¡Momentos con Kedamono!

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Si Kedamono fuera tu Novio, probablemente sería un extraño (pero entrañable) príncipe azul o al menos, el intento desesperado de parecerse a uno. No lo malentiendas, Kedamono es un hombre-lobo que posee el alma de un anfitrión, las expectativas de un visionario de carácter excéntrico más los gustos dignos de la expresión "poner el listón en lo más alto". Por supuesto, esto no era malo, de hecho, esas extravagantes características que envolvían su personalidad fueron las que más llamaron tu atención desde un principio -además de su rara mascara Noh y su peculiar sentido de la moda- y tal vez, esos eran los problema que de tanto en tanto, le causaban severos episodios de estrés y ansiedad. Todo a causa de su impulsivo perfeccionismo que a veces, ni siquiera conocía limites. Un perfeccionismo que lo incentivaba a ser el mejor sin importar el costo o cuanto tuviera que sacrificar de si mismo, por ejemplo: dando lo mejor de sí en sus actos, nunca se detenía hasta que él mismo pudiera comprobar que estaban realmente "terminados", cuando eso pasaba, más adelante solía quejarse del insufrible dolor de haber practicado por horas, días e incluso semanas. Siempre intentaba dar lo mejor de su "persona" a pesar de que alguna situación le jugara una mala pesada y él, siendo tan terco, prefería seguir sonriendo (a la fuerza) para no desembocar en una "mala actitud", la cual ocasionaría horribles distracciones emocionales. Entre otras situaciones que de igual manera le perjudicaban.

Desde su perspectiva, ningún regalo estaba a la altura. Tu altura. Él buscaba "El gran regalo". Algo que pudiera hacerte sobresaltar de la emoción. Abrir los ojos debido a la gran conmoción. Expresar todas esas emociones a flor de piel. Quería sorprenderte, quería hacerte alucinar con algo inesperado...no obstante, era imposible. Ambos estaban atrapados en la nada, en un aburrido y casi desolado desierto. Lo únicas cosas que podía usar a su favor eran algunos materiales de arte e ingredientes para cocinar; no era malo del todo a decir verdad, podía llegar a lucirse si se empeñaba bastante. Sabía cocinar, desde platos sencillos hasta unos que requerían más dedicación. Habilidades culinarias sobresalientes como diría su madre. Desgraciadamente, nunca pudo lograr desenvolverse en el ámbito del arte -a diferencia de ti-, era un completo ignorante.

No era de esperar que el pobre comenzara un tortuoso y horrible descenso hacia su infierno personal y cuando eso sucedía, solías pasar tiempo de calidad con él. Se apartaban de todo y de todos (en especial de Popee, él que más fastidiaba la existencia de Kedamono). Se sentaban en el suelo e inician una especie de charla la cual se centraba en hablar de sus inconformidades. Todo con tal de acercarse a lo más importante y especial, su relación y como esta solo debía ser sostenida por el amor, los sentimientos puros y las emociones más románticas.

♥︎Popee the Perfomer/Reader!Lectora femenina♥︎ [Popee The Perfomer]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora