Capítulo 4: Peligro en el bosque

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Había llegado hasta lo más profundo del bosque, Ayane había hecho bien en mandarlo a echar un vistazo a la zona, pues, aquellos que habían estado antes que él, tenían razón al decir que aquél lugar causaba una mala sensación. El aire era denso y hacía que respirar fuese complicado, inclusive para él que no era un humano, mientras más se adentraba, un mal presentimiento lo envolvía.

La mañana había llegado y con ella, los rayos del sol comenzaban a brillar con fuerza a través de las cortinas de la habitación. Buscó sentir su cuerpo con la mano desplazándola por toda la cama, pero no había rastro, esa vieja costumbre de siempre de levantarse sin avisar. Realmente no quería levantarse, pero, el recuerdo de lo sucedido anoche la hizo sobresaltarse hasta quedar sentada sobre el borde de la cama, ya había amanecido y Seiryú no había vuelto aún. La cama estaba vacía, así que supuso que Kakashi se había encargado de Raiden, era bastante tranquilo, pero cada mañana debía cambiarlo y alimentarlo, ya se lo había explicado a Kakashi varias veces, así que supuso esta vez él lo había hecho por ella. Se puso de pie y se encaminó a la cocina, encontrándose con ellos dos.

Kakashi: Buenos días –Dijo levantando su mano saludando desde la mesa, mientras que con la otra sostenía una cuchara, con la cual estaba alimentando a Raiden. –Raiden comenzó a llorar y no quise despertarte, así que me hice cargo de todo.

Ayane: -Lo sabía, pensó. –Te lo agradezco, a decir verdad, no recuerdo haberlo escuchado. Veo que te has duchado ya, ¿tienes trabajo que hacer?

Se acercó hasta donde estaban ellos, Kakashi cargaba a Raiden sobre sus piernas, mientras que con una mano lo sostenía y con la otra se encargaba de darle de comer con una pequeña cuchara de metal. Al verla cerca, Raiden lanzó sus brazos hacia ella para que lo cargara, derramando sobre su padre la cucharada que estaba por darle.

Kakashi: Estaba tan tranquilo hasta antes de que llegaras. –Colocó la cuchara sobre el plato de papilla que había preparado y tomó una servilleta para limpiarse la ropa.

Ayane: Lo lamento, no me culpes porque me quiera más a mí jaja –Tomó a Raiden para que Kakashi pudiera limpiarse mejor.

Kakashi: Es trampa si contamos que pasó más tiempo contigo que conmigo, estoy tratando de recuperar tiempo perdido.

Ayane: No lo detengo en ello, señor. Y ya que quieres pasar tiempo con él, ¿podrías hacerte cargo de él hoy? Necesito hacer unas cosas.

Kakashi: No tengo problema con ello, pero, ¿ahí vamos con los misterios otra vez, Ayane? ¿Qué tipo de cosas?

Ayane: Jm No son ningún misterio, quisiera visitar la parte tecnológica de la aldea, ya sabes, la ciudad.

Kakashi: No veo porque el visitarla haga que no puedas ir con Raiden.

Ayane: Creí que habías dicho que querías pasar tiempo con él.

Kakashi: No uses la psicología inversa conmigo. Lo haré sin problema, es sólo que... nada.

Ayane: Oh, vamos, confía en mí. Esta vez no estoy tramando nada, puede que hasta sea lo que necesitas.

Kakashi: De acuerdo, cariño, no hagas que me arrepienta. ¿Algo más que necesites que este apuesto hombre haga por ti?

Ayane: Déjame pensarlo un poco. –Se puso de pie y se acercó a él, bajando su máscara para besarlo. –Listo, se puede retirar caballero. - Colocó a Raiden de nuevo sobre sus piernas, despeinó un poco el cabello plata de ambos y regresó a la habitación para prepararse para salir.

Kakashi: Por favor, Raiden, no seas tan misterioso como tu madre o como yo cuando crezcas. –Beso la mejilla de su hijo y continúo dándole de comer.

Pasó un rato, Ayane se despidió de ambos y salió del apartamento. En cuanto estuvo lo suficientemente alejada, se colocó la máscara que traía puesta aquella vez que había vuelto a la aldea, sin Seiryú con ella, no podría hacerse invisible, por lo que debía ser cautelosa y sigilosa para que no la percibieran, pues debía desplazarse por las calles de la ciudad para llegar hasta donde debía.

