Capítulo 1.

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—Espera, Helen... Deja de hacer...— 'eso', le faltó. A Fox Feinster, el jugador estrella de la liga universitaria de rugby, le vibraba el celular violentamente dentro deL bolsillo de su pantalón y su novia no dejaba de besarlo a escondidas dentro de un salón vacio de la Universidad de Columbia.

—Ugh, Fox... ¡Vamos!... Quiero que me hagas el amor aquí... Y ahora.— le susurraba Helen Vella, la atractiva porrista, convenientemente acomodada como la novia del rugbier más reconocido del campus. —No atiendas y hazme el amor.

Pero no. Al deportista no le sonaba el celular porque sí. Jamás le sonaba sin motivo. Si no era su familia, eran sus amigos o alguna chica que pretendía su presencia junto a él, y para él siempre era importante.

  —Ya, quítate.— sentenció el mayor con una mueca de irritación, y la chica no pudo más que alejarse para que él pudiera atender el bendito celular que no dejaba de timbrar.

— ¿Ho-...?—  llegó a preguntar.

— ¡FOX! Fox... Tengo miedo. ¿Dónde estás? ¿Puedes venir a buscarme? ¡Tengo mucho miedo!— gritaba la voz. El jugador quiso saber qué sucedía allí, del otro lado. —¿Que qué pasó? ¿Cómo que...? ¡Fox, enciende la radio, mira la tele, haz algo! Pero ven a buscarme.— pedía a gritos una voz que tambaleaba entre infantil y adolescente.

  — Frida, espera... ¿Qué-?— preguntó justo antes de que la comunicación se cortara por una fuerza ajena. Ella no había cortado y él, mucho menos. Claramente se había caído el sistema.

Desesperado e incapaz de pronunciar palabra alguna por la reacción de su hermana Frida,   se echó a correr en búsqueda de alguna bendita televisión o alguna radio que pudiera explicarle qué demonios sucedía en la ciudad. Helen, como era de esperar, corrió tras él como tantas veces ya lo había hecho, Pero en la mente de Fox no estaban los pasos de su novia, que lo perseguían por detrás, sino lo único que se cruzaba eran diferentes escenarios propios para tal disgusto en su adolescente hermana: un atentado terrorista, el asesinato del presidente... ¡Algo! Algo tenía que estar sucediendo para que Frida estuviera tan atemorizada.

El primer lugar que se le cruzó por la cabeza visitar fue la Sala de Estudio de la Universidad de Columbia, lleno de mesas grupales e individuales, pequeñas bibliotecas y una gran pantalla de incontables pulgadas, donde pasaban las noticias del día o documentales propios de las distintas materias que se cursaban allí.

El deportista frenó en seco al ver varias personas agrupadas frente al televisor con muecas de horror y él, juntando fuerzas dentro de aquel miedo que sentía, se acercó a la pantalla. Si es que su corazón se lo permitía, podría sentir un poco más de espanto con lo que acontecía.

"Extraño virus expandido por la ciudad", "Se sugiere a los ciudadanos quedarse en sus hogares", "Peligra la salud de los estadounidenses", "Actos de canibalismo azotan Manhattan". Citaban los titulares de las noticias, mientras que de fondo se observaban situaciones riesgosas entre los habitantes de la ciudad: autos chocando, gente llorando y sangre... Mucha sangre. Los periodistas estaban con barbijos y altamente custodiados por policías armados.

  —¡Mierda!— susurró. —Frida está en casa... Sola.— Fox le dijo a su novia. Pero la respuesta que recibió no provenía de Helen, sino de una de las chicas que se encontraba en aquel grupo de televidentes: Meda Feinster.

— ¿Frida?... ¡Fox, santos cielos! Hay que ir a buscarla.— exclamó, apartando algunos jóvenes de la multitud para acercarse a él.




Ahora, los dos hermanos Feinster y Helen se encontraban huyendo de aquella enorme Universidad, doblando en los pasillos, hundiéndose en sus inmensidades... Con un solo fin: poder abrirse paso entre las calles de Alto Manhattan en búsqueda de su hermana menor, Frida.

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⏰ Last updated: Jul 27, 2018 ⏰

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