El Nuevo Infierno.

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De vuelta al círculo del infierno del que provenía, Gerión sobrevolaba el acantilado donde tomaron tierra Dante y su guía Virgilio. Al notar los gases gélidos que emanaban del Cócito sintió curiosidad y explorar que había más allá de sus dominios. Después de tanto tiempo seguía replanteándose el motivo por el que estaba encerrado como guardián de ese círculo, a fin de cuentas el gigante sólo vivía en Emitea protegiendo su ganado, cuando Heracles en una de sus labores, llegó para robárselo. Aún seguía pensando en el egoísmo que Heracles mostró y en la injusticia que supuso su propio asesinato.

Gerión sumido en sus reflexiones no era consciente de la ruta que seguía y se adentró en el Cócito, el infierno de los Gigantes.

Anteo, sin fuerzas, dentro de su prisión excavada, vislumbró entre la niebla la figura compuesta de tres cuerpos de bestia y cabeza antropomorfa, y la reconoció al instante. En ese momento recordó todo su pasado antes de ser prisionero en el infierno y rememoró su batalla con Heracles. Como todo el que estuviera preso en aquel lugar creía que su castigo era injusto. A pesar de estar debilitado por no estar en contacto con su madre, la Tierra, se las ingenió para emitir un grito ahogado en dirección a Gerión. Al ser de su sangre confiaba en él para que lo liberara del pozo en el que se encontraba. Gerión salió de su ensimismamiento y se dirigió a la fuente del sonido. Reconoció a Anteo a pesar de su deteriorada figura, esto reforzó su sentimiento de rabia ante la injusticia que se había cometido al apresarlo. En un arrebato de este sentimiento lo liberó de sus amarres, sacándolo del pozo y depositándolo en la tierra. Gerión conocía la debilidad de Anteo y mientras dejaba que se recuperara con el contacto de la Tierra, ambos compartieron su situación.

 Gerión conocía la debilidad de Anteo y mientras dejaba que se recuperara con el contacto de la Tierra, ambos compartieron su situación

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-Supe de tu asesinato a manos de Heracles- dijo Anteo- Corrí la misma suerte. Juré a Poseidón un templo hecho de cráneos humanos y mientras cumplía mi promesa, reté al semidios seguro de mi victoria, sin embargo me venció.

-Muchas son las vidas que se ha llevado el egoísmo de Heracles, algunas de las cuáles no se merecen estar aquí. Los dioses son caprichosos. Acabo incluso de ayudar en su travesía a dos humanos, sólo porque su dios lo quiso, y nosotros no podemos siquiera movernos de nuestra prisión.

-Si dos humanos hicieron un camino de ida por los círculos con algo de ayuda, dos gigantes como nosotros podríamos hacer el recorrido de vuelta, incluso con menos dificultad. También yo los he ayudado en su viaje.

Anteo incorporándose pronunció las palabras con las que dio comienzo su travesía, asegurándose que todos los gigantes lo oían, dijo:

-Hermanos, por Urano prometo que vuestra prisión no será eterna, pues junto a Gerión comienzo el viaje que desafiará a todas las defensas de estos infiernos y conseguiremos volver a la vida que nos merecemos.

Gerión que no se había dejado llevar por la pasión de la revuelta, a diferencia de Anteo, quiso planificar algo más el viaje, o bien replanteárselo.

El Nuevo InfiernoWhere stories live. Discover now