Tardó más de lo esperado, había sido más difícil de lo que ella imaginaba, la ciudad era tan grande que había un número mayor de personas en las calles, tiendas, medios de transporte, que hacían que ser ninja fuera un trabajo complicado a comparación de cómo eran antes las cosas. Se adentró lo más rápido que pudo, podía percibir que su compañero dragón estaba cerca, lo sentía cada vez más presente.

Ayane: Guíame hasta donde estás. -Trató de conectarse con él a través de su mente, pero, no lo lograba. Por más que lo intentaba, no recibía respuesta alguna y esto hacía que se comenzara a inquietar. –No quería tener que ir más adentro, pero no me estás dejando opción.

Empuñó con fuerza sus dos espadas y se adentró a la oscuridad del bosque.

Podía sentir como el oxígeno comenzaba a faltarle, su respiración al igual que su pulso se aceleraba, los oídos le zumbaban y la visión comenzaba a fallarle. Mientras más avanzaba, más difícil era respirar. La falta de oxígeno la hicieron caer al suelo, sintiéndose débil y como sus pulmones eran llevados al límite. Se incorporó hasta quedar de rodillas, considerando regresar mientras aún podía, pero desechó la idea tan pronto como había llegado.

Estaba por caer inconsciente, cuando de pronto sintió una mano sobre su espalda, que la hizo sentir un golpe de energía, el aire comenzaba a fluir de nuevo a través de ella.

Ayane: S-sabía que estabas aquí. –Miró sobre arriba del hombro para mirar a Seiryú de pie junto a ella.

Seiryú: No debiste venir.

Ayane: ¿Y dejar que te llevaras toda la acción? Ja, sí claro. –Se incorporó hasta quedar de pie de nuevo, guardó las espadas y estiró sus brazos hacia arriba. –Bien, estoy lista, ¿qué está pasando en este lugar?

Seiryú: Tenías razón, está aquí.

Ayane: Tu hermanito diabólico nos siguió hasta aquí después de todo. Odio decirlo, pero te lo dije.

Seiryú: Sabes que te está buscando, ¿no? Se la has puesto más fácil viniendo hasta aquí.

Ayane: Te equivocas, nos busca a ambos. Y puede que sea así, pero si realmente estuviera aquí físicamente ya nos hubiera atacado, ha estado aquí de eso no hay duda, pero esto no es más que un genjutsu. Sigue buscando un portador, pero aquí en la aldea no lo va a encontrar.

Seiryú: Pero te encontrará a ti.

Ayane: No lo hará, no sabe quién soy sin la máscara y mientras tú permanezcas en tu forma humana no podrá rastrearte. Si no consigue un alma a la que engancharse, morirá pronto y volverá a caer dormido a las profundidades de la tierra por otros mil años. Ahora revirtamos esto, si alguien llega a caer en esto, lo atraerá hacia él. Puedes sentir como el abismo te llama a seguir entrando en él, por muy exhausto que estés.

Seiryú: ¿Así es cómo lo percibe un humano? Parece que te detuve justo a tiempo, no cualquiera podría llegar hasta donde llegaste tú, una trampa para encontrar a quién poseer. Acabemos con esto y luego te sacaré de aquí, no seguiré poniéndote en peligro.

Ambos volvieron a unirse y juntos realizaron una técnica de liberación para limpiar la zona del genjutsu del que se encontraba. Tan pronto lo hicieron salieron de ahí.

Ayane: Tendremos que revisar más lugares para asegurarnos que no haya usado el mismo truco.

Seiryú: Cuenta con ello. ¿Le dirás a Kakashi?

Ayane: No, este caso está terminado. Te lo he dicho, sin un cuerpo que poseer, no sobrevivirá ni una semana más.

Seiryú: Me sentiré aliviado cuando pueda verlo convertido en piedra de nuevo. Como Hokage, Kakashi debería saber qué fue lo que ocurrió en las afueras, pero como tu prometido, debería saber en qué lío te metiste.

Ayane: No tiene caso preocuparlo, no ocurrió nada, ni hoy ni hace años. Todo estará bien, nadie sabe quién se oculta tras la máscara.

Seiryú: Si tú lo dices...

𝗘𝗟 𝗡𝗜𝗡𝗝𝗔 𝗗𝗘𝗟 𝗗𝗥𝗔𝗚𝗢́𝗡 𝗡𝗘𝗚𝗥𝗢 || 𝐂𝐨𝐧𝐭𝐢𝐧𝐮𝐚𝐜𝐢𝐨́𝐧Where stories live. Discover now