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Estar tras las rejas no es algo terrible para Murdoc Niccals.

Ha aprendido durante toda su vida como lidiar con esa situación, de tal manera que conocía perfectamente bien el cómo podía sobrevivir entre todos aquellos temibles reos y claro, imponer un poco de respeto para no salir con algún daño.

Eso sí, para poder lograr lo que pudo lograr ahora, tuvo que aprender de la forma más cruel durante sus años de juventud, específicamente cuando recién estaba entrando a los primeros atisbos de fama durante el lanzamiento de su primer album de su amada banda Gorillaz.

Surge un recuerdo latente, una situación que mantuvo en secreto por varios años y que estaba dispuesto a mantenerlo por mucho más tiempo. No le resultaba "inteligente" tener que mencionarlo a la vida pública. Él no era estúpido, sabía que aquello provocaría polémica.

Murdoc se acomodó en la cama de su celda y miró al reo que estaba tras las rejas de al lado. Poco a poco empezó a imaginarse que ese despreciable y calvo espécimen se transformaba en un sujeto conocido, en el chico que le enseñó a sobrevivir como un recluso y al cual le pagó y le cobró al mismo tiempo.

Su amigo, su conexión espiritual.

Entonces empezó a sumergirse en la nebulosa de su mente, a lo más recóndito, al recuerdo mejor conservado. Ignoró los ruidos, los gritos, los alaridos de guerra y se concentró en él.

Al mirar nuevamente a la celda de al lado, se encontró con su amigo, un chico de tez verde, naríz fina y alargada, siempre portando sus lentes negros y manteniendo una sonrisa burlesca casi perversa, prácticamente temeraria.

-¿Cómo te llamas?- preguntó el chico, acostándose con delicadeza, imitando la posición de Murdoc de manera exacta.

-Murdoc.-respondió él, manteniendo su posición.-Murdoc Niccals.

-..Murdoc ¿ah?- la sonrisa del chico de los lentes poco a poco se transformó en una "o" de impresión. Murdoc se fijó en cómo sus largos cabellos negros caían suavemente por su mejilla y su frente.-.. ¿acaso no eres..?

-Bajista y líder de Gorillaz, si señor.-alardeó Niccals sin emoción alguna.-Condenado a 20 años de prisión, si señor...

Una risa melódica hizo que Murdoc frunciera el ceño.

-¿20 años? ¡Vaya!-rió Ace.-¿Qué hiciste para que te sertenciaran a eso? ¿Robar un banco?

-No.-respondió Murdoc un poco molesto por la presunta actitud burlezca de su vecino. Abrió la boca para dedicarle las puteadas que le correspondía pero los guardias de la cárcel abrieron su celda para derivarlo a las salas de visitas.

Mientras el guardia de colocaba las esposas, Murdoc no pudo evitar lanzarle una mirada despreciativa al vecino. Pobre imbécil.

El sonido de las rejas al abrirse le provocó un fuerte dolor de cabeza, por lo que desvió la mirada hacia el pasillo, deseando salir de aquella prisión de una buena vez.

-¡Hey, Murdoc!-gritó el chico al ver como el bajista se alejaba del lugar.-¡Soy Ace y me encanta tu banda!

Ace entonces se convirtió en lo que llamaba como su "camarada de celda". Ignorando aquel aspecto burlón y molesto, le resultaba un buen tipo. Durante los almuerzos se sentaban juntos y también en los pequeños horarios de recreos. Se protegían mutuamente, aunque era Ace el que más trabajo tenía ya que Murdoc se metía con casi todos los reos de México.

Poco a poco su amistad de fue afianzando más y no tardaron en empezar a trazar planes para escapar.

-Mi pandilla está dispuesta a sacarme de aquí como se le de lugar.-susurró Ace apoyándose en los barrotes de su celda, sentado en el sucio y húmedo suelo.

Murdoc estaba al otro lado, apoyado en la misma altura. Podía sentir el aliento a alcohol y la calidez del cuerpo de su nuevo amigo, lo que le daba un poco de comodidad.

-Ellos tienen planeado hacer volar esta mierda.-dijo sonriendo con malicia.-Y tú y yo saldremos de este basurero.

La mano afilada de Ace se posó en la de Murdoc por entre los barrotes. El bajista no sabía como reaccionar ante aquella presunta muestra de cariño, pero no movió ni un músculo.

Sintió como el tiempo pasaba y como mantenía esa calidez en su mano, el cómo la luz de la luna parecía iluminar aquellos ojos rosas de una manera un tanto extraña. Le agradaba.

Durante el resto de los días, Murdoc empezó a sentirse un poco hastiado por su reclusión.

La cosa se volvió evidente aquella vez en donde le pegó a un reo directamente en el ojo porque presuntamente le había mirado de mala manera. Ace no pudo hacer mucho y la mala fama de Niccals terminó por desbordarse como un río, llevándose consigo un castigo que nunca podría olvidar.

Fue un martes, durante la mañana, en el horario de las duchas.

Murdoc Niccals tarareaba una de sus canciones mientras era obligado a sacarse la ropa por los guardias. Eso era normal, ya que las duchas eran con manguera y a agua helada. El bajista se colocó mirando a la pared y extiendo sus brazos hacia los lados, sin siquiera rechistar (le gustaba desnudarse frente a un público, por lo que la situación no le era incómoda). Esperó el sonido del agua a presión saliendo de la manguera pero el silencio reinaba en el lugar.

-¿Acaso se les olvidó pagar la cuenta del agua?-preguntó Niccals de forma burlona.-¡Vamos, me estoy cagando de frío aquí!

La impresión lo obtuvo cuando se dio vuelta y notó que en lugar de los guardias estaban los reos con los que se metió alguna vez. No pudo reaccionar a tiempo ya que dos fuertes brazos lo empujaron de tal manera que terminó pegado en la pared, con sus brazos aplastados en la loza fría. Su cuerpo lamentablemente estaba en una posición que no era la mejor.

Sintió por primera vez en aquellos años el sentimiento que juró eliminar cuando apenas era un niño: indefenso, debilidad, frágil.

-¡Malditos maricas!-gritó intentando soltarse del agarre.-¡Sueltenme ya!

Pero un fuerte dolor en su parte baja lo hizo gritar un alarido que nisiquiera él había escuchado en su vida.

Sintió como algo lo penetraba y nunca quizo creer lo que era. La situación tampoco había durado mucho, ya que el alarido alertó al resto del personal penitenciario y lograron sacarlo del lugar.

Al rato después, Murdoc yacía en su cama, encerrado, mirando la pared. Si Ace estaba presente en la celda de al lado, nunca lo notó.

No sabía como sentirse ante aquella situación, lo que empeoró todo. Recordó entonces a su banda, a Noodle, su pequeña princesa. A Russ, su camarada y 2D... pensó en él. ¿Qué diría si supiera lo de las duchas? Se reiría, probablemente.

-Hey, Mudz.-la voz de Ace lo sacó de onda.-... este.. bueno. ¿Podrías voltearte un poquito?

-¿Para qué?

-Quisiera verte mejor.

-Vete a la mierda, idiota.-gruñó.

Ace calló.

Las cosas no iban para nada bien a esas alturas.

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Holaaaaaaaa

Bueno, si. Un fic Acedoc, I know. Si, sé que ahora estás en shock (o interesadx) pero meh. Este fic consta de 3 capítulos así que no esperes mucho de esto.

Espero que lo disfruten, voten y comenten ♡

Bye!

Bad Boy {Acedoc/ Ace x Murdoc} GorillazWhere stories live. Discover now