#ERROR#

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Y ahí estaba él, con aquella rosa en mano, blanco como un lienzo sin usar.

Una sonrisa en su rostro estaba plasmada, al igual que la rosa, esta era blanca.

Todo de él lo es.

A paso lento caminaba entre las sucias calles con gente manchada de colores impuros. Él era como un ratón blanco rodeado de ratas.

Al llegar a un local, paró y entró. Con ilusión cual niño pequeño habló:

— ¿Podría ver los anillos?

Las encargadas asintieron y les mostraron todo tipo de argollas que tenían incrustadas rubís, perlas...

«Es muy guapo...» pensaron ambas, soltando suspiros morados.

Una hora voló, haciendo que él cuenta se de y eligiendo joya hermosa, la pagó y se retiró.

Blanco es pureza.

Blanco es felicidad.

Con entusiasmo miró nuevamente la pequeña caja blanca, la cual con un listón rojo rodeado estaba. La mitad de su sueldo tuvo que costar pero eso no le importaba porque feliz estaba.

Blanco es tranquilidad.

— Eres un jovencito muy amable —Había dicho aquella anciana a sus espaldas, después de haber sido ayudada por el joven.

— Gracias —Blancas palabras soltó y su camino siguió.

El blanco lo significa todo.

— Estoy demasiado nervioso... No sé que contestara...—Dijo mientras miraba aquella reja, a su destino había llegado pero todavía su objetivo no había atentado. Una exhalación e inhalación y después a paso rápido emprendió cruzando y saludando automáticamente al gris cuidador, quien extrañado lo ve pero sigue en su labor.

— Este chico perdió sus tornillos...

Blanco...

Color con el que todos sueñan ser teñidos. Pero muy pocos son los elegidos.

— ¡Hola Lorena! —Saludó mientras su cabeza baja estaba— ¡Oh! ¿Esta flor? —Muestra sonriente la rosa de su color y la extendió— Es para ti, mi hermosa dama —Se sentó y dejó la flor, siguió hablando mientras el viento soplaba e invitaba a las marchitas hojas y pétalos del lugar, a observar la escena teñida de blanca y azul.

¿Pero sabes por qué pocos son blancos?

¿Y porque sin pensar todos la desean?

— Lorena... H-he... querido preguntarte algo desde hace meses... —Su labio mordió y de rojo su cara se tiñó, el corazón del joven hombre activarse pareció. Al mismo tiempo en que con nerviosismo, torpeza y determinación sacaba la caja, abriéndola mientras la ponía enfrente de él, descubriendo que dentro de esta, un hermoso anillo incrustado en esta un corazón de diamante.

— ¿Te gustaría casarte conmigo? —Sacó con cuidado la argolla y lo extendió.

El blanco es un velo...

Un velo que nos cubre de una vil y cruel realidad.

Dejo suspendida su mano unos segundos y después la puso en el suelo, al lado de la blanca rosa que se encontraba frente a aquella lapida de dura piedra.

"Lorena Bargette 1996-2017" era lo que decía.

El joven hombre guardo silencio unos segundos y su sonrisa se agrandó al mismo tiempo que lágrimas de sus mejillas caían.

— ¿Eso es un sí?

Ocultándole con una blanca mentira.

Blanco amorWhere stories live. Discover now