•ÚNICO CAPÍTULO•

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Me llamo Camille.

Recuerdo que era de madrugada cuando golpearon la puerta, afuera se escuchaba el motor de una camioneta. Mi papá se levantó y abrió la puerta, luego me llamó; cuando bajé las escaleras, me encontré con mi tía, su esposo y mis primos.

Mi tía me preguntó si quería ir a su casa, que estaba en otra ciudad. Primero dije que no, porque me daba lástima dejar a mi papá solo; pero mis primos eran pequeños y lloraban para que fuera con ellos, mi tía también estaba triste porque no iba, así que decidí ir. Veía a mi papá triste por verme partir en la camioneta, no estaba contento por ello.

Veía los árboles a ambos lados del camino, y recordaba cuando entrábamos con mi papá para dirigirnos a casa; siempre cantábamos alguna canción.

Cuando llegamos a la casa de mi tía, era de mañana, pero de todas formas fuimos a dormir. Nos levantamos tarde, y con mis primos fuimos a jugar al patio, usábamos un “pata pata” y me esperaban uno en cada punta, para empujarme. Luego le tocaba a uno de ellos, después al otro y otra vez a mí.

Cuando fue mi turno otra vez, su papá se unió a nosotros. Y cuando llegué hacia donde estaba él, con su mano tocó entre mis piernas.

Supuse que fue un accidente, pero después lo hizo otra vez, y entendí que no fue así.

Por la noche peleó con mi tía y ella fue a buscar la bebida que él le dijo que comprara, también le pidió que se llevara a mis primos y me dejara ahí. Me dijo que veríamos una película, puso ésta en la tele y se recostó a mi lado; luego comenzó a hacer lo mismo que en la tarde. Yo quería salir de ahí, pero no podía, no sabía dónde ir, y mi tía tardaba en regresar.

Al otro día, por la tarde, mi tía volvió a salir con mis primos y me quedé sola con ese hombre otra vez. Le había pedido a mi tía que me llevara, pero no tenía lugar en la bicicleta, ya que en la pequeña silla de adelante llevaba al más pequeño de mis primos, y en la silla de atrás al mayor. No tuve otra opción que quedarme.

Él dijo que escucharíamos música, y a mí siempre me gustó la música; estaba todo bien hasta que me pidió que me recostara a su lado, no quería, pero lo hice. No quería que se enojara.

Después quiso hacer lo mismo que el día anterior, pero dije que no; me dijo unas palabras y luego preguntó si podía hacerlo; le rasguñé la cara y me fui a la cocina. Me quedé allí hasta que mi tía regresó.

Él me dijo que nunca le dijera nada a nadie, porque se iba a enojar. Entonces, nunca lo hice.

Años después entendí que eso estaba mal, que no era mi culpa y por fin me animé a contarlo.

Camille | One shot |Место, где живут истории. Откройте их для себя