Capítulo 1

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Salió por la puerta de desembarque principal y lo primero que divisó fue una gran cantidad de letreros con distintos nombres detrás de la correa que separaba el sector de espera de pasajeros del aeropuerto, leyó uno por uno hasta que sus ojos cubiertos por los lentes de sol divisaron su nombre en medio de los otros.

"Lee Sungmin"

Sin pensarlo dos veces tomó su maleta y caminó hacia su viejo amigo que lo esperaba con los brazos abiertos.

- Así que rubio, ¿eh? - Ryeowook despeinó los cabellos teñidos del mayor y le dedicó una tierna sonrisa - No sabes como te extrañé todo este tiempo, hyung.- Reforzó lo dicho apretándolo más entre sus brazos.

- Wookie, - se separó levemente - sé que hablar por internet no es lo más cómodo ni cercano, pero sabes que necesitaba salir de acá por un tiempo.

- Sí, lo sé. - Se mordió el labio, inseguro de hacer la pregunta, finalmente se atrevió. - ¿Lo has superado?

Ladeo la cabeza y miró a su amigo, entendió a que se refería, suspiro y respondió. - Por algo regrese ¿no crees?

Ryeowook sonrió como respuesta y siguió a Sungmin que se adelantó camino al estacionamiento del aeropuerto de Incheon, una vez cargadas las maletas en el auto se dirigieron a la capital, Seúl.

Sungmin desvío su vista a la ventana, el clima cálido pero húmedo lo hacia sentirse en casa, luego de algunos años de estudio en Europa, decidió volver a su país para finalizar en la universidad de Kyung Hee en Seúl y establecerse en Corea.

La carretera dibujó suaves relieves, algunas bajas montañas y a lo lejos la imponente ciudad, cuatro años lejos, ¿qué tanto pudo haber cambiado todo?

- ¿Cómo está él? - No tenia razón para evitar el tema después de cuatro años evitándolo en las charlas semanales que mantenía con Ryeo.

- Bien supongo, cuando te fuiste se volvió cercano a Jongwoon. - Desvío su vista para apreciar la expresión de su hyung. - Se alejó un poco de nosotros y sólo se reúne cuando vamos a beber. - Sungmin hizo una mueca más notoria, el alcohol no era de su gusto, menos si era para olvidar. - Él... Él tiene una novia ahora.

- Es lo normal, después de todo es joven y tiene derecho a disfrutar de estos años. - Respondió escondiendo el temblor de su voz a medida que ingresaban a la avenida principal.

- ¿Y tú disfrutaste de ellos?

Con una sonrisa en su cara y el pelo libre en su frente respondió sin dudar. - Más de lo que crees.

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- ¿Realmente vives aquí? - Sungmin estaba parado en el marco de la puerta del más lujoso penthouse que había visto alguna vez, a pesar de haber estado en distintos lugares de Europa en los últimos cuatro años, nunca había visto semejante lujo y modernismo equilibrados en un piso con un techo de ocho metros de alto y una segunda plata con habitaciones, hacía falta mencionar lo más impresionante del piso, la falta total de una pared reemplazada por un vidrio reforzado que dejaba a la vista la ciudad que empezaba a iluminarse artificialmente mientras el cielo se oscurecía.

- Sip. - Soltó simple y llanamente. - No vivo solo tampoco. - Le hizo una seña para que entrara.

- Tampoco vives con un regimiento. – Refunfuñó.

- Ventajas de tener un novio rico creo, aunque no me importa mayormente, vivir con él es peor que con un regimiento. – Carcajeó.

Entraron las maletas y las dejaron en la amplia sala, Sungmin siguió a Ryeowook a la cocina y se sentó en el mesón viendo a su amigo preparar la cena.

- ¿Él sabe que vives con Jongwoon? - Tomó un sorbo de la cerveza que descansaba en su mano.

- No, después de como reaccionó contigo, no se lo hemos dicho. - Una punzada de dolor recorrió su pecho ante la respuesta del menor. - Yesung ha logrado mantenerlo en secreto y cuando estamos juntos somos amigos, en la universidad nadie sabe de nosotros, sólo nuestros amigos más cercanos excepto él, aunque no significa que nos escondamos cuando salimos, también tener este hermoso lugar ayuda mucho.

Se produjo un silencio incómodo entre ambos amigos, Sungmin no había vuelto a preguntar desde lo último. Divagó entre sus pensamientos, los trámites que debía realizar mañana, la universidad, su familia, la habitación que arrendó a la debía trasladarse mañana.

- Deberías quedarte acá, hay más que suficiente espacio. - Wook interrumpió su línea de pensamientos.

- No, no quiero estar entre ustedes, haría mal tercio en sus románticas cenas. - Río ante lo último y permitió la distensión del ambiente - Necesito independizarme y vivir por mi mismo.

- ¿Sabes que puedes estar acá cuando lo necesites, verdad? - Sungmin asintió. - ¿Qué planeas para mañana?

