f u i m o s * a m o r

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Miró el correo que decía "mañana saldrá la canción", respondió automáticamente con un "buen trabajo" y entonces su celular comenzó a vibrar por notificaciones de Facebook, Twitter e Instagram comenzaban a inundarlo. Un correo nuevo llegó, el contenido era corto "Re: mañana saldrá la canción // gracias a ti, en serio eres genial, disfruta de la fama. Te pondré en mis redes jeje". Decidió no seguir con la cadena de correos, la respuesta fue una de las que la misma plataforma ofrecía un simple "ok, gracias" y se dejó caer en la espalda de la silla. Debido a sus fans y fans del artista que había producido las notificaciones habían aumentado considerable, gente que comenzó a seguirlo en Instagram y también ponía emojis de corazón en sus fotografías así como demasiadas menciones en Twitter, todos ellos quienes habían acudido a agradecerle por la canción que recién habían lanzado de manera aleatoria. La canción le había gustado tanto, incluso a la gente de la empresa, que habían buscado al cantante indicado para poder interpretarla con el sentimiento que se merecía, hasta los directivos le habían hablado de un posible vídeo musical. Él no estaba del todo entusiasmado, más bien la canción había sido un desahogo, es decir... siempre escribía sobre lo que sentía, pero esta vez la liberación le hacía tanta falta... tanta.

El teléfono fijo sonó, se levantó de su escritorio y caminó hacia el pequeño mueble a lado del sillón para contestar. Los tonos constantes en su teléfono seguían, pensó incluso en apagarlo.

— ¿Sí? —Susurró.

— ¡YoonGi, hombre! Ya escuché la canción, es una joya... en serio lo es. —Una carcajada resonó— ¿Habrá vídeo? Tiene que haberlo.

— No lo sé, Nam...

— YoonGi, tenemos que celebrarlo, estoy seguro que este año te dan el premio como productor. —Su amigo sonaba tan feliz, tan alegre.

— Quizás... —Susurró.

— ¿YoonGi?...

— Nam, no estoy bien... —suspiró— es... ha sido pesado producir la canción... quiero descansar...

— Lo sabía... —un brusco suspiro saturó la bocina.

— ¿Qué?

— Fue por él ¿No?

— NamJoon...

— Han pasado cinco meses... YoonGi... debes avanzar.

— Cinco meses no son nada... —negó y se sentó en el sillón— además...

— ¿Además? —Preguntó al escuchar que su amigo se quedaba callado.

— La canción la escribí el mismo día que se fue... —miró por los enormes cristales de su casa, la tarde estaba cayendo, habían demasiadas nubes moradas en el firmamento, parecía que llovería en cualquier momento, eran gruesas, espesas de agua... aunque irónicamente el clima no se sentía nada frío.

— Oh... —escuchó un carraspeo— YoonGi... sabes que si necesitas a alguien estoy aquí, SeokJin está aquí también igual que JungKook, nosotros podemos ayudarte...

— Nam...

— ¿Sí?

— Lo que necesito se fue hace meses...

— YoonGi...

— Lo siento... debo colgar.

— Hey, hey... llamaré más tarde, si no lo hago yo lo hará JungKook ¿Bien?

— Ok... —sin esperar más colgó y se recargó sobre el sillón.

Miró el techo alto de madera, las lámparas colgando, eran estilo vintage muy clásicas, tenía demasiado tiempo que no las limpiaba, desde que él se fue exactamente. Desvió la mirada encontrándose su estante con escasos libros, todos lleno de polvo, miró el suelo donde se encontraba ropa regada, comida en el suelo, empaques de papas de sopas instantáneas, frascos de medicina regados por doquier, por último miró a través del cristal de sus ventanas encontrándose así que tenían huellas, no sólo de manos sino también de lluvia, lodo, tierra incluso alcanzó a ver en una esquina una telaraña, estaban muy sucias... su casa era un desastre. Se levantó lentamente, casi como si el cuerpo le doliera, su pie chocó con una botella de alcohol vacía que rodó haciendo ruido contra la madera del suelo, caminó hasta donde se encontraba su laptop, en una isla que dividía la sala elegante de la cocina, misma que hacía mucho no ocupaba, despejó un poco la mesa acomodando los papeles que había botado. Cerró el explorador y buscó en sus carpetas la canción de la que todo Twitter hablaba ahora mismo —incluso creándole hashtags—, desconectó todo de internet, incluyendo su celular, y reprodujo la canción en sus grandes parlantes que se encontraban en la esquina del sitio y que también tenían polvo. El aire también se sentía sucio, todo estaba lleno de polvo, y no sólo del que había en los estantes o muebles, sino también el polvo de sus sentimientos que había dejado en alguna parte de esa enorme casa. Quizás también debajo de alguna bolsa con basura o debajo de alguna prenda sucia debían estar, también, esas partes de su corazón que, conforme caminaban los días, fue abandonando sin querer.

fuimos amor ❣ ymWhere stories live. Discover now