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Capítulo 1

Había visto lo que le hacían a la gente cuando los encontraban robando. Los "oficiales", más conocidos como ... , a cargo de mantener todo en orden, usando la violencia, claro; se encargaban de los castigos,

La primera vez eran azotados con un látigo, como una advertencia, pero la segunda terminaban con una bala en el cráneo. Era algo despreciable, lo hacían públicamente para causar miedo, y lo emitían en las noticias.

Me encontraba merodeando, en busca de comida, cuando vi a la gente acumulada alrededor de la pequeña plaza. Me aproximé, aunque ya sabía lo que estaba sucediendo. Empujé a algunas personas que alargaban su cuello para ver y logré llegar.

Era un hombre de no más de 40, arrodillado, con lágrimas en los ojos. Le habían arrancado la camisa para darle los azotes, pero ya tenía las cicatrices, no era su primera vez.

Una mujer y dos niñas se encontraban llorando, tratando de subir a la baja plataforma donde se encontraba el hombre y el verdugo, un ... . La mujer gritaba que lo dejasen ir, y la que parecía la niña más grande solo chillaba la palabra "papi" mientras a la más pequeña. Eran su familia, y lo estaban por ver morir

--¡Miren todos! Este animal ha osado de robar, no una, ¡si no dos veces!—El ... , los "oficiales" a cargo de mantener el orden, arrojó al suelo una bolsa con lo que había robado. Pan.

Su esposa se desesperó aún más al ver porqué se encontraba allí. El hombre había robado comida. Me entristeció ver que moriría por tratar de alimentar a su familia, pero también me llenó de ira.

–Que les sirva de ejemplo--