Capítulo 1:

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Cuando sucede la muerte de un ser querido las personas a su alrededor -generalmente personas cercanas- suelen ser afectadas con una tristeza emocional gigante, a la que llaman "Duelo". Según la psicología existen 5 etapas que componen un duelo: Negación, ira, negociación, depresión y finalmente aceptación a la pérdida. 

Tras la muerte de su esposa Akashi Masaomi había pasado por todas aquellas etapas menos la última, y cuando por fin pudo aceptar la pérdida, se dio cuenta de que en el trayecto de las primeras cuatro etapas había desperdiciado años enteros y había perdido a su único hijo por haber cerrado su mundo en su gran duelo.

Cuando el multimillonario Masaomi abrió sus ojos y decidió continuar su vida lo primero que quiso hacer fue ver a su primogénito, aquel que tantas veces había rechazado por ser idéntico a su Shiori, la razón de su duelo, ahora ya con todo claro, con su mente clara y habiéndose dado cuenta de sus errores tan sólo quería arreglarlo todo. Volver a ser una familia, quizás hasta tomar unas vacaciones juntos.

Pero las cosas habían cambiado a su alrededor.

Seijuro ya no era aquel pequeño que intentaba llamar su atención a toda costa. Había cambiado terriblemente sin que se diera cuenta. Y esto lo notó de inmediato, a penas entró a lo que él creía que era su habitación, la cual ahora era como una especie de estudio. Se preguntó dónde estaría ahora su habitación y cuándo se cambió. 

Al momento de entrar instantáneamente Seijuro levantó la vista, frunciendo el ceño por unos instantes, antes de sentarse completamente recto sobre su escritorio.

—Oh, no esperaba tu presencia por aquí. ¿Qué necesitas?

Vaya, Masaomi se sorprendió bastante por su actitud hostil y hasta fría. Pero no lo podía culpar, era verdad que antes no se acercaba a su hijo a menos que necesitara algo.

—Vine a verte. — Le sonrió levemente un poco tenso. Su hijo lo miró fijamente con frialdad, ¿desde siempre había sido heterocromático? En verdad lo había descuidado demasiado — ¿Puedo pasar?

—Claro, adelante. Si vienes a hablar de la empresa o algún tema serio que me incluye te puedes sentar donde gustes — dijo señalando educadamente la silla frente su escritorio y un par de sillones de cuero que se encontraban a su izquierda — Pero si sólo vienes a pasar el rato te agradecería que te des vuelta y vayas a molestar a otra parte.

—Sólo vengo a conversar un poco. — Tragó duramente, la mirada rojiza y dorada de su hijo lo estaba poniendo bastante nervioso. ¿Cómo es que antes no le afectaba? Claro, antes ni siquiera veía a su hijo al rostro. 

Finalmente Seijuro volvió a señalar la silla frente a su escritorio y cerró su laptop para ponerle toda su atención a Masaomi.

—Está bien, ¿qué requieres?

¿Cómo empezar? El Akashi mayor no tenía idea, no podía simplemente decirle: "Quiero que me vuelvas a apreciar, ya sabes, como antes de que me volviera un maldito bastardo contigo".

—¿Y bien? — Suspiró — Ya te dije qué podrías hacer si sólo venías a joder. Estoy bastante ocupado en este momento, quiero adelantar un poco de trabajo.

—¿Trabajo? — Eso sí le había llamado la atención.

—Ya sabes, mis acciones no se manejan solas en el mercado y menos en la empresa, papeleo por aquí, papeleo por allá. Unos cuantos proyectos de inversiones... Nada nuevo.

—Pensé que alguien hacía eso por ti, yo lo contraté, ¿cómo se llamaba...?

Xabier, así se llamaba. Murió hace aproximadamente dos años. Te lo informé, pero creo que no me estabas prestando atención.

"Mierda" Pensó el de mayor edad, cada vez estaba empeorando la conversación, aunque su hijo no estaba ayudando tampoco. Vamos Masaomi, temas de conversación...

—¿Y cómo te está yendo en la universidad? — "¿En serio Masaomi? ¿Preguntar sobre sus notas? ¿Es lo mejor que se te ocurrió?".

