Leyendo Magisterium en Hogwarts

I

Rose Stewart y Violet Fannigan estaban junto a sus mejores amigos; Harry Potter, Hermione Granger y Ron Weasley. Los cinco estaban comiendo. Era inicio del año y las dudas sobre el mencionado torneo de los tres magos iban y venían.

Rose les hablaba, con voz molesta.

―Violet y yo no tenemos nada ―les decía, defendiéndose de las acusaciones de Ron. 

―¡Pasan todo el tiempo juntas! ―exclamó Ron, y por esta vez, fue apoyado por Harry y Hermione.

―¡Ustedes también..., y no decimos que están en un trío amoroso! ―les devolvió Violet, igual de molesta que Rose. Estaban acusando a ambas, era obvio que igual se defendería.

De repente, una caja apareció y cayó sobre el regazo de Dumbledore. Luego de una charla, decidieron leer los libros.

Dumbledore se aclaró la garganta, causando que todo el comedor se silenciara.

―La prueba de Hierro. ─Ni él entendía de que se trataría aquel libro.

―¡¿Qué?! ―exclamó Rose―. ¡No podemos leer eso! ―exclamó, con una nota de miedo en su voz. A Violet le dieron ganas de pegarle con una silla, podrían descubrir su secreto... Y eso era lo que menos querían. 

―¿Por qué? ―preguntó McGonagall. Desde hace tiempo que sospechaba de sus dos alumnas, siempre actuaban un poco raro. Además, ambas habían llegado ese año y parecían tener muchos secretos. Tal vez demasiados. Al fin se descubrirían.

Rose se quedó cayada, sin saber que decir, y le hizo señas a Dumbledore para que siguiera leyendo.

―Prólogo.