Parte Única

9 1 0
                                    

Domingo....

Un simple día para muchos, pero para mis significaba una nueva semana que no estas a mi lado.

Otro maldito día donde no despierto a tu lado, donde ya no huelo tu delicioso aroma natural a miel y almendras, ese olor que me vuelve loco y el cual ya no está impregnado en las sabanas ni en la almohada con la cual pasaba abrazado todas las noches mientras lloraba teniendo la esperanza que cruzaras la puerta de nuestra habitación y que me abrazaras como siempre lo hacías cuando me veías triste o incluso cuando hacia la más mínima mueca de inconformidad.

Todos los mimos que me generabas, los cuales no supe apreciar cuando me los regalabas, empujándote o gritándote pidiendo que me dejaras en paz, que estúpido fui; lo que daría hoy por tan solo recibir una caricia en el cabello, en esconderme entre el hueco de tu cabeza y hombros, aspirando tu aroma, o simplemente en verte una vez más...

Pasamos tanto tiempo juntos que me hice dependiente de ti, tratando de ignorar esa sensación acudiendo a citas con mis empleadas de la empresa donde yo era jefe, llevándolas a cenar e incluso teniendo sexo con ellas ya sea en un hotel, es su hogar o en el nuestro... en nuestra cama.

Todas la veces que te decía que tenía y trabajo y que debía de quedarme horas extras, eran viles mentiras que decía solo para tener un calentó en la noche, mientras que tú te la pasabas llorando en posición fetal esperándome. Cuando por fin llegaba siempre te encontraba dormido ya sea en el mueble de la sala o en nuestra recamara; te veías tan hermoso, tan irreal, no podía creer que semejante obra de arte estuviera a mi lado, el hombre que destruía poco a poco todas tus esperanzas, el que desaparecía tus sonrisas manchándolas con muecas de tristeza y mares de perlas cristalinas que emanaban de tus ojos y descendían por tus pómulos.

Un maldito cobarde por no darte tu lugar enfrente de los demás por el miedo de que digieran ellos, observándote desde lejos como tratabas de contener tus sollozos que te provocaban mis empleados con sus tóxicos comentarios hacia tu persona, siendo un vil espectador de tu primera lágrima y en vez de correr hacia ti, solo me burlaba o simplemente te ignoraba por ponerle más atención a mi próximo polvo de la noche; dejándote entre toda esa masa de estúpidos y con el primer fragmento de tu corazón... ese que en un futuro iba a destruir poco a poco y que después pagaría las consecuencias de ello. Como ahora, que daría mi vida por gritar a los cuatro vientos que me perteneces... que me pertenecías.

Cada vez que lograba hacer que tu corazón se oprimiera siempre iba y te compraba lo más costoso y valioso que veía en las tiendas para que me perdonarás, siempre aceptando mis más sinceras disculpas y tú siempre cayendo en el mismo discurso de siempre... ya no lo haré más, perdóname bebé. Cuando concluía esto siempre me terminabas abrazando, no por el regalo carísimo, sino por la acción, la atención que pocas veces te daba, besándome con lágrimas secas y nuevas por salir...

Pero a pesar de todo seguías amándome y queriéndome como el primer día, amando la más mínima prueba de afecto que te regalaba, amando mis abrazos, ignorando el fuerte olor de otra persona en mí, amando mis besos, sabiendo que mis labios horas atrás eran portadores de otras personas, amando mis apodos melosos, los cuales también eran los apodos de las personas que se resistían a no tener sexo el primer día que me conocieron como los demás. Amabas todo de mi... lo hacías....

Las peleas que teníamos siempre eran por el mismo tema, el tiempo, una palabra tan corta, pero para ti tan importante. El maldito tiempo que carcomía nuestra relación, el maldito tiempo que te acortaba, el maldito tiempo que no te dedicaba.

El amor está marchándose, marchitándose...

Fueron los susurros que me disté en nuestra última pelea, algo que no le di importancia, pero era una advertencia de lo que podía pasar en un futuro, en lo que nos pasó, por mi culpa.

Good Bye Taehyung ⏳ KookVWhere stories live. Discover now