—Si te estás preocupado por mi desempeño académico te he de informar que me va de maravilla, todas mis calificaciones son destacables. ¿Eso era todo? Si me disculpas... 

—Quiero solucionar nuestros problemas. — Dijo interrumpiendo las palabras del pelirrojo antes de que pudiera echarlo.

—¿Qué problemas? Que yo recuerde hice mi trabajo adecuadamente.

—Los obvios problemas de padre-hijo que tenemos. — Aclaró. Seijuro por un momento le permitió ver una mirada sorprendida, reemplazada inmediatamente por su clásica expresión inquebrantable — He abierto mis ojos, te he descuidado demasiado hijo mío... Quiero que volvamos a ser una familia.

Seijuro se mantuvo en silencio analizando las palabras de su progenitor, llegó a la conclusión de que... Debía de estar bromeando.

—Te he dicho que si vienes a molestar o bromear no tengo tiempo para eso.

—Hablo totalmente en serio. — El menor de los Akashi arqueó una ceja para luego suspirar.

—Rechazo tu oferta de paz, ¿qué quieres? ¿Para qué viniste en verdad? Porque no me digas de después de casi 15 años se te apareció el espíritu santo y te iluminó la mente. ¿Qué necesitas de mí? Te aviso de inmediato que no tengo tiempo para más falsas palabras de amor y paz.

—¿Eso es lo que piensas de mí?

—Dame una sola razón para no pensar en ti de esa manera.

—... — Su cabeza quedó en blanco unos momentos, sólo una frase salió de sus labios, para cuando ya la dijo se dio cuenta de lo estúpida que era — Te acompañé y compré un helado cuando ganaste aquel partido de voleibol y Shiori estaba en el hospital.

...

—¿Estás.... Realmente estás diciendo una anécdota de cuando tenía cuatro años? Y para colmo te equivocas de deporte, he practicado basquet desde que... ¿Sabes qué? Olvídalo. 

—Entiendo, estás enojado. Por eso no te pido que me quieras de inmediato, quiero que intentemos solucionar nuestras diferencias.

—¿Y cómo planeas eso? No voy a desperdiciar mi tiempo en terapias o algo similar. Lo hecho hecho está.

—Bueno, voy a resolverlo de la única forma que en mi mundo se solucionan las cosas: Con dinero — terminó totalmente convencido de sus palabras, llevaba solucionando así desde que tenía memoria, ¿por qué ahora iba a fallar?

—...Está vez sí tienes que estás bromeando, ¿no?

—Se está acercando navidad y también tu cumpleaños, ¿no? Pide lo que quieras y te lo traeré.

—En serio me estás comenzando a sacar de quicio, vete que quiero trabajar.

—No importa lo difícil que sea conseguirlo, lo haré.

Seijuro suspiró pesadamente. En verdad necesitaba adelantar trabajo para así tener el fin de semana desocupado, y su padre parecía no tener intenciones de desistir de su descabellada idea, ¿estaba borracho? Lo más probable era que así fuera. En fin, sin perder ni un solo segundo analizó la situación, lo mejor sería seguirle el juego para que se fuera luego y dejara de desperdiciar su tiempo.

—Está bien. Pero no quiero algo normal, quiero a una persona...

—¿Más servidumbre? 

—No, quiero a una persona para casarme... Quiero que una persona en específico acepte casarse conmigo. Quiero que Furihata Kouki se case conmigo.

Sí. Esto mantendría a su padre entretenido por hoy, hasta que se le pase la borrachera o la idea tonta de interactuar con él. Y por sobre todo, al fin saldría de su estudio. ¿Y si se iba a molestar a Kouki? Era poco probable, su padre no era un buen borracho, probablemente lo olvidaría todo mañana, ¿y si así no fuera? Bueno, igual sabía que Kouki jamás aceptaría casarse con él así que... ¿Qué perdía? 

Por supuesto que no pensó en que un Akashi siempre consigue lo que quiere, y esta ley se aplica también a su padre.

Misión: "Casar a mi hijo" //AkaFuri//Where stories live. Discover now