I DREAM

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Beatrix Amelia Carter Gray nació el 6 de julio de 1864 en Birmingham (Inglaterra) en un parto de lo más normal, sin ningún problema. Recién nacida era tan solo un bebé entre todos los demás, un ser sin pelo y con mucha carne pero que llegaría a convertirse en una gran persona de mérito en todo el país. Sin embargo, su familia no era tan normal para esa época; ni en su fortuna, pero mucho menos en el carácter.

Mary Gray era una mujer especial. No vestía trapos como los pobres, ni grandes mantas abrumadoras como las delicadas señoras de la alta burguesía. La mujer dejaba ver su guedeja rubia todas las mañanas al despertarse, recostándose en su chaqueta deshanchada de algodón y recorriendo todo su dorso, buscando encontrarse con sus pantalones anchos bordados a mano. A pesar de esta descripición de atuendo, la joven tenía una esencial belleza potenciada por una sonrisa dulce y tímida. Y contradiciendo a todas la etiquetas que se le puedan dar, Mary contaba con una gran fortuna, con la cual esperaba alcanzar el sueño de su vida.

Victor Carter era su alma gemela. El complemento que a Mary le faltaba y que era complementado por ella al mismo tiempo. Sin embargo, no por ello obtuvo el joven una gran popularidad; consiguiendo ganarase el papel de demente. Todo ello a causa de su sueño, volar; que le unía a su mujer Mary y le uniría hasta años más tarde. Victor siempre mantuvo durante toda su vida ese sueño, alimentado por un carácter aventurero que le hacía destacar no en una gran valentía, sino en un gran amor a todo, buscando la belleza en lo inmaterial. Consiguió sabios conocimientos gracias a una gran cantidad de libros comprados en la biblioteca del pueblo, poco frecuentada. Su padre nunca le consentió apasionarse por la lectura y comprar libros, por lo que era la afición escondida de Victor. Cuando su padre murió, se quedó con una poderosa industria textil en los Midlands. Pero lo que más le afectó fue la muerte del viejo Karl, dueño de la librería en la que Victor compraba sus libros sobre el mundo. Desde ese momento, Victor decidió escribir un libro que contase su aventura por todo el mundo. Pero fue entonces cuando conoció a Mary, una muchacha que brillaba por ser diferente, rara o endemoniada se diría en esa época. Ambas tenían aun así la misma esperanza y proyección, viajar. Pero no viajar en sí, querían volar. Como un pájaro alzarse al viento y dar la vuelta al mundo sin pisar suelo. Ante la idea imposible que esto suponía, se conformarían tan solo con volar, 1 segundo solo les valdría.


Tras enrollarme en algo innecesario, manteniendo incompleta la historia de un matrimonio feliz, prefiero pasar a la historia, a Beatrix.

Lo que sus padres tienen que ver en esta historia es tan solo la actitud que ella adoptó y la persona que consiguió ser en la vida. Desde que nació, sus padres le enseñaron todo lo que sabían. Le llenaron la cabeza de todas los caprichos que tenían y no por eso son nada malo. A los 4 años de edad, Beatrix vestía todos los días un uniforme marrón con una camisa blanca de época y que daba a la casa un ambiente aventurero y soñador, más del que tenía. La desgracia llegó el día de la gracia. Mary y Victor se enfrentarían al sueño de su vida, volar. Al mediodía los dos se encontraban física y psicológicamente listos para subir al globo. Beatrix era pequeña, por lo que su tía se quedó en tierra con ella. Una hora más tarde, el globo aerostático "Dream"  se alzó en el cielo conquistando las nubes y el azul del día resaltado por el sol. El globo brillaba ante todo, mientras la gente del campo de Birmingham quedaba encantada con los colores que desprendía preguntándose si en verdad esa familia era de locos.

1:44 p.m. En el globo se abre una brecha, soltando delicadamente un soplo constante de brisa y viento que hacen que el globo caiga precipitadamente en tierra.

Sin detallar el suceso, puedo asegurar que esto cambió la vida de Beatrix no en gran cantidad. El carácter, por otro lado, se volvió oscuro y sobrio en la casa desde la instalación de la tía Liz, una mujer caracterizada por una gran berruga en la nariz como una bruja, en ella. La mujer se pasaba horas de luto, lamentando la muerte de la pareja y recordando todo cuanto podía en aquella casa. Beatrix, harta de escuchar los llantos y la sobriedad de su tía, carente de dulzura y espontaniedad, pasaba sus ratos libres leyendo las novelas que su padre había conservado. De esta manera, se aferró también al deseo de viajar y encontrar su propia aventura. Pero sin volar, claro está. Sin embargo, sola no podría hacerlo, necesitaría la ayuda de un fiel compañero: Boone Ivor Williams Moore.

70 días Sabor MundoWhere stories live. Discover now