MR. JEON JK [KookV]

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Muchas gracias por leer esto. <3

El día había empezado y todo iba de mal en peor, puesto que el castaño estaba hastiado ya que, en lo que llevaba de la semana, no había conseguido trabajo. Aquello lo ponía de muy mal humor, hacía que su cabeza doliera, no sólo por el hecho que conlleva el no trabajar, si no porque necesitaba aún de su madre. Lo mencionado era patético. Sus manos largas y cuidadas le dieron un jalón a su cabello, y de su boca salió un gran suspiro.

Tenía que mentalizarse para buscar opciones, ideas, algo, lo que fuera para poder ser eficiente consigo mismo, lo más viable era dejar solicitudes lo antes posible, así que sin pensarlo más, eso hizo.

Sus piernas se movían de un lado a otro, parecía ansioso, -y sí que lo estaba-.

—Me iré a la mierda si sigo así—. Se regañó mentalmente. Sus piernas caminaban sin rumbo, ya hacía tres horas que salió de casa para dejar solicitudes de empleo, las caminatas eran pesadas para sus delgadas pero bonitas piernas.

Se hundió en lo que le gustaría que fuera su realidad, llena de dinero, con un trabajo que no lo consumiera.
Sus ojos estaban puestos en algún punto de la calle, eso conllevó a que un gran sonido de bocina le hiciera regresar.

—Oye, hijo de puta, ¿acaso estás ciego?—exclamó una voz con un tono demasiado tosco, lo que provocó que su mirada se dirigiera al lugar donde provenía.

—¿Acaba de llamarme hijo de puta? Pedazo de mierda.—Devolvió, nadie, ni sus amigos más cercanos le hablaban de esa manera tan despectiva. 

—Te llamé así, ¿qué harás? ¿Llamar a tu mami?—el señor rió sin gracia.

—Puedo llamar a una ambulancia después de que te dé los golpes de tu vida, estúpido—. Desafió en un gruñido. ¿Quién mierdas se creía aquel señor para hablarle así?

—Ojalá te hubiera acabado con tu miserable vida—. El contrario le escupió de manera fría.

—No sé qué lo detuvo—. Se encogió de hombros, restándole importancia a lo que sea que el otro soltara. Cuando estaban a punto de agarrarse en medio de la calle, una tercera voz interrumpió lo que él creía que parecía un circo.

—Me sorprende que carezcas de modales, tú fuiste el que se cruzó sin mirar por dónde iba—. Un cabeza pulcra salió de aquella camioneta lujosa.

—El error es mío—. Aceptó, pero prosiguió—. Sin embargo, su amigo fue el que empezó siendo descortés, ¿no le ha dado de comer o qué?, Tan solo de pensar que parece perro rabioso me da pena—. Sus hombros cayeron con suavidad.

—No sabía que eras comediante—. Soltó sin una pizca de risa, todo fue de manera fría, siendo casi hiriente. Su mirada sin sentimientos le provocaba que sus instintos estuvieran alerta.

—No era un chiste. Aunque suelo ser muy comediante, no por nada las personas me aman—. El castaño se dio cuenta del tiempo que estaba desperdiciando con una pelea que no lo llevaría a nada. Aceptando la "derrota" hizo una reverencia para tratar de irse—. Con o sin su permiso, me retiro, simplemente agradeceré por detenerse—. Intentó seguir en su cometido pero una mano seca y tosca, lo agarró como si nada. Sus ojos subieron hasta toparse con el señor que anteriormente estaba peleando, -discutiendo- —¿Ahora qué quiere?, ¿qué le quite las canas o algo? A tomar por culo y quítese—. Contestó. Podría ser delgado, hermoso, perfecto, pero eso no significaba que no podía pelear como el macho peludo, -sin pelos- que era.