Uno • Grottesco

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—Buongiorno [Buen día]—saluda a los trabajadores y sirvientas en cuanto entra con maletas en mano.

—Ya no estamos en Italia, Marta—la riñe su jefa—. Aquí nadie habla Italiano. Te recomiendo que comiences a aprender mejor el español.

—Lo siento, costumbre—se disculpa, soltando las maletas que había sacado del auto—. Voy a necesitar  libros.

—¡Tonterías! Le diré a Roger que te enseñe—exclama mirando sorprendida el gigantesco lugar—. Hablando del señor problemas, ¿Dónde está?

Marta se gira, buscándolo con la mirada, pero ellas y los sirvientes son las únicas allí.

—Juro que vi al bambino saliendo de la carroza...

—Bueno, ubícalo antes de que pueda hacer de las suyas—demanda, suspirando agotada por las largas horas de viaje.

Marta asiente y sale en busca del rubio, el cual se encuentra sentado bajo un enorme árbol que se encuentra en el jardín delantero.

—Roger, tua madre ti sta chiamando! [¡Roger, tu mamá te está llamando!]—le grita, haciendo que levante la fría mirada de su libro.

Se levanta y entra a regaña dientes.

—Cosa? [¿Qué?]—pregunta en cuanto entra en el campo de visión de su madre.

—Será mejor que vayas a desempacar, tu padre vendrá por la noche—se levanta dándole un apretón en el hombro y desapareciendo por una de las muchas puertas de la casa.

—¿Desempacarías por mi?—mira a la mujer con súplica.

—Non...ella te dijo a ti no yo.

—¿Y si te hago un favor como la otra vez?—pregunta, batiendo sus largas pestañas.

—Dio, perché mi stai facendo questo? [Dios, ¿por qué me haces esto?].
—Puedo convencer a papá para que te suba el sueldo, y lo sabes—se cruza de brazos.

—Va bene, ma è l'ultima volta [está bien, pero es la última vez]—le advierte.

—Grazie.

Se va a explorar la nueva mansión a zancadas, porque no quiere vivir ahí. Lo han obligado a dejar su país, el lugar donde era feliz, sólo para total beneficio de sus padres. Y odia eso, odia que sus padres sólo piensen en ellos y nunca piensen en lo que él quiere.

No de la forma que nunca lo complacen, claro que no; porque sus padres pueden darle cualquier cosa que quiera con sólo un chasquido de dedos. Y eso es algo a lo que los familiares y amigos cercanos están acostumbrados.

Lo que Roger Meddows Taylor quiere, es lo obtiene en menos de un segundo.

Pero cuando te acostumbras a tener todo lo quieres, la vida se vuelve aburrida y grotesca. Roger pasa el resto del día en la que parece ser su nueva habitación y agradece mentalmente a Marta porque toda su ropa y cosas están organizas.

No se digna a saludar a su padre cuando llega de resolver unos "asuntos" que supuestamente debía haber resuelto hacía una semana atrás.

Porque cuando su padre se le acerca, huele a perfume, lo cual es bastante inusual en él. Pero Roger sabe cuáles eran esos "asuntos" tan importantes que debía resolver y llevan por nombre Sofía.

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Imagínense que la "casa" es como la de la foto. La vida de los ricos weee :'v

Dolorosamente ProvocanteWhere stories live. Discover now