- Mmm... Tengo que arreglar los últimos papeles de la universidad, ver el cuarto donde me quedaré y encontrar un trabajo. - Para mantener el cuarto, a pesar de tener dinero ahorrado, este no era infinito. - Y no precisamente en ese orden.

- El semestre ya empezó, ¿tardarás mucho en entrar? - Apagó los fuegos de la cocina y comenzaron a ordenar la mesa para la cena.

- No creo, uno o dos días tal vez. - En cuanto respondió se abrió la puerta principal con un pitido que indicaba que pusieron el código correcto de acceso.

Sungmin se enterneció ante el salto de su mejor amigo quien dejo todo botado por correr a la entrada, terminó de ordenar los servicios y platos para seguir al menor a la entrada.

Ryeo rodeaba con sus brazos el cuello de Yesung, mientras este lo aprisionaba por la cintura y susurraba sobre sus labios provocando pequeñas risas juguetonas por parte del menor, finalmente acortó la distancia y terminó en un apasionado beso.

Estando apoyado en un mueble fue que vio sus lenguas divagar en el espacio entre sus bocas y misteriosamente la pared se volvió singularmente interesante, siguió la delicada línea de la decoración hasta que atravesó por completo la sala y decidió que era tiempo de separar a los tórtolos.

Aclaró su garganta y ambos se separaron levemente sonrojados, Jongwoon desplegó una sonrisa al verlo después de tanto años.

- Así que el pequeño Minnie ha regresado. - Se separó de Ryeo y fue hasta dónde su amigo - Ven acá pequeño conejo rosa y dime como has estado.

Haciéndose de rogar levemente y con pequeños pucheros de Yesung, avanzó hasta el fraternal abrazo sintiendo esta vez un cuerpo más grande que apresaba el suyo, cuanto extrañaba esos abrazos, con esos sentimientos, ciertamente era como el de un padre a un hijo.

Se sentaron y comenzaron a platicar, se desarrolló una plática amena como si los pasados cuatros años no hubieran estado entre ellos. Familia, estudios, novios, fiestas, deporte y una infinidad de temas más se discutían sobre la mesa.

- Mañana llegaré tarde Wookie, no me esperes a cenar. - Dijo un poco temeroso y entrecortado.

- ¿Dónde vas? - Pensó que para que lo hubiera dicho enfrente de Sungmin no debía ser tan grave, por ese lado se tranquilizó.

- Saldré con Kyuhyun... en una cita doble.

Ryeowook dejó los cubiertos en la mesa y apretó sus puños, Sungmin estando en medio de la discusión que surgiría, estaba a punto de levantarse de la mesa cuando el mayor de todos volvió a hablar.

- Está sospechando que algo anda mal, me dijo que Seohyun me presentaría una amiga de ella...

- ¿Hasta cuándo vas a dejar que haga eso? - Wook no levantó la vista y seguía con las manos en puños.

- Hasta que crea que estoy bien 'solo' - Respondió sin cambiar su tono, a diferencia del menor que sonaba alterado.

- Así que de esta forma evitas que se meta en su tu vida, ¿eh? - Sungmin intervino, haciendo que Ryeo levantara la cabeza. - Cuando eramos amigos no había forma de sacarlo de mis asuntos, así que sigue siendo extrovertido.

Jongwoon un poco pasmado por la repentina intervención respondió. - Sí, la única forma de que me deje tranquilo es yendo a las citas que me organiza.

Soltó una carcajada. - Típico de él, no me sorprende que siga siendo un crió - Un crió al que no olvidas, pensó. - Ve con él hyung, si quieres me quedo con Wookie hasta que llegues.

- Hyung, no tienes que...

- Tranquilo Wook, - Lo interrumpió - después de todo tenemos que ponernos al día.

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Kyuhyun estaba sentado en una banca que estaba camino a la entrada principal de la universidad, a un costado del corredor de piedras a la sombra de los árboles, a su lado, su novia jugueteando con sus piernas, de modo que daba masajes un tanto provocativos a las ajenas.

Sus ojos subían y bajaban por el cuerpo de la joven, Dios, que afortunado había sido de que su acosadora de la escuela secundaria fuera así de guapa, tal que resulto ser un poco fácil de obtenerla y a pesar de algunas de sus pesadeces siempre volvía a él.

Sin esperar más la puso en su regazo y comenzó a besarla y susurrar ciertas travesuras a su oído provocando risitas huecas por parte de esta, por que definitivamente lo que le atraía era el impresionante físico de la muchacha, de ser por su capacidad intelectual, de seguro estaría soltero para toda la vida.

Sí, así de soberbio era.

Levantó la vista cuando dos de sus ruidosos amigos se acercaban por el caminito, abrazados por los hombros con lo que parecía un hombre rubio en medio, venían riendo y bromeando como cuando iban en secundaria.

Donghae hablaba algo estúpido como de costumbre, Hyukjae lo escuchaba atentamente junto al otro chico, una vez que terminó de hablar ambos carcajearon, el rubio respondió algo a la estúpida pregunta de Hae y esbozó una sonrisa cuando terminó.

