Ragnor

12 1 1
                                    


Ragnor continuaba su camino, el invierno continuaba su ininterrumpible paso, los días, cada vez más cortos, pasaban sin que él encuentre su presa, estaba molesto, su tribu dependía de él, y no podía fallarles, no si quería seguir siendo el líder del clan, su hacha estaba mellada, la había arrojado inútilmente contra un venado, que, corriéndose a ultimo memento la había hecho chocar contra una roca, sus pieles cada día lo abrigaban menos, y temía por la salud de su hembra. El sendero hace rato había dejado de ser visible, y sin embargo sus instintos le decía que debía continuar.


La noche llegó, y con ella los terrores de los bosques se hicieron presentes, estaba exhausto, llevaba casi tres días seguidos caminando, debía dormir un rato, por mas que todavía se encontrase en medio del bosque, se agazapó lo mejor que pudo entre las raíces de un viejo roble, pensaba que ese era un buen lugar para pasar la noche, y, podría evitar cualquier tipo de sorpresa, sacó una botella de entre sus pieles y tomó un trago, su cuerpo se calentó y no tardó mucho en quedarse dormido.


Un aullido lo despertó, un lobo maldito, un Wargo, como le llamaban por esas zonas, andaba cerca, Ragnor se quedó en silencio, apenas se movió para agarrar su hacha, otros ruidos le confirmaron que era más de uno, no cabía lugar a dudas, tenía que escapar del lugar.


Se paró de un salto, y unos ojos rojos a su derecha lo miraban fijamente, tenía que correr lo más rápido que pudiera, se lanzó montaña abajo, se movía entre los árboles con la gracia de una gacela, pero los wargos no le perdían pisada, si encontraba un acantilado, quizá se salvaría, recordó que en pico salvaje había uno, y sin dudarlo corrió hacia allí.


La nieve caía muy fuerte, el ruido de los wargos era muy cercano y la memoria de Gardor muy débil, por lo que, no tardó mucho en desviarse del camino, pero adelante seguía siendo más seguro que atrás.


Continuaba corriendo, el acantilado no podía estar muy lejos, pero se encontró con el primer obstáculo, solo Dios sabía con cuantas paredes se iba a encontrar Ragnor esa noche, un grupo de enormes rocas le impedían el paso, eran gigantescas, cubiertas de nieve, treparlas parecía imposible, pero era el único camino.


Clavó sus dedos lo mas fuerte que pudo en la nieve, y rogaba a su Dios de que sea lo suficiente para aguantarlo, comenzó a escalar justo a tiempo, unos segundo más y los dientes de algún wargo le habría impedido trepar, rió por dentro al saberse libre de sus perseguidores, y continuó su ascenso sin mirar atrás, la nieve le quemaba la piel, y salientes de la roca lastimaban sus desnudos pies.


Entonces un nuevo terror se apoderó de su mente, pequeños ruidos, como si fuera una conversación, se acercaban a él, eras sonidos chillones, emanados de pequeñas gargantas, y recordó que rara vez los wargos cazan solos por estas montañas, en general un grupo de trasgos andan con ellos.


Miró hacia arriba de nuevo, si podía terminar de trepar las rocas antes de que aparezcan los sucios trasgos, estaría a salvo, desde arriba podía combatirlos, si se animaban a seguirlo. 


Sacando fuerzas de sus ganas de sobrevivir continúo el ascenso, era difícil, y se caía cada tanto, la nieve, con sus hermosas formas, lo tentaban a entregarse al cansancio y abrazar los brazos de la muerte segura que lo esperaba abajo, pero rendirse no era su estilo.

You've reached the end of published parts.

⏰ Last updated: Dec 29, 2018 ⏰

Add this story to your Library to get notified about new parts!

RagnorWhere stories live. Discover now