Rainy

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La forma en la que las gotas de lluvia empezaron a empapar, poco a poco, el cristal, justo frente a los ojos de Jaebeom, le recordó a una de esas películas viejas con escenas tristes.

El cielo gris, oscuro, las nubes densas y el olor tan único de los días de lluvia ayudaron a crear esa atmósfera única. Común a veces, pero siempre sobrecogedora.

Su café estaba teniendo un momento duro para calentar su cuerpo. Hacía frío, y estar sentado solo en una cafetería era lo único que Jaebeom podía hacer en un día como ese cuando ninguna otra actividad prometía llenar su alma de algo semejante al calor.

Un poco más allá del cristal, estaba el resto del mundo, contrastando con el ambiente relajado del café, con la suave melodía del viejo blues que resonaba en los altavoces, con la mirada tranquila de Jaebeom.

Ese resto del mundo se movía demasiado rápido. Las personas corrían, cubriéndose de la lluvia, los autos pasaban, levantando brillantes estelas de agua, todo convulso y dinámico, todo tan ajeno.

Jaebeom decidió entonces que lo mejor sería seguir en su mundo, seguir mirando su taza humeante, ajeno a todo ese movimiento. Disfrutando de la quietud de su melódica soledad.

Pero hubo algo que capturó sus ojos.

Como un vestigio de quietud en medio de la locura.

Como algo que no encajaba.

Simplemente llamativo.

Aquel chico que permanecía inmóvil en la acera del otro lado de la calle.

Debajo de la lluvia, dejando que las gotas empaparan cada milímetro de su ser.

Mirando a la nada, sus ojos perdidos, sus pensamientos probablemente muy lejos de aquella acera, de aquella calle, de aquel día lluvioso y oscuro.

Las personas pasaban a su lado, corriendo, y solo eran manchas borrosas a través del cristal empañado. Cosas que Jaebeom no sé detenía en mirar.

Pero aquel chico parecía una fotografía de la tristeza. Demasiado clara y nítida. Y seguía allí. Aún inmóvil, incluso cuando pasaron varios minutos desde que Jaebeom lo vio por primera vez.

Y fue entonces cuando el chico alzó la vista, no hacia el frente, a la realidad; sino hacia arriba, al cielo. Jaebeom pudo ver como sus hombros se movían arriba y abajo con un suspiro profundo y doloroso.

Demasiado misterioso y sobrecogedor.

Imposible de ignorar.

Dejó unas monedas sobre la mesa y tomó su paraguas.

En cuestión de segundos abandonó su comodidad, su temperatura agradable, su café medio inútil.

Cruzó la calle con una resolución que no le resultó conocida, pero le gustó la expresión que surgió en los grandes ojos de aquel chico cuando las gotas dejaron de chocar contra su suave piel y la oscura tela del paraguas le impidió seguir viendo el plomizo cielo.

Le gustó como esos mismos ojos lo miraron a él. Con una mezcla de inseguridad y rareza. Le daban un toque fantástico a su dueño, como si estuvieran mirando algo que no era de este mundo.

Jaebum no sabía cuál podría ser la expresión de su propio semblante.

Como mismo no sabía exactamente qué lo había impulsado a actuar así.

Solo sabía que aquel chico lo hacía sentir impulsivo por alguna razón.

—No deberías mojarte— le dijo, feliz de no ser rechazado ni apartado al invadir de aquella manera su quieta soledad.

Rainy ⇝Jackbeom⇜Where stories live. Discover now