El Cuarto Elemento [✔]

Capítulo 23: Final

Alex

Eran menos de las 06:00am de la mañana y mi cuerpo empezó a temblar. Miles de imágenes se formaron en mi mente aún dormida.

Sudaba y daba vueltas en la cama.
Serpientes de energía me recorrían en todo mi cuerpo, estaba convulsionando. Mis ojos se formaron blancos y mi piel roja.

—¡Alex despierta, Alex! —escuchaba gritar a Taylor.

—¿Qué está pasando? ¿Por qué tanto alboroto? —Connor estaba en la habitación.

Taylor señalo mi cuerpo temblando y él quiso acercase, pero una punzada de electricidad no le permitió.

—Aún está dormida.

Y lo estaba, en mi mente no dejaba de ver diversos animales.
después de tanto tiempo apareció el caballo junto a tres animales más.
Un tiburón espada, un águila y una serpiente cascabel.

El caballo se convirtió en un Fénix, extendió sus grandes alas expandiendo fuego por todas partes, espantado a los otros animales. Sentí qué toda esa energía salía de mí y al fin me había tranquilizado, pero estaba despierta.
Salté de la cama, estaba sudando y mi respiración era agitada.

—Alex... ¿Éstas bien?

—Sí, solo fue una pesadilla. —dije tratando de tranquilizar a todos.

—¿Segura? No parecía —contestó Jeremy.

—Sí, lo estoy, tranquilos ¿Ya nos vamos?
Traté de ponerme de pie, pero aún seguía débil. Connor sugirió que siguiera descansando mientras que los demás terminarán de empacar ,para poder ir a casa. Obviamente yo me negué, pero mi cuerpo decía lo contrario.

Vamos, no puedo estar débil ahora

Todos empezaron a bajar con enormes maletas con ropa. No recuerdo que los chicos trajeran todo eso cuando llegaron aquí.

—Mientras estuvimos aquí Etna nos llevó de compras y yo compré esto para ti.

Taylor me estendió una enorme caja de color rosa. No contuve las ganas y lo abrí.

Dentro de la enorme caja, había un hermoso vestido negro, con un encaje en V, era más que perfecto y viniendo de ella era el mejor regalo del mundo.

—¡Qué lindo! —dije tomando el hermoso vestido en mis manos.

—¡Feliz cumpleaños número 18! —dijeron los chicos abrazándome.

Era cierto, era mi cumpleaños número 18, ni si quiera me acordaba de ello, con todo lo que había pasado, ni quisiera sabía en que mes estabamos.

—¡Feliz cumpleaños!

Salió Connor con un lindo gorro de fiestas en su cabeza.

—Gracias, ¿dónde están los demás?