La Tercera Death Note ||L Lawliet y Tu||

I: Death Note

"Los humanos cuyo nombre esté escrito en esta libreta morirán"
-Regla I/1

-Gracias por otro día de servicio, _____ -habló la rubia pagándole lo correspondido a la mencionada-. Es agradable ver tus brillantes ojos ámbar.

-Gracias a ti -sonrió la chica de cabello oscuro-. Y mis ojos no son agradables.

-Deja de decir eso, hipnotizan a cualquiera -bromeó-.

-Como sea, debo irme.

_____ Kurohiko. Chica de estatura media, cabello negro oscuro, ojos amarillo ámbar y 19 años de edad.
Trabaja medio tiempo en una heladería popular en la región de Kanto, Japón.

Vive en un departamento algo alejado de la civilización, le suele molestar el ruido de los autos aunque ya está acostumbrada a ellos.

La chica se encontraba caminando de regreso a su casa, cuando un fuerte golpe en su cabeza hizo que se quejara mientras se detenía para tratar de sanar su golpe con su mano.

Abrió los ojos encontrándose con una libreta de color negro con un escrito en ella. "Death Note", podía leerse con claridad.

-¿Pero qué mierda? -miró a su alrededor-. ¿De quién es esto? -tomó la libreta mientras la miraba con detenimiento-.

Suspiró mientras abría aquel cuaderno en la primera hoja, se sorprendió al ver un par de reglas acerca de la muerte.
Si escribía allí un nombre, esa persona moriría.

-Vaya mentira -trató de tirar de nuevo la libreta pero no lo hizo-. Tal vez deba conservarla, no lo sé.

Una gota cayó en la libreta, señal de que pronto llovería.
Guardó el cuaderno entre su ropa y comenzó a correr a hacia su casa para evitar mojarse. Odiaría tener un resfriado.

Cerró la puerta con llave y se dirigió a su sofá mientras leía las reglas siguientes de su nuevo cuaderno.
Analizaba cada palabra mientras tomaba todo eso como una broma.

-Eso me pertenece -habló una voz algo grave detrás de la chica-. Además odio que lo tomen como algo falso.

Ella estaba inmóvil en su sofá, tratando de saber cómo había entrado aquella persona a su departamento.
Giro lentamente su cabeza hasta encontrarse con un ser con aspecto esquelético; una especie de cuervo.

Retrocedió mientras se ponía de pie, seguía mirando aquella criatura que de la nada había aparecido. Tenía temor de aquel ser.

-No te sorprendas por ver un Shinigami, es decir, tienes algo que me pertenece -hizo una pausa y estiró lo que era su mano hacia ella-. Mi libreta.

-D-disculpe, señor Shinigami -tragó saliva-. Leí sobre usted en las reglas y debo decir que ahora esta libreta no le pertenece.

-¿Ah si? -se acercó a la chica-. ¿Leíste acerca de que puedo anotar tu nombre en la libreta y así puedo recuperarla?

-¿Tanto quiere este cuaderno? -cuestionó y el Shinigami asintió-. ¿Realmente ocasiona muertes?

-¿Te gustaría averiguarlo? -río-. Vamos, puedes ver el televisor para ver un nombre y un rostro.

-Pero eso me convertiría en una asesina.

-Entonces dame la libreta por las buenas o si quieres por las malas.

-Lo haré -suspiró-. Solo porque tal vez esto me beneficie en algo.

La chica encendió la televisión en el canal de noticias. Para su suerte, acababan de dar la noticia de que dejarían en libertad a un hombre acusado de homicidio; mostrando el rostro y el nombre del criminal.

-Aquí vamos.

Escribió el nombre mientras recordaba el rostro, cuarenta segundos más tarde, las noticias reportaron que al parecer a aquel hombre le había dado de un ataque al corazón.

-Bienvenida al mundo de la muerte, _____ Kurohiko.

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