CAPÍTULO 3 +

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KATHERINE

Afortunadamente mis padres llegaron y no sospecharon nada, aunque no debo de confiarme aún sigo en peligro ya que los vecinos chismosos pueden venir y contarles todo a mis padres, aunque eso no es lo que está perturbando en estos momentos eso lo que menos me importa en eso momentos. Desde que Jacob se fue no he podido dejar de pensar en nuestro beso. Aún sigo preguntándome por qué lo hizo a penas nos conocemos y no creo que yo sea el tipo de chica que le gusta a él, en definitiva, no lo era. Todo esto había sido mucho para mi así que había decidido hoy no ir a la escuela tuve que poner la excusa de que me sentía mal y la verdad que solo estaba agotada por no dormir en toda la noche. Aunque quisiera dormir en estos momentos no puedo así que para distraerme un poco opte por entrar a redes sociales hasta que encontré algunas fotos que habían publicado de la fiesta y al instante me alarme ¡Carajo! ¿Qué hago ahora? enseguida me levanté de un salto de la cama y empecé a caminar desesperada por toda la habitación, necesitaba encontrar una solución pronto. Mi preocupación era tan grande que no me había dado cuenta de que Giselle entro a mi habitación.

—Así que aprovechaste para hacer una fiesta mientras no estábamos—Pone sus manos en la cintura y sonríe maliciosa.

—Sí, y sé que estás aquí por algo—la miro de mala gana—Ahora dime que quieres para que no digas nada.

—Tú sabes lo que siempre he querido—me guiña un ojo.

¡Maldita Aprovechada!

¡La odio!

Increíble que siendo mi hermana mayor me chantajee de esta manera sol para conseguir lo que quiere ¡Odio ser la hija menor! Giselle siempre ha querido unos pendientes que mis padres me regalaron en uno de mis cumpleaños son mis favoritos, pero ni modo tendría que despedirme de un objeto muy valioso para mí. Era para una buena causa o más bien para que no me mataran y sin más remedio y con el dolor de mi alma fui directamente hacia mi tocador tome los pendientes y se los entregue.

—Bien, ahora vete, no quiero verte por hoy—me cruzo de brazos disgustada.

—Con gusto hermanita—me guiña un ojo y se va.

Intentando olvidar que me despedí de un objeto preciado para mí, volví a la cama y mientras estaba jugando con mi celular entró una llamada de Lindsay la cual respondí al instante.

—Hasta que me llamas enserio pensé que estabas en los separos de la comisaria—suelto una carcajada.

—Lo siento—bosteza—Acabó de despertar la fiesta fue una tremenda locura y más después que llegó la policía nunca había tenido que huir de ellos.

—Sí—bostezo al igual que ella—Fue una locura, tengo mucho que contarte, pero no puede ser por aquí.

—Estoy en tu casa en diez minutos—cuelga.

Diez minutos después cómo Lindsay había prometido ya estaba en la puerta de mi casa. Así que rápidamente bajé a la primera planta para abrirle y cuándo lo hice entró rápidamente invadiéndome con preguntas.

—Lindsay amiga—cierro la puerta, —Que bueno volver a verte yo estoy bien, gracias por preguntar.

—Deja tu sarcasmo para otro momento—se cruza de brazos—Dime todo me estoy muriendo de la curiosidad y por favor entra en detalles.

—Aquí no, vamos a mi habitación.

Ni bien le dije y me tomó de la mano llevándome a arrastras hacía mi habitación. Ella siempre me hacía lo mismo cada vez que le tenía que contar algo, al entrar se me quedó mirando fijamente esperando a que empiece a contarle todo.

Perfecto Mentiroso  (EN EDICIÓN)Where stories live. Discover now