Ocelos de mil colores

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Yôḥuānn dormitaba pacifico soñando en aquellas auroras que habían sido testigo del gran amor que sintió al mirar por primera vez a su amada Calina, lo que ignoraba era que dentro de sus bellos ojos un nuevo mundo de lucidas líneas luchaban por reinar al despertar desde entonces.

Sin que él lo advirtiera, al abrir los ojos en el fúlgido amanecer, los primeros destellos anunciaron la batalla que él ignoraba, esa que ocurría a diario en los territorios de Blanco Plata, lugar que posee el trono de la Iris, ese que pelean todos y que nadie gana. Ahí, impecable como siempre se presentó al encuentro el gran Ocelo Azul, quien posaba empoderado mientras sus brillantes ondas celestes, Turquesa y Lapislázuli, danzaban prominentes incitando a la guerra —¡Soy el vencedor, venid a medirse, venid a morir!— gritó extasiado y presumido mientras lanzaba una mirada a sus vasallos. En sus filas marchaban la bella Violeta, el valiente Gris y el temerario Negro.

    Del otro lado del terreno, arropado de gloria apareció el inquebrantableOcelo Verde, tan seguro como hermoso —Debéis estar dilatado, cientos como túhan venido a jurar lo mismo a diario ¿Sabéis dónde yacen ahora?, en el olvido,venid a medirte, os daré un poco de ello— contestó al momento que sonreía a sushijos, Jade y Esmeralda, guerreros natosde la legendaria Geagreen. Tras ellos aparecieron la fugaz Clorita y elenervante Topacio.    

—Presumen de fuerza, valentía y dignidad, mientras Blanco Plata jura ser dueño del espacio. El caos reina en las cuencas por afirmar que son verdes o celestes, pero no... fúlgida no es la palabra mis bellísimos amigos, no si son de Ámbar, arrodillaos ante mí, arrodillaos ante nosotros—Miel, Ocre y Escarlata caminaban tras ella, la reina del dominio marrón.

—¿Ámbar decís?¿Esa insignia manchada de vergüenza? — Ocelo Azul dio un paso al frente— venid a medirte con quien os guste más— dijo despectivo—pero con gusto os recibo primero... sabéis de sobra que lo sucio no va conmigo ¡Venid aquí y rinde a vuestras tropas manchadas de arrogancia, dejad el paso a los verdaderos dueños del Blanco Plata!

La lucha era inevitable y el sol se empecinaba en segar a Yôḥuānn, nunca se había sentido con tanto miedo, la desesperación lo llevó al pánico. Su vista era borrosa y escasa — ¡CALINA! —gritó, no hubo respuesta. Adentro la tierra seguía indómita. Danzó entonces la sinfonía de odio y desprecio. Yôḥuānn se estremeció llevando sus manos al pecho, abrazando su cuerpo débil.

—¡Mostradle al mundo lo ciego que eres Lapislázuli!— exclamó con furia Escarlata. Atacó entonces a los costados ayudado de Ocre y la bella Miel. El maravilloso destello que se creó  era tan bello como el de una estrella agonizante — Hincaos ahora ante la verdadera realeza— gritó mientras destruía al campeón de Ocelo Azul. Más tardó el llanto de Turquesa en llegar que lo que le costó a Ocelo Padre vengar a su hijo, la bella Miel había desaparecido esparciendo su cálida piel por todo el lugar, Ocre tuvo una peor suerte, pedazos de él quedaron intactos en el lienzo de Blanco Plata.

Valiéndose del impacto, el hambre de gloria despertó en Esmeralda, convencida pues de darle orgullo a su padre tomó una lanza y emboscó a Ámbar, la experimentada guerrera la esquivó y con una daga terminó la energética vida de la menor del clan de Geagreen.

—¡Esmeralda! — el grito de guerra que dio Jade era desgarrador y lleno de furia,  se abalanzó ante la asesina de su hermana, pero Ámbar era demasiado rápida y sin que se diera cuenta se intercambió por la hermosísima Violeta, dejando nada de aquel bello color. Inmediatamente Gris salió furioso intentando vengar a su amada, pero en vez de matar a Jade giró su cuerpo tan veloz que Ámbar ni siquiera moverse pudo.