Esa sonrisa.

No podía ser posible, hace cuatro años, dos meses y diez días no veía esa sonrisa, se quedó boquiabierto y a pesar que la chica seguía jugando en su cuello no prestaba mayor atención.

Porque cada día de ese tiempo él recordaba cada facción, cada mueca, cada palabra, cada detalle por más pequeño que fuera, y las preguntas sobre la ubicación y el estado de aquella persona inundaban su mente.

Volvió a recorrer la cara con más cuidado, la piel blanca y tersa, el cabello antes negro ahora era rubio y caía liso en un flequillo sobre su frente, pómulos lo justamente elevados, labios delgados y rosas, ojos rasgados pero grandes, su miembro se sacudió en sus pantalones y siguió con atenta mirada las acciones de los tres que ya entraban a la universidad.

- Oppa, Kyuhyun oppa - La chica se había bajado de su regazo y lo miraba desde arriba, - Parece que te emocionaste más de lo necesario - dijo refiriéndose a su erección - Vamos que te ayudo con eso.

Kyuhyun salió de su ensoñación y dirigió la vista a su bulto en sus pantalones; ¡maldición!, intentó por algunos segundos convencerse de que eso fue provocado por la chica, pero su mente volvía a repasar las imágenes que recién había apreciado.

Se levantó enfurecido. - A clases ahora, después te veo - Dijo serio y enojado.

La chica se encogió de hombros - ¡Recuerda que hoy salimos con Yesung! - gritó antes de que Kyuhyun entrara a la universidad, pero sólo recibió una seña como respuesta.

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- Bueno chico, espero que no tengas problemas con el otro arrendatario - El casero le pasó las llaves del departamento compartido en donde se quedaría. - Es un muchacho tranquilo y no he tenido problemas con él.

- No se preocupe, estoy seguro que congeniaremos. - Hizo una reverencia. - Muchas gracias. - El señor asintió con la cabeza y se fue por la calle hasta su casa a unos cuantos metros de allí.

Sungmin tomó sus maletas y caminó hasta el departamento del primer piso, gracias a Dios que no tenía que utilizar los ascensores, su situación no ayudaba y estos parecían a punto de caerse. Llegó frente a la puerta 137 e introdujo la llave.

El interior estaba bien amueblado, paredes con tonalidades pasteles, sofá, una pequeña mesa de centro, TV y una mesa componían la sala. Según las instrucciones un pasillo atravesaba la sala, a la derecha dos habitaciones, a la izquierda el baño y la cocina.

Se dirigió a su habitación, barajeando cuál de las dos puertas abría, finalmente escogió la más cercana a la sala.

Error.

Una habitación de paredes azules, distintos pósters de videojuegos, muebles, algunos cuadros con fotos, consolas y un escritorio bastante desordenado y por último una cama. Esa definitivamente no era su habitación.

La siguiente puerta revelaba un espacio con paredes color naranja, los mismos muebles que el cuarto anterior pero vacíos, finalmente entró y se dispuso a ordenar sus pertenencias acompañado de la música de su móvil.

Había sido un día agotador; por la mañana coordinar sus clases en la universidad la cual poseía uno de los mejores campus en el país por lo que no era exactamente pequeña, en donde se encontró con Donghae y Hyukjae, por lo menos carcajeo un rato con sus viejos amigos, por la tarde buscar trabajo, para finalmente encontrarlo en una cafetería con un jefe de un poco más de su edad bastante amable y ahora ordenando el cuarto en donde se quedaría al menos hasta que tuviera para arrendar el piso entero.

En la entrada del departamento el primer arrendatario giró la llave y entró al sucucho en donde vivía hace algunos años, se había considerado suertudo al arrendar una habitación de departamento en donde finalmente había estado viviendo solo, hasta ahora, hace unos días su casero le informo de otro arrendatario, y después de años viviendo sólo tendría que compartir su espacio.

Maldijo de nuevo.

Tiró las cosas en el sofá como de costumbre, suspiró, un día totalmente estresante, las malditas niñerías de Seohyun, la cita doble que inesperadamente tuvo que cancelar, clases, tareas, trabajos y...

El regreso de su hyung.

De sólo pensarlo su zona sur sufrió un pequeño percance, y comenzaba nuevamente su debate, por más que el cuerpo reacciona, la mente fuerza la represión de estos deseos.

Escuchó ruidos provenientes del cuarto que antes estaba vacío y salió de su lucha interior.

De seguro ya llegó.

Se dirigió al refrigerador y sacó dos latas de cerveza, al menos no perdía nada con ser amable con su compañero de cuarto, teniendo una convivencia sana sería más fácil llevar la situación. Abriendo una lata, tomó un sorbo y se dirigió en dirección a la música.

Tomó el pomo de la puerta y lo giró.

Definitivamente no esperaba encontrarse con lo que vio dentro del cuarto.

Nos volvemos a ver [KyuMin/YeWook/EunHae]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora