Orion y Artemisa

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Disclaimer: Descargo de responsabilidad, los personajes le pertenecen a L.J Smith y Julie Plec.
A/N: Este es el primer fic que publico, les pido críticas constructivas. Les agradezco de antemano a todos aquellos que lo lean.
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"La culpa, no está en nuestras estrellas, sino en nosotros mismos, que consentimos en ser inferiores"
William Shakespeare

Decir que mi relación no estaba condenada desde el principio sería la subestimación del año.

Miro las estrellas desde donde me encuentro sentado en el suelo de mi casa con una botella de mi bourbon favorito a medio terminar.

«¡Maldición!»

Claro que todo el jodido universo quiere a mi hermano y a mi novia juntos.

¿Por qué no serían el uno para el otro?
El es bueno, ella es buena.
Yo no lo soy. Fin de la historia.

San Stefan a pesar de sus problemas de adicción, vive con remordimientos más pesados que su propia alma. Mi desgraciado pequeño hermano de mierda, es un buen chico quien compensa sus errores torturándose cada día y siendo el héroe enmascarado. Y aunque odie su método de fantasía fingiendo ser humano, con unicornios y arcoíris. Siempre consigue su fin, es imposible no amarlo.
Todo el mundo lo ama. Mi padre, mi madre, Katherine, Caroline, Jeremy, Elena, yo...

«¡Maldito Stefan!»
No puedo dejar de amarlo, sin importar cuantas veces nos hemos lastimado mutuamente, él es mi hermano. Mi familia, lo único que verdaderamente tengo.

El único problema es que yo la amo.

Yo Damon Salvatore monstruo, asesino en serie, encarnación de inmoralidad no la merezco y eso está tatuado en lo más profundo de mi alma.
He cometido tantos errores y la he lastimado de maneras incontables. Aunque cada célula de este profano cuerpo le ame como nunca ha amado, y mi amor ha sido correspondido.

«¡Demonios!»
Es imposible negar que ella me ama. A pesar de que la cago en todos los niveles que existen.
¡ELLA ME AMA!
Puedo sentirlo en los detalles que parecen imperceptibles en nuestra relación, aquellos susurros de dulces canciones en la oscuridad de la noche después de hacer el amor con el ímpetu del fuego abrasador. Ella parece ser capaz de escuchar las palabras que mi corazón desea gritar aun cuando permanezco en completo silencio. Conoce todas las piezas que arman el rompecabezas de mi verdadero ser.

Encontrarla este verano colocando sus libros en orden alfabético en mi escritorio, y no en orden de preferencia como lo hacía Stefan. Porque ella comprende cada una de mis manías obsesivas. Ese es lenguaje nativo de su amor por mi, el dialecto creado por ella que solo yo puedo entender.

Pero cada sonrisa robada, cada lagrima de felicidad de esos sueños de vida perfecta con mi hermano y su mirada nostálgica cuando vuelve a la realidad son el alimento de mis inseguridades. Son la razón por la cual dudo de mi, por lo cual me cuestiono si seré suficiente

No soy Stefan y jamás seré Stefan.
Somos opuestos, soy el yin para el yang que es mi santurrón hermano.

¡Estoy increíblemente jodido!, mi oscuro corazón ama a esas dos personas más que nada en el mundo, incluso yo mismo. Pero ellos están destinados a abandonarme y ser felices sin mi.

«¡Eres un hijo de perra querido universo!», grito mentalmente al cielo oscurecido al caer de la noche.

El cielo nocturno y las constelaciones me traen nostalgia. Aún puedo recordar la sensación del pasto húmedo en mi espalda donde mi cuerpo de 12 años se recostaba a explicarle las épicas historias detrás de las constelaciones a Elle Winston, la niña de otro estado cuyos padres llegaron a Mystic Falls por negocios con mi familia. Ella me había capturado desde el primer momento en que la vi, con su cabello castaño rizado y sus cálidos ojos color avellana.

