Anomalía Temporal

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La esfera de luz irrumpió con su brillo unos segundos, y con la misma brusquedad que apareció, se fue. El cazador se refregó los ojos y con ansiedad buscó recuperar el foco que perdió durante el viaje en el tiempo. Su vista se adecuó y logró ver la extensa planicie de dorados pastos con una delgada línea de árboles a lo lejos, un desierto de vegetación que brillaba bajo el intenso resplandor del sol, un astro millones de años más joven que continuaría iluminando la tierra futura que él conocía.

Con la mano revisó su equipamiento mientras miraba para todos lados en búsqueda de un peligro. Sin descolgar su mochila sacó la brújula y se ubicó hacia el este, según la información que tenía debía seguir ese rumbo por algunos minutos. Su nombre era Isaac, llevaba diez años como cazador temporal y está no era su excursión más compleja. La tarea era relativamente simple, buscar un Einiosaurio; un animal herbívoro que estaba herido y llevarlo al presente para un zoológico de animales extintos.

El pago se había hecho con anticipación, un beneficio que solo los cazadores más experimentados podían exigir, al igual que un seguro contra accidentes y otras cláusulas contractuales burocráticas que debían cumplirse para lograr un ambiente laboral relativamente seguro; a pesar de todas las medidas tomadas, el experimentado Isaac no se sentía del todo confiado, había algo extraño en la atmósfera en su lugar de trabajo, una sensación en el aire que lo volvía más denso, aún así, él solo pensaba que eran percepciones sin razón.

Para viajar no solo se necesitaba un cazador o explorador, se necesitaba un grupo de técnicos que lo apoyaran en la operación de toda la indumentaria, este equipo necesariamente debía permanecer contento ya que la vida del aventurero dependía de ellos, por eso mismo contratar el servicio del viaje temporal era extremadamente caro, no solo se pagaba la pericia del viajero, se pagaba la seguridad y los protocolos legales que la incursión exigía, y para un viaje de estas características se necesitaba mucho dinero.

Es cierto que las cosas con el equipo no habían estado bien del todo, su liderazgo había sido cuestionado cuando una misión encargada por una empresa multinacional se perdió, El re embolso fue la peor parte, pero la industria de viajes en el tiempo entendía que a veces se podía fallar. Esa no fue la última razón por la que lo colocaron en tela de juicio, la más compleja fue una incursión amorosa con una de sus asistentes. Isaac sabía lo que decían a sus espaldas, sabía la opinión secreta de cada uno de sus trabajadores, y a pesar de que lo consideraban un idiota, lo respetaban en cuanto se tratase de su destreza.

Isaac había estado en la época de los dinosaurios pocas veces, era uno de los viajes más caros y más difíciles de calcular. Se necesitaba una información precisa, un activo que pudiese ser extraído de su tiempo sin alterar el flujo temporal normal, para ello se estudian los fósiles recolectados por museos y coleccionistas privados según la especie que se busca, luego se estudia la causa de muerte y se eliminan aquellos usados para alimento por otros dinosaurios, ya que estorbaría el desarrollo normal del flujo tiempo. Una vez que se tiene el espécimen, se ubica el lugar geográfico y el día más próximo al suceso, la hora es imposible de calcular por razones obvias, así se envía al explorador con una proximidad relativamente cercana, pero podía estar a varios días de distancia del evento en cuestión. Isaac podía estar a varios días antes de encontrar a su presa herida, su primera prioridad era pasar desapercibido, ya que su sola presencia podía alterar el curso del futuro, la segunda era sobrevivir, para eso tenía que buscar un lugar donde esconderse y pasar desapercibido. Se encaminó hacia los lejanos arboles que divisó en la distancia cuando un destello de luz irrumpió su camino, fueron varios segundos de ceguera que cesaron de golpe dando paso a una borrosa mancha gris verdosa.

Isaac retrocedió instintivamente mientras su vista se aclaraba, con sorpresa vio cómo la imagen iba tomando forma, era un dinosaurio y no el que estaba buscando. El Baryonyx se alzó desorientado, sus piernas temblaron mientras buscaba recuperar su visión. El cazador humano se lanzó al suelo utilizando la larga y dorada vegetación como cobertura, aprovechando cada segundo que utilizase el dinosaurio carnívoro en recuperar sus sentidos. El Baryonyx agitó la cabeza y abrió su alargado hocico para destapar sus oídos, ya con la vista en su total capacidad recorrió el vasto paisaje en búsqueda de un río, al no ver ninguno se concentró para escuchar los ruidos alrededor y poder ubicar la fuente hídrica más cercana, pero sólo el viento hizo acto de presencia, sin saber dónde ir se quedó quieto esperando volver a aparecer en su hábitat natural.

Anomalía TemporalWhere stories live. Discover now