Quería largarse, y lo hizo.
Termino llegando a su casa, a su único refugio. Termino encerrándose en su habitación, o más bien dicho cueva, pues era el único lugar donde podía estar a salvo de cualquier enemigo o maldad.
Sus lágrimas lograron salir, recorriendo sus mejillas. No quería seguir sufriendo. Pero YoonGi se había ganado un lugar especial en su, ahora roto corazón, sin haberse dado cuenta.
Lloraba y lloraba, hasta el punto de tener hipidos. No podía dejar de hacerlo,pero le era imposible imposible parar.
Sus ojos ya completamente rojos por el llanto, ardían.
Quizo tener a su madre... pero ya no podía verla ni sentirla, su madre estaba ahora en un mundo mejor lejos de melancolías.
No tenía la protección de su madre, su padre, ni de su familia. Haciéndolo sentir débil y desprotegido. Sin ninguna razón por la cual seguir teniendo una pequeña luz de esperanza.

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