Fujisaki intentó regular su respiración entre jadeos, aún sin recuperarse por completo de su último climax, su mente estaba nublada y sus ojos pesaban un poco, pero deseaba mantenerse despierto, momentos como este eran los que más atesoraba.
Sintió una mano cálida abrazarle a través de los hombros y acercarlo a su cuerpo, la respiración de su amante era igual de irregular, pero la calidez de su cuerpo lo reconfortaba.
Toru suspiró placenteramente ante el contacto, acomodándose mejor en el abrazo del mayor, tomó aire unos segundos y observó el torso en el que estaba recostado con adoración infinita.
La hermosa piel de Yuri estaba sonrojada, adornada de hematomas, marcas de amor.
Hechas por él.
Delineó algunas de ellas con sus dedos, apenas rozando la superficie, provocando cosquillas en su superior, quien reía suavemente, apaciguado también por el éxtasis del orgasmo.
Sus mejillas seguían sonrojadas y su cabello se sentía pegajoso, su cuerpo entero estaba bañado en saliva y otros fluidos, pero se sentía feliz.
Desde hacía un tiempo, "esto" se había vuelto rutina para ambos, cosa que jamás llegó a imaginar la primera vez que vio a su inalcanzable superior.
Sin embargo, junto con esa felicidad, había comenzado a crecer también una potente inquietud que ya no podía seguir escondiendo.
Se acomodó con cuidado sobre él, recostandose en su pecho y acumulando toda la confianza que poseía. Deslizando sus dígitos a través de aquella cálida piel para llamar su atención, intentando mirarle a los ojos a través de las gafas.
Aclaró su garganta disimuladamente y se preparó para hablar.
—Yuri-kun, sé que eres mucho más inteligente de lo que los demás creen.— Comenzó con cuidado, de forma tímida.
—Hmmhú— Afirmó el peli rosado babeando un consolador con alegría, cosa extraña, ya que jamás los habían usado entre ellos, probablemente sólo le gustaba tenerlos cerca por si se ponía nervioso.
—¿De donde haz sacado e-? No importa. Sólo quería preguntar... ¿Alguna vez haz pensado en dejar esta vida atrás? ¿Sólo enamorarte de una persona?— Los ojos verdes del menor le evitaron de vergüenza al formular la pregunta, sus dedos cubrieron parte de su rostro, abrazando con la otra palma la almohada bajo sus cabezas.
El mayor quitó el artefacto de su boca lentamente, dejando ir un hilo de saliva junto a el, mirándolo curioso.
—Como...Ya sabes, ¿Decidirte por un vibrador solamente?— Finalizó con una sonrisa llena de ansiedad, apuntando el objeto descartado, ocultando su rostro de vergüenza en el cuello del superior.
Los ojos de Yuri brillaron al sentir sus erráticos latidos del menor contra su propia piel, su boca pareció tensarse y luego sonreír ligeramente de una manera que el joven acosador no pudo interpretar.
—No te estoy juzgando— Murmuró con ansiedad, agitando sus manos como defendiéndose.— T-te amo. Aún si mis sentimientos jamás te alcanzan, aún si jamás te gusto. Te amo y soy feliz tan sólo estando a tu lado.—Susurró temblando aún en sus brazos. —Sólo...Quería saber si...—
Los ojos del menor evitaron a Yuri, quien pareció desconcertado ante la inseguridad del muchacho y el dolor en su voz.
Un puchero de tristeza se formó en sus labios, debía cambiar la situación rápido.
—Waah ¡Hablas mucho! ¡Mucho mucho mucho!— Murmuró el pelirosado con una leve pataleta, abrazando al chico por la cinrura y rotando sobre su cuerpo a través del tibio colchón.