Reunidos ocelos de mil colores danzaron ante el destello del dolor y la rabia, Yôḥuānn temió porque su vista no llegara. Adentro la guerra seguía sin pausas. Escarlata mató a Clorita y Topacio a Turquesa, pero Blanco Plata seguía gobernando y tan solo manchas de los muertos hacían estorbo a su pureza, el iris estaba vacío y había siete Ocelos aún con vida.

—¡Rendíos ahora Verde y tendré clemencia! — exclamó Ocelo Azul.

—Esta lucha ya no es por mí, es por mi hija, ¡Rendíos ahora y solo mataré a uno de los tuyos!— contestó el hermosísimo Ocelo Verde. Al fondo Escarlata se escondía muy atento y observó el duelo entre Gris y Jade, el amante se vengó y Jade murió. Verde se lanzó rabioso pero fue Topacio quien hábilmente se transformó en Violeta y engañó a Gris para con un beso arrebatarle la vida. En la tierra del Blanco Plata un funeral de cuerpos empezaban a pintar el lugar. Sin cuartel Azul se enfrentó a Verde y en una batalla feroz, Azul cayó al suelo pero su sangre no se derramó. —¡No mancharéis este lugar con vuestra insolencia! — se repitió Verde mientras desaparecía el cuerpo, cegado por la ira descuido a su amado Topacio, quien murió a manos del último del clan Celeste. El lugar estaba en silencio y de pie permanecían solo Verde, Escarlata y Negro... miraron el lugar y después se miraron ellos.

—No puedo ver ¿Estoy soñando?—Yôḥuānn se frotaba los ojos desesperado, le dolían, le ardían y lloraban— ¡CALINA! —gritó con angustia y desesperación. La bella mujer de ojos marrones y piel aceitunada se acercó de prisa a él.

— Yôḥuānn amado mío no temáis, dejad que las lágrimas emanen, dejad que vuestros ojos vean el sol, no es real, es un sueño tormentoso, ven acá—Calina lo guió hasta su regazo.

—No... no es eso Calina, — Yôḥuānn entrecerró sus ojos, le lastimaba la luz, un pinchazo en su cabeza lo obligó gruñir, pero consiguió alzar la vista y mirar al frente, tomó a Calina con sus manos y con sus dedos acarició su sien— ¿Recuerdas las auroras que vimos cuando éramos jóvenes? —Calina Asintió— Tuve un sueño donde todas ellas luchaban, un sueño donde solo tres quedaron de pie. No vas a creerlo amada mía eran Verde, Escarlata y Negro. Había sangre, y un enorme lienzo blanco manchado. He tenido miedo, no te veía Calina.

—Tranquilo, son los colores de vuestros ojos— dijo Calina con voz tranquilizadora.

—¿Cómo lo sabéis?— preguntó Yôḥuānn.

—Me he visto en ellos cada día de mi vida, es normal que un millar de colores luchen todas las noches en vuestra mente para reinar en ellos— dijo calina sonriendo— tiene sentido porque vuestros ojos son hermosos. Un día verdes, otro grises, al alba ámbar y al ocaso jades, siempre diferentes, siempre especiales. Seguro que debe ser un privilegio luchar cualquier guerra si con la victoria gobiernan en tu mirada al menos por un instante—.

—No...— respondió con voz queda mientras acariciaba la mejilla de su esposa— luchan todas las noches para salir vencedores al alba, no para reinar, para admirar una sola cosa, lo único que le da sentido a mi vida ... luchan para ver el rostro de ti... mi bella Calina. —Yôḥuānn la miraba como aquél primer día frente a las auroras. Aquella mañana sus ojos habían sido una especie de eclipse vehemente entre el amor y el olvido. Su sueño le había recordado una sola cosa: la mirada puede tener los colores más exquisitos del mundo y aun así no siempre dice la verdad, descubrió entonces que nunca había sido suficiente decir te amo con ello, también había que decirlo con el corazón.

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