Let Me Try

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Conoció al castaño en un bar al que solía asistir. Siempre intentaba rebajar las tensiones que se acumulaban en su cuerpo. Era consciente de ser una persona temperamental, y sabía que si acumulaba demasiado estrés acabaría explotando ante sus más amados clientes.

     Y un día se dio cuenta, no por alguna razón concreta, más bien por estar distraído. Por la casualidad. Por decidir observar a su alrededor en vez de pensar en la reunión que había tenido aquella mañana, y creer que lo mejor sería contemplar el ambiente. Mirar a través de la cristalera, observar otros clientes, lo empleados, la gente ir y venir...

     Y ahí entraba él. La persona más atractiva que había visto en toda su vida. Pensó estar alucinando la primera vez que observó su figura entrar en el bar.

     Un hombre alto, rondando el uno ochenta, vestido con una camisa y chaleco, con pantalones de vestir a juego. Espalda y hombros anchos, cintura pequeña, piernas largas, pelo castaño, como las perlas de sus ojos. Unas facciones perfectas y simétricas y unos labios rosados y gordos.

     Pensó que hasta las mujeres debían envidiar un hombre así. Era un total prototipo de hombre físicamente.

      Decidió acercarse a él la tercera semana, cansado de ser víctima  de una tensión sexual unilateral. Necesitaba oler su aroma, observar su piel de cerca y escuchar su voz.

     Se sentó junto a él en la barra, algo poco sutil. Y le observó unos segundos mientras el más alto pedía un vaso de whisky.

     Yoongi no apartó sus ojos del hombre modelo, mucho menos cuando este notó sus ojos en su perfil y lo miró de vuelta.

     Su mirada le robó el aliento, y contemplar aquellas perfectas facciones volvieron su corazón una máquina de ritmos.

     Su rostro era sin dudas divino. Sus mejillas ligeramente coloradas, y su mandíbula no era cuadrada ni prominente, proporcionándole delicadeza a su imagen. Sus ojos no muy pequeños, volando por la figura de Yoongi.

     —¿Siempre miras fijamente a la gente hasta que les das miedo? —Soltó de repente con una pequeña sonrisa.

     Oh, por dios.

     Su voz algo nasal, a un registro perfecto, funcionando como afrodisíaco a los oídos de Yoongi. Su sonrisa brillante, curvando sus perfectos labios, haciendo aparecer una pequeña imperfección en el borde. Una pequeña línea recta en el extremo de su sonrisa abultando la mejilla sobre el labio, haciendo que este borde se escondiera.

     Dios, hasta eso era perfecto.

     —¿Te he asustado? —El azabache pudo hablar entre el ensimismamiento, pensando un momento que probablemente no se veía demasiado bien observando fijamente los labios de un desconocido a tan poca distancia y que debería parar, desechando la idea rápidamente.

     —Más bien das un poco de grima, mirándome fijamente. —Volvió a reír, observando su vaso con tres dedos del líquido marrón.

     Sus ojos se escondieron ligeramente por la expresión.

     Precioso.

     —Lo siento, solo observaba una obra de arte. —Contestó el más bajo con una sonrisa socarrona. Dios, su piel era totalmente perfecta y brillante, sin rastros de la pubertad en ella. ¿Realmente había nacido así de atractivo?

     —¿Arte? —Le echó una mirada de soslayo, divertido por los juegos del azabache. El peso de su mirada oscura aún sobre su persona, sabiendo que esos orbes negros no se despegaban ni un solo momento de él. —¿Así te ganas a la gente normalmente?

Let Me Try °°Yoonjin°° {OS} Where stories live. Discover now