Otra estrella para el cielo

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El miedo inundaba todo su cuerpo, su mirada buscaba de manera esperanzada pero a la vez desesperada a alguien que pudiera ayudarla pero lo único que veía era ese lugar ya tan conocido para ella, totalmente solitario, como de costumbre.

Llevaba un cuarto de hora recorriendo las tenebrosas calles pero lo único que pudo percibir fue el olvido, la tristeza y principalmente el pavor; la localidad de Golinjak no era ni más ni menos que una villa solitaria cuyas casas daban la impresión de estar abandonadas debido a las láminas que cubrían minuciosamente sus puertas, ventanas y cualquier tipo de ingreso a las viviendas, en un vano intento de protegerse del mayor psicópata de la localidad "Colín Gruenewald" conocido por sus demoniacas torturas o como el solía llamarlas "juicios oscuros".

Seyda despertó de golpe al sentir un gran peso sobre su cuerpo al igual que en el sueño el miedo inundó su cuerpo, pero la gran diferencia era que el sueño tenía un aura de misterio en el que reinaba lo incierto dando un poco de esperanza a Seyda, pero en la cruel realidad su destino estaba escrito. Estaba destinada a pasar toda su vida en aquel lugar que se hacía pasar por "orfanato" pero que en realidad era el mismísimo infierno, pues desde que Seyda a sus dos años de edad entro a aquel lugar su vida se basó en abusos, comenzando por los maltratos físicos hasta llegar a los abusos sexuales que eran los más constantes. A pesar de poner resistencia Maître, el director de aquel mugriento orfanato siempre terminaba cumpliendo su propósito y esta noche no sería diferente...

Seyda a sus 17 años había sido abusada miles de veces. Los primeros años Seyda ponía resistencia pero lo único que conseguía eran golpes provenientes de Maître ocasionando que Seyda terminara con un dolor físico insoportable y el alma desgarrada al ser consciente de que día tras día iba perdiendo de a poco su inocencia y su esencia.

Con el pasar de los años Seyda dejo de poner resistencia, simplemente fingía indiferencia aunque por dentro la estuviese consumiendo el miedo y las ganas de llorar, pues nunca se acostumbraría al estridente sonido de esa puerta oxidada que le anunciaba que nuevamente sería utilizada como un trapo viejo; Pero es que ¿quién se acostumbraría a aquella complicada situación? les puedo asegurar que nadie.

¿Qué harías si fueras tú la que estuviese condenada a esa vida? Seguramente no sabrás la respuesta hasta que deje de ser un "Qué harías" y se convierta en un "Qué harás". Pero bueno dejare de hacer tantas preguntas basadas en hipótesis. Esta es la historia de Seyda y al igual que la historia de cada uno de nosotros es única, lo que la vuelve especial, aunque existan muchas similares.

Dos semanas después de la noche de la pesadilla todo transcurría con "normalidad" pues nadie podía percibir el asqueante olor a muerte que advertía el futuro delirante que tendría el orfanato prontamente.