La tormenta

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¡Hola!

Antes que nada quiero avisar que el one-shot es un poco triste, porque sé que hay gente que no quiere leer cosas tristes. Aunque para saber cómo acaba tendréis que leerlo.

El one-shot está basado en la canción de La tormenta de Pastora Soler, más concretamente en la versión que cantó Noelia en OT2018. Aunque esto puede pasar muy desapercibido, he intentado plasmar la letra de la canción en el one-shot.

Esto, claramente, es ficción.


Era una noche de tormenta en Madrid. Las calles vacías, la lluvia golpeando en las ventanas, el frío colándose por debajo de la ropa.

En un hotel cualquiera de la capital se encontraba Agoney resguardado del temporal. Mirando fijamente por la ventana, observaba con detenimiento las gotas de lluvia caer sobre esta y el viento sacudiendo con fuerza las ramas de los árboles.

No podía evitar comparar mentalmente los últimos meses de su vida con aquel fenómeno meteorológico. Su vida había sido una tormenta desde la muerte de su madre. Perdió la cabeza y se perdió a sí mismo. Lanzó su vida al abismo e hizo cosas de las que se arrepiente. Se llevó por delante a toda persona que se le acercaba. Todo era caos y destrucción y no sabía cómo parar aquello. Era un niño destrozado y cabreado con el mundo, que, tan de pronto le invadía la ira y la rabia como la pena más asfixiante. El vacío que sentía en su interior era tan desgarrador que temía no volver a sentir nunca más nada. El final de los días lo conocía bien, pues no había noche que no terminase empapando su cara de lágrimas de incomprensión y anhelo.

Tuvo que tomar una decisión para poder reestablecer el rumbo de su vida y recuperar la cordura. Se encerró durante meses en su casa, con su hermana Glenda, su padre y Bambi. Dejó aparcada su pasión, sus letras y sus notas. Se alejó de la vida pública, del Twitter y el Instagram y apartó de su vida todo aquello que tuviese que ver con OT, incluido Raoul. Le dolió en medio del alma, pero tuvo que hacerlo. Habían pasado por mucho y el fallecimiento de su madre les superó a ambos, pues ninguno había sabido salvar al otro y al final se habían hecho mucho daño. Algunas veces incluso a propósito. Así que no podía seguir pidiéndole a Raoul que le esperase, no después de tantas peleas y disputas. Agoney necesitaba volver a ser el mismo de antes, el mismo Agoney del que se había enamorado Raoul, y por ello, no podía pedirle aquello, porque ni él mismo sabía si algún día lograría volver a ser el que era.

Ahora, meses después, visualizando aquel espectáculo climático, entendía que cuando uno regresa de una marcha nunca vuelve siendo el mismo, pero su esencia seguía ahí. Ahora, con las ideas claras y la cabeza en su sitio había un pensamiento que le perseguía a todas partes. Cuando cerraba los ojos, le veía; cuando todo se quedaba en el más absoluto silencio, le escuchaba; cuando salía a la calle, le buscaba; cuando se quedaba dormido, aparecía en sus sueños. Raoul se había convertido en un espectro que le acompañaba a todas partes, todos los días.

Y fue allí, recostado sobre la ventana, cuando entendió que si quieres a alguien, por muchas tormentas que haya alrededor, eso no va a cambiar.

A veinte minutos de aquel hotel, se encontraba Raoul recibiendo los aplausos de un centenar de personas en el interior del teatro Lara. A pesar de la tormenta y de ser un miércoles, había conseguido hacer "sold out" una noche más. Después de meses de frustración y desconcierto, por fin parecía que su vida empezaba a encauzarse. Cada miércoles actuaba en La Llamada consiguiendo vender todas las entradas y recibiendo un aluvión de buenas críticas, su single estaba cerca ya de salir y su mudanza a Madrid le había permitido rodearse de gente del mundillo, ir a infinitud de eventos y olvidarse de sus problemas.

La tormenta (One-Shot Ragoney)Waar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu