Nacidos del misterio, ocultos en tinieblas... ¿Quién crees que se ha metido en problemas?
No recordaba la última vez que algún lugar me había maravillado.
Pero eso cambió ese instante, cuando Tauren, con una seriedad imperturbable que realmente ocultaba seguramente una sonrisa bajo esa máscara de frialdad repentina, chasqueó los ojos y diversas antorchas se encendieron bajo su luz azulada.
Silbé, aun sin prestarle atención al resto del pasillo que se abría en lo que parecían arcos de piedra. El viento soplaba en una canción antigua de poder, así que seguramente la vista sería grandiosamente alta y peligrosa.
—Gran truco—aplaudí, ganándome su silencio.
No conocía mucho al Dranor, pero podía jurar una risita estuvo a punto de escapar de sus labios ante la sombra que cubrió su rostro. Parte del cabello lo tenía recogido, pero brillaba más que cualquiera con sus líneas plateadas. ¿Qué acondicionador usaba? No tenía ni idea pero quería el dato.
— ¿A dónde vamos? —Era la cuarta vez que lo preguntaba, sin embargo, él seguía sin responder. Solo pasábamos escalones, pasillos y puertas completamente cerradas. Solté un bufido—. Si buscas darme una lección para que no vuelva a entrar aquí, lo entiendo, ya lo capté, seré la reflejo que todos quieren que sea.
Con la chispa azulada sobrevolando entre las paredes de piedra, un resoplido helado del invierno rellenando los orificios para iluminar cada espacio, Tauren me miró por encima del hombro, sin detenerse, solo abriendo puertas. Pero escuché su voz, ronca y segura:
—No deberías ser lo que otros quieren que seas.
—Es cierto—asentí, observando fijamente la escarcha de luz que se abría paso al igual que nosotros, encapsulando el aroma del bosque y la misma lluvia—, pero a veces debo pretender ser lo que piensan que soy también...
Tauren resopló, por lo que caminé hasta él para estar a su altura. Una mirada oscura e imprecisa.
—Hace parte de la supervivencia para ti, solo no olvides quién eres.
Quise decirle que hacía mucho tiempo lo había olvidado y solo mis pesadillas traían consigo cada recuerdo del pasado para atacarme y decirme que seguía siendo la misma. Sin embargo, me callé al instante en el que ambos quedamos frente a un manto, donde la brisa parecía golpear con mayor fuerza y el murmullo del bosque se hacía presente. Inspiré hondo.
El Dranor hizo del manto de terciopelo un puño y abrió el arco de piedra, dejando a la vista riquezas guardadas en cofres, pinturas donde todo se movía, incluso los animales adormecidos respirando con lentitud, joyas, y en el centro... algo cubierto.
Di unos cuantos pasos, consciente de que no debía tocar nada. Podían tener algún encantamiento donde perdías las partes de tu cuerpo o las bestias en las pinturas te tragarían entero sin la posibilidad de escapar. El tiempo como ladrona me sirvió demasiado, aunque no quisiera admitirlo en voz alta.
— ¿Qué es este lugar?
Tauren chasqueó nuevamente los dedos, abriendo las cortinas que dejaron a la vista un misterioso abismo donde era probable que un río te esperase al final, si es que seguías vivo entre los golpes de las ramas que se extendían como brazos del infierno. Desde los salones y las habitaciones no teníamos estas vistas... puede que para salvarnos o proteger lo que fuera que habitara en esa recóndita oscuridad bordeada por tinieblas blancas.
—Toda esta torre está repleta de tesoros. El castillo le perteneció a una reflejo importante antes de que lo tomaran los Kuznetzov—explicó él, aunque eso ya lo sabía—. Como desapareció hace años, muchas de sus cosas quedaron aquí y prefirieron no tocar nada por seguridad...

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DETRÁS DEL REFLEJO [✔ #4]
ParanormalCUARTO LIBRO DE LA SAGA #4 «Soy el reflejo de miles de espejos rotos. » La escuela de reflejo ha abierto sus puertas, tanto para los seres de tinieblas, como para diversas Driagnas y Dranor que esperan aprender a controlar sus poderes y ansias de co...