Alonso era un chico muy solitario, un chico invisible delante de todos. No lo molestaban e incluso nadie sabia como se llamaba, sus padres lo abandonaron por ahí a sus 16 años, pero Alonso recibía dinero de ellos, ¿extraño no?
Así que no se molestaba en ir por ese dinero, se consiguió un trabajo para tener algo propio, que se ganara con sus sudor, una cafetería sería algo suficiente.
Realmente no hablaba a nadie de sus vecinos, ni de su escuela, un estudiante de excelencia, solitario -sobra decir- y con un conejo al que llamó Galleta.
[…]
Jos era ese otro chico que tiene una vida de popular que ignora demasiado, y es popular por siempre hacer el ridículo es tan popular que hasta hay memes, e incluso una página web dedicada a él.
Gusta de cierto chico bajito, para él es el centro del universo, es tan perfecto, pero ni una pizca de valor tiene para confesarse.
Cada día lo observa, la casa de Alonso está frente suyo, tiene una lindisima sonrisa, esos lentes que hacen dar un toque de ternura que no puede ver en nadie más, lastima que el menor no se interese en él.
Realmente las cosas pasan por algo, todas las almas se destinan para estar juntas.
Un día en que lo que todo puede pasar, llegó, el día en que Alonso expuso y se le escapó el decir que cierto día había obtenido un conejito, el día de su cumpleaños... 28 de julio. Eso era en... 1... 3... 4... ¡4 días! Y Jos no esperó más tiempo para anotar su cumpleaños en su agenda.
Alonso miró a aquel chico que escribió algo en su libreta, supuso que habría dicho algo importante como para anotarlo, cosa que le alegró un poco. Pero el chico le parecía conocido... Su cara... ¡Ah! ¡Que pena! ¡Es Jos! El chico que le gusta... El sonrojo de Alonso fue tan fuerte, que el profesor preguntó por su estado de salud, y no quedó otra más que seguir con su exposición.
[…]
Tan ansiado día del cumpleaños de Alonso llegó, lo que hizo que Jos se levantara feliz y siendo sábado, fue a comprar ingredientes para hacer unos lindos cupcakes si había algo en que Jos fuera perfecto era para la cocina.
No era difícil adivinar que a Alonso le gustaban los conejos, el sabor fresa y el color verde.
Puso manos a la obra creando los cupcakes, dando un fabuloso resultado.
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Tocó el timbre un par de veces y estaba considerando algunas opciones, unas de ellas era...
A) dejar los cupcakes en su puerta e irse corriendo como tiro al blanco.
B) Felicitarlo de cara aunque tenga una cara de miedo y nervios.
C) Rayos... Alonso ya abrió la puerta cuando quiso pensar en otra opción.
