Morning Grace

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"Hace mucho, mucho tiempo, un caballero inútil conoció a un pequeño y torpe pato, el caballero avergonzado por su destino, ya que nunca podría proteger a nadie se vio sumido en un trágico deseo al conocer al príncipe de esta historia, el verdadero héroe, pero este héroe había perdido su corazón, para acabar con el mal que en forma de cuervo aterrorizo la paz lo sello destruyendo su propio corazón el cual se dispersó en pequeños fragmentos por todo el poblado; al saber su trágica historia no pudo evitar desear; «—Quiero protegerle al menos a él»"

"Pero el caballero desconocía que dentro del pueblo donde habitaban, se encontraba sumido por una terrible maldición, dentro de la torre del reloj una inmensa maquina escribía una historia sin final, repitiéndose una y otra vez en busca del más trágico desenlace, Drööselmeyer quien a pesar de haber muerto hace tanto tiempo condenaba al pueblo donde alguna vez habito a una triste realidad, estar envuelta por siempre entre la fantasía y el dolor."

"Su mundo el cual se encontraba sumergido entre la fantasía diurna era totalmente diferente a otros, ahí; dentro de las murallas del antiguo reino, cocodrilos practicaban ballet, hasta un gato era el profesor de danza, los animales como humanos caminaban en dos pies y hablaban entre sí, conviviendo entre sí mientras la historia seguía su curso sin saber."

"Y sin saberlo la historia se repetía una y otra vez al no encontrar un final decente, hasta que cansado Drossermeyer trajo a ella a un extraño personaje; un colorido pato, el cual al igual que el joven caballero se había maravillado por el joven príncipe, deseando ayudarle le fue otorgado la magia suficiente para ser un humano y recuperar los fragmentos de su corazón, sin embargo la tarea no fue fácil, pelea tras pelea, la pequeña pata comprendió el sentir de cada uno de los corazones que conoció, hasta que un día ambos se conocieron..."

—¿Y bien te gusta? —preguntó el joven de caballera negra, como de costumbre lo llevaba atado en una coleta, la pequeña pata le regalo un par de graznidos mientras movía la cabeza de arriba abajo, sus ojitos azulinos brillaron ante su voz y ella quiso decir algo, pero solo era un simple pato— Sé que aún me falta un largo trecho para poder escribir como "él", pero al menos ya no me cuesta tomar las hojas y la pluma con la tinta —se burló, la pequeña pata aleteo sus alas y nuevamente graznó, esta vez parecía un tanto molesta— Vamos no te enojes Ahiru —le sonrió y en ese instante en el corazón de la pata un vuelco se estacionó mientras el sonrojo se esparció por sus mejillas, mentalmente pronunció su nombre y tal vez, solo tal vez fue su imaginación, pero él pudo escuchar la voz que creyó haber perdido al llamarle por su nombre; «Fakir»

Fakir sacudió su cabeza, debía ser una broma de subconsciente, después de todo aun no tenía el poder suficiente como el de Drööselmeyer para poder cambiar la realidad a placer como alguna vez lo hizo, es más una parte de sí mismo le aterraba tenerlo, no quería volverse una amenaza como alguna vez se le llamo a él y sus difuntos padres. Pero Fakir ya no era el mismo chico de antes, asustado a tal punto de esconderse detrás de una armadura de hierro donde no permitía ver a nadie quien realmente era, y todo gracias a esa pequeña patita que le veía con curiosidad, sus ojos cual luceros brillaban llenándolo de un sentimiento extraño que le seguía ocasionado una inmensa nostalgia.

Ambos se habían conocido de la peor forma, y a pesar de que ambos habían querido salvar a la misma persona solo ella le había devuelto la libertad a Mythos y al pueblo donde los tres vivían, un simple pato que nunca debió de estar en la historia, un patito amarillo que bailaba muy mal ballet, recordando sus inicios en la academia y como moría de terror cuando el profesor le amenazaba con que si seguía así se casaría con ella. En sus labios se dibujó una pequeña sonría hasta que no pudo evitar soltar la estridente risa que trató de ocultar al llevarse la mano cerca de sus labios.

Morning GraceWhere stories live. Discover now