I don't understand

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No tenía ningún motivo para hacerlo y tampoco supe qué fue lo que me impulsó a levantar mi cabeza pero mientras se entregaban las pruebas, no pude evitar ver a mi compañero de enfrente, al lado derecho, parecía que otra nota así y perdería la clase.

—Bien, faltan quince minutos para que suene el timbre así que los dejaré salir temprano, solo terminen de copiar al tarea —la clase sonrió y se escuchaba como empezaban a guardar sus cosas— pero en silencio, no quiero problemas. —tomó sus cosas, se despidió y se fue.

Mientras terminaba de guardar mis cosas pensaba en mi compañero, no sabía su nombre, no soy bueno para aprender nombres pero me sabía mal que dejara matemática apenas en el primer bimestre.

¿Y si lo ayudo?

Nah, no es mí culpa que sea así de idiota. La clase se empezaba a vaciar y mi mirada se desvió hacia él, parece que tiene compañía.

—Vos, ¿cómo te fue en la prueba? —Bueno, al menos tiene amigos que se preocupan, no es mi problema.

—¡Bien! Estaba paja ¿vos qué tal? —Sin duda es un idiota.

—Seis de diez.

—Nada mal para una mula como vos.

—¡Cállate mejor! Me voy, órale —Chocaron sus manos y puños y su amigo se fue.

Tomé mi mochila y me dirigí a la salida, mis amigos me esperaban para regresar juntos y planear nuestra siguiente jugada —jugamos cada tarde en línea—, pero me sentía nervioso y culpable.

¿En serio yo debería...? Creo que sí.

Regresé al salón y él seguía en su asiento, tenía los ojos un poco cerrados y la cabeza inclinada al frente intentando divisar lo que estaba escrito en el pizarrón.

—No es mi asunto pero vi tu nota —me miró y parecía un poco molesto— Aahh no me malinterpretes, no quise hacerlo... Oye si no ves bien ¿por qué no le pides al guía que te cambie de lugar?

—No quisiera causarle problemas. —que considerado es.

Mi teléfono sonó, era un mensaje de Carlos diciendo que me apure.

—En realidad quería saber si queres que te ayude con mate...

Su rostro se relajó demasiado rápido y sus ojos se abrieron un poco mientras su mirada resplandecía, me sentía abrumado de tanto resplandor que ya no pude terminar la frase, su expresión ahora era cálidamente familiar y agradable aunque al mismo tiempo decía "¿qué?", descuida, tampoco lo entiendo.

Curvó un poco sus labios y únicamente dijo: Va, está bueno. Escribió algo en su cuaderno y luego arrancó un pedazo para dármelo, mi teléfono volvió a vibrar.

Me dí la vuelta y salí.

—A la gran vos David, a la otra salí más rápido —dijo Gabriel— mientras te esperábamos Carlos ideó algo para derro–

—Ah sí –interrumpí— ya me tengo que ir mucha, órale.

Tenía que llegar a casa cuanto antes porque siento que me voy a enfermar, mi cara arde y seguro está roja, mi corazón está un poco acelerado y lo peor de todo es que no puedo dejar de pensar en la cara de ese chico.

¿En qué me metí?

Desperté con el cuello adolorido. Cuando llegué a casa lo primero que hice fue tirarme al sillón a dormir para ver si me sentía mejor pero todo lo que conseguí fue un dolor de cuello y que se me hiciera tarde, eran las cinco treinta y mi mamá no tardaría en llegar del trabajo, será mejor que me quite el uniforme, saqué mi teléfono y cayó algo de mi bolsillo, era un trozo de papel, un sentimiento agradable se expandió por mi pecho y sentí un cosquilleo en la nariz, en ese trozo de papel estaba apuntado el número de mi compañero al que decidí ayudar.

Lo agregué y seguido de eso le hablé por WhatsApp.

Hola
17:37

Perdona quién eres?

17:38

Soy David, tu compañero de clase, te
Ayudaré con mate.
17:38

Ah ya recordé, ahora te agrego.
17:39


Ahora podía ver su foto de perfil.


Bien ¿podemos estudiar en receso?
Incluso después de clases si podes.
17:41

Está bueno, tengo la casa libre por si
no podemos estar en la escuela después de
clases.
17:42

Se desconectó. Abrí su foto de perfil por curiosidad, estaba frente a una estantería con un par de trofeos, fotos y libros en ella, estaba desordenada, tenía una sonrisa un poco forzada, los ojos un entrecerrados como cuando intenta ver el pizarrón y tenía un filtro que aclaraba todo. No se parecía en nada a la persona que aceptó mi ayuda o a la persona que está siempre en clase, aquí se le veía más apagado y plano, sin embargo, no podía dejar de ver la imagen...

Lindo

Mi corazón latió fuerte y mi cara se volvió a poner roja, corrí al baño a remojar mi cara, espera ¿qué fue eso? Mi teléfono vibró.

Va, está bueno, entonces te veo mañana.
17:45

Era un ambiente tranquilo, una ventana rota que le quitaba la elegancia al lugar, un aroma exquisito parecido a la sabiduría y aventura, podía escuchar una ligera respiración a mí lado y un lápiz danzar desordenadamente sobre el papel.

—¿Así está bien? —me preguntó mostrándome el cuaderno.

—A ver... para empezar —se acercó a mí para ver mi cuaderno con la ecuación terminada, ahora sentía como su respiración me cosquilleaba sobre la manga de la camisa— este número pasa a ser negativo cuando lo cambias de lugar, el resto estaría bien si hubiera visto eso.

Se quejó un poco fuerte, como un niño, la bibliotecaria nos mandó a callar.

Ahora pasaré los recreos en la biblioteca, después de hablar un poco más con él descubrí que su nombre es Ángel.

—¿Qué tal ahora?

—Sí, aprendes rápido, no entiendo porque parece que no le entendes al profe.

—Es por su letra, es muy pequeña y me pierdo cuando explica y empieza a escribir en el pizarrón... por cierto ¿puedo copiar lo que has copiado? Es que tampoco he podido copiar.

—Sí, dale.

No pude evitar observarlo mientras copiaba pues habían detalles que en la foto de perfil no se podían apreciar, cabello liso y brillante, parecía que si lo tocaba sentiría que toco algodón, sus ojos ahora trasmitían tranquilidad y concentración, tiene unas pestañas espesas, nariz algo grande y redonda, piel tostada, cuello largo y delgado al igual que sus manos, es zurdo y sostiene delicadamente el lapicero al escribir.

Lindo

Una brisa entró desde la ventana trasera y trajo un par de hojas junto con ella, los árboles empezaban a florecer pero parecía que el invierno aún quería permanecer y el clima todavía se percibía frío ¿sus manos también estarían heladas como las mías? moví un poco mi mano para averiguarlo, pero el timbre me detuvo.

—Todavía me falta, seguimos en la tarde.

—Eh sí, pasa, ahí llego.

Entré al baño a lavarme la cara porque de nuevo sentía que ardía ¿qué se supone que iba a hacer? ¿tocar su mano? Es raro que un hombre le tome la mano a otro hombre, seguro solo estoy distraído, levante mi vista al espejo frente a mí-

—Contaré hasta diez, olvidaré lo que estaba apunto de hacer y me concentraré más —susurré.

Uno

Dos

Tres

Cuatro...

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⏰ Last updated: Mar 05 ⏰

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