La cita (JK)

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No podía creerlo, ya había pasado una hora. ¡Una hora! Jamás había esperado tanto por mi novio. Debía lucir como una tonta en la mesa de ese bar mientras bebía trago tras trago mirando hacia la puerta del local esperando su llegada, explicándome que se le había hecho muy tarde durante el trabajo.

La música me la ponía difícil, sonaba nuestra música favorita, la música por la que nos conocimos y bailamos juntos por primera vez en ese mismo bar. En aquel entonces, al principio de nuestra relación todo era espontaneo y era muy raro no estar juntos; pero como toda relación, el tiempo pasa y la emoción también, ahora que justamente estábamos cumpliendo dos años de novios ya no inventábamos tanto o hacíamos alguna travesura por debajo de la mesa en alguna cena familiar.

Por supuesto, no iba a decir que solo era la culpa de mi novio por no buscar la forma de no aburrirnos, también era mía, yo tampoco había puesto mucho esfuerzo y me quejaba todo el tiempo sin pensar en él.

Había querido hablar con él desde hace tiempo, pero no me había atrevido, así que lo deje pasar y ahora estaba al borde las lágrimas en la mesa de un bar y con un vaso de vodka de compañía.

Lo extrañaba, pero también lo odiaba en ese momento por no tener por lo menos la delicadeza de contestar el teléfono y decirme que no iba a llegar temprano, o en su defecto, que no vendría porque se le había olvidado. Lo que era lo más probable.

Eso solo podía dejar en claro una cosa, él ya no sentía lo mismo por mí y no le importaba lo que me pasara. Eso era doloroso, mucho más doloroso que ser plantada por segunda vez en un mes.

Me bebí de un trago lo que quedaba en mi vaso y me dirigí a la barra con la intención de pagar por lo que había bebido y pedir una botella de vodka para llevarme a mi departamento y poder volverme mierda sin miedo a nada.

-¿Todo eso para ti sola? ¿Sabías que eso tiene 37,5% de alcohol?

No quise girarme, no me apetecía hablar con nadie y mucho menos dar explicaciones a personas que no tienen derecho de pedírmelo. ¿Qué carajo le importaba lo que yo hiciera?

-¿Lo tomas puro o con acompañante?

Saque rápidamente el dinero de mi cartera para pagar antes de seguir escuchando la nueva canción de fondo que mi novio tantas veces me canto al oído, pero el chico a mi lado pago por mi sin darme cuenta que lo haría. Ese gesto me hizo girar a verlo por primera vez.

Estaba muy lindo con un traje de empresario y una sonrisa coqueta que más de una es capaz de caer encantada solo por eso.

Sacudí la cabeza.

No, yo no estaba para esas cosas, no ahora.

-Ahora que pague, vamos a compartirla.- tomo la botella y se dirigió a la mesa donde minutos antes había estado.- Soy Jungkook, ¿y tú?

Levante la ceja y le apunte la botella con el dedo aun sin sentarme.

-No creas que por pagarla me voy a quedar aquí contigo, tengo cosas más importantes que hacer...

-¿Cómo qué? ¿Ir a tener una discusión con tu novio por no haber venido?- abrí los ojos y él sonrió de medio lado.- Vamos, dos más dos, es cuatro; o me lo vas a negar.

Nos quedamos mirando en silencio.

-Mira, hagamos algo. Quédate una hora y déjame probarte que soy capaz de arreglar un poco tu noche si me lo permites.- abrí la boca para negarme, pero no me dejo responder.- tranquila, pase lo que pase será algo entre tú y yo, tu novio no se va a enterar. Míralo como, una cita esporádica, una cita de una noche.

Relatos de BTSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora