the sky shines more; it's because the sun is jealous

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a mi mejor amiga por ser quien ha estado siempre, a pesar del tiempo y porque me he puesto maricona y si sigo escribiendo seguro y termino llorando. 
y a todos aquellos que ven a una persona como su mayor inspiración (en mi caso Louis) y desean que el mundo los adore tanto como uno.

esperando que adoren este pequeño fragmento al igual que yo, les deseo una buena vida.  

...

El Sol bosteza y, junto con él, sus pestañas revolotean sobre sus pómulos. El cielo se percibe limpio, claro, con tonos de azul con aroma a libertad y nubes de delicioso algodón blanco.

Lo que podría llamarse su habitación se percibe fría, olvidada. El piso y el techo de madera crujen al recibir los primeros besos de los rayos del Sol, contrarrestando el frío del amanecer y el sereno en las flores.

A lo lejos, una parvada emprende el vuelo sin ser conscientes de que en el camino, sino es ahora o hasta llegar a su destino, que perderán aves y éstas se sustituirán con nuevos integrantes de su familia. Es así como funciona el mundo.

Unos llegan, otros se van.

Feliz cumpleaños, pequeño Lou. Sí, hoy será un buen día.

Piensa él antes de recibir al Sol en su máximo esplendor.

El arte que el ojo humano no está preparado para ver es el que se muestra en estos momentos, el arte del que nunca nadie podrá ser digno y decir fui bendecido con ello. Porque es arte y nadie ha podido verlo.

Aún.

El Sol se muestra celoso, y lo comprendemos. Nosotros, quienes miramos desde el cielo, observamos lo que él con tanto recelo (y sin que nadie se entere porque es un secreto que ni él mismo gusta de saber) guarda en su memoria. Porque luego de el Sol, la estrella más grande y brillante que existe posee el nombre de Louis Tomlinson.

Observamos que los toques suaves de sus rayos se incrustan en su dermis, haciendo lucir tonos rosas y dorados, su piel fundiéndose en oro y cubriendo como un manto el colchón debajo de él. El sereno ha decidido invadir sus clavículas y su torso (hasta su barriguita) y lo ha proclamado como su lugar favorito, las flores han quedado a un lado. Una cortina preciosa, negra y rizada se extiende por sus párpados y se estrella como una ola de mar salado sobre sus pómulos. Pómulos filosos como las rocas de la orilla, la terracería en su nariz que le provoca un estornudo mañanero y el pétalo de una rosa viviente y naciente en sus labios delgados. Lo cubre una sábana blanca, polvos de estrella cayendo en su cuerpo desde lo alto, las perlas de sus dientes brillando por detrás de la piel de su boca.

Los destellos de la luz provocan un remolino en su cabeza, el pelo con hilos de oro recorriendo la longitud de las hebras castañas. Una constelación, justo a lado de la Luna (porque si es del Sol se queman) ha decidido nacer, justo detrás de su espalda en el centro de su omóplato adoptó la forma de pequeños lunares, y no es hasta que se da vuelta, que nos permite observar su desnudez. Su espalda es testigo de los hoyuelos de venus que se arremolinan justo en la curvatura de la redondez de su trasero. Da vuelta una vez más y entonces todo se queda en nuestra mente, un miembro viril siendo atacado por el despertar mañanero, un par de muslos regordetes envueltos entre las deliciosas telas blancas pero contrastando en las noches con la luz Luna (quien también se encuentra celosa, y no es para menos), los dedos de los pies encogiéndose ante el estiramiento que le provoca un placer irreconocible en el cuerpo.

Ahora sabemos lo mucho que al Sol le duele ser eclipsado por una estrella más grande que él, y sólo oramos para poder llegar todos los días al amanecer y observar la obra de arte que han creado sólo para nosotros (y el Sol).

I GRAB THE SUN AND THROW IT | O.S.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora