Mejores Amigas

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Rocío, escondida debajo del refugio que le brindaban sus sabanas y acolchado, miro al techo, suspirando cansada, estresada y dolida. Las luces estaban apagadas y eran quizás las 12 de la noche, con lo cual la oscuridad era absoluta salvo por el consuelo de esas viejas estrellas fluorescentes que había pegado por impulso en el techo cuando tenía 7 con ayuda de sus viejos. El silencio del cuarto era ensordecedor, pero la quietud le permitió notar como poco a poco su respiración se volvía más agitada, hasta estar casi hiperventilando.

Enterró sus manos en su pelo (Recientemente cortado de forma que la hacía "parecer un pibe muy afeminado" según su mamá) y tiro un poco de él, soltando un suspiro tembloroso y sintiendo como sus ojos ya ardían de las lágrimas que se negaban a caer.

Lo odiaba. Odiaba sentirse así. No tiene ningún derecho a ponerse mal, no es como si lo que paso fuese alguna sorpresa para ella, es decir, tomando en cuenta que Fiona es su mejor amiga, ella ya se lo veía venir, pero aun así-

-Sonreí la concha de tu hermana- Se dijo a sí misma, voz tan baja que parecía un gruñido mientras frotaba con rabia sus ojos, tratando de deshacerse de las lágrimas- Por sobre todas las cosas, ella está feliz, esa es la prioridad, no te ATREVAS a llorar.- Hablo con la voz temblando de dolor y rabia, sintiendo impotencia al ver como las lágrimas no paraban de caer. Ella soltó un quejido, un sonido tan dolorido que podría confundirse con el grito ahogado de las almas del purgatorio, y se dio vuelta, enterrando su cabeza en la almohada.

Rocío se sentía como una completa y absoluta basura. ¿Qué clase de mejor amiga era ella, si lloraba porque Fiona ahora tenía novio?.

Su mundo se había venido abajo exactamente a las 9:35 de esa mañana, cuando una vez en el recreo, Fiona le había contado de como el chico que le gustaba se le declaro, de cómo se habían dado un fuerte abrazo y unos cuantos besos (Que Fiona describió con mucho detalle, cosa que logro pisotear un poco más el alma de Rocío, si es que eso era posible), de como ella estaba inmensamente feliz porque ahora tenía novio (Su primero, le había aclarado a Rocío entre risitas de alegría) y como había descripto al pibe como "El chico perfecto, te lo juro. ¡Es igual a vos pero en pibe! ¡Lo amo!".

En ese momento Rocío había sonreído, abrazado a su mejor amiga (Esas palabras nunca le habían sabido tan amargas), la había felicitado y le había prestado la oreja, dejando a Fiona ser feliz contándole todo lo que pudiera sobre este chico, disfrutando de la calma que le brindaba la voz de su amiga, temblando levemente de la alegría y amando la sonrisa brillante que parecía pegada a la cara de Fiona y como sus manos se movían para todos lados, poniendo más énfasis a su historia, Rocío había mostrado una sonrisa pequeña, pero genuina. Una sonrisa que se extendía hasta sus ojos provocando que estos desbordaran de amor hacia su...

Hacia su mejor amiga.

Otro sollozo ahogado retumbo en el silencio sepulcral del cuarto.

En ese momento, es verdad, Rocío había sonreído genuinamente feliz de ver a Fiona tan puramente alegre. Pero eso no quitaba que las palabras de su amiga, que la descripción del pibe, le hubiesen caído a Rocío como una patada en el estómago. Eso no quitaba que ahora que estaba sola su máscara se había caído.

No le dolía tanto el hecho en sí, Rocío daría lo que fuera por ver a Fiona feliz, y si lo que eso requería era un novio, entonces ella estaba más que dispuesta a seguir suspirando de amor en los costados, porque de solo haber sido que Fiona hubiese conseguido un novio, Rocío habría conservado la, si somos sinceros, egoísta esperanza de que, en algún futuro lejano, quizás podría confesar sus sentimientos. En algún futuro lejano luego de que Fiona hubiese cortado. En algún fantasioso futuro lejano donde quizás sus sentimientos tuviesen aunque sea la más minina de las posibilidades de ser mutuos.

Pero bueno. Esa esperanza ahora estaba muerta y enterrada 20 metros bajo tierra.

"Es igual a vos, pero en pibe", Fiona había dicho. Palabras simples y cortas, pero el significado que cargaban se había dedicado a bailar un alegre malambo sobre el corazón de Rocío.

"En pibe" Fiona había dicho sonriendo.

Pibe. Un chico. A Fiona le gustaban los chicos y Rocío, pese a todo el amor que guardaba por su increíble amiga, no era uno.

Mejores AmigasWhere stories live. Discover now