Recuerdo que cuánto más me acercaba al climax de la historia más se acercaba mi cuerpo al de ella.
Aún puedo sentir la humedad de mis manos sudorosas al dibujar con su mano la constelación en el cielo y el incesante tamborileo de mi corazón en mi pecho. Era lo que las ancianas llamarían "amor joven", ese tipo de amor que siempre llega a su propio final.

En la última noche de Elle en Mystic Falls, al terminar el relato, el silencio era solo interrumpido por nuestras respiraciones. Nuestras cabezas estaban juntas en el pasto, nuestras narices respirando el mismo aire. Fue cuando lo sentí por primera vez, el deseo de proximidad más que solo la cercanía física, de modo que tímidamente la besé. Fue torpe y dulce como cualquier otro primer beso. La sensación electrizante de experimentar algo nuevo, jamás experimentado y el acaramelado sabor en mis labios de las bayas cultivadas en mi hogar que previamente habíamos comido.

Esa noche nos despedimos cordialmente guardando el secreto de nuestro "indecoroso" beso y jamás volví a ver a Elle Winston de nuevo. Fue un borroso recuerdo de la bella chica que bese por primera vez y una historia que jamás inició.

Aunque en mi mente siempre estarán tallados los relatos mitológicos de las constelaciones.
Mi favorito siempre será la trágica historia de Orion y Artemisa.  Mi madre solía decir que mi fascinación con las historias fatídicas era preocupante, aún cuando ella entendía que el amor es más doloroso que el odio.

Desde donde me encuentro puedo dibujar las estrellas que cuentan tal calamidad.

Orion, un simple mortal más aún un gran cazador. Su error fue enamorarse de una diosa y provocar la furia del Olimpo. Tristemente, a pesar de ser el mejor cazador de los mortales, Orion no logra vencer el escorpión que Apolo mandó para matarlo y huye.

¡Artemisa, pobre, Artemisa!.
Era su culpa enamorarse del hombre que no debía?.
Fue engañada para atravesar el corazón de su amado con su propia flecha.

Mi nebuloso cerebro alcoholizado, me está atormentando.

¡Joder!
No quiero ser Orion, no puedo seguir huyendo de mi propio escorpión. No quiero vivir el resto de mi vida inmortal con la duda de si seré suficiente. Odio tener tanto miedo a joderlo todo, porque no creo ser capaz de resistir el saber que ya no me ama.
Porque ella es mi Artemisa, ella es mi diosa, el fuego que arde en mis entrañas, mi refugio, mi consuelo, mi maldito hogar. La razón por la que me despierto cada mañana con ansias de vivir. Ella tiene el poder de asesinar mi mundana alma o darme el aliento necesario para continuar esta miserable vida. Y tal como la diosa de la caza mató a su amado por un engaño. Este juego del universo esta aniquilándome poco a poco.

La agudeza de mi oído vampirico capta el sonido de sus pasos. Sus botas besando el suelo en cada movimiento de sus pies. Ella se acerca dudosa, sus pasos son cautelosos y contiene la respiración. Sonrió a mis adentros, mi chica nunca va a cambiar.
Ella parece apoyar sus peso en el marco de la puerta.

—¿Que estás haciendo aquí? —dice inevitablemente. Su voz acaramelada, suave y tierna parece tener rastros de nostalgia en ella.

No la miro, sonrió al cielo abiertamente, aceptando cada burla que el universo tiene para mi.

—Oh ya sabes mirando las estrellas, escuchando al universo reírse de mi.

Es lo único que puedo ofrecer, la escucho suspirar mi nombre tan idílico como un sueño.
Ruego para que tenga un argumento que venza todas mis inseguridades.

Pienso una y otra vez: «Bella Artemisa de mi vida si no puedo cazar junto a ti, solo te pido por favor que tengas cuidado a donde diriges tus flechas, una de ellas puede llegar a ser mi destrucción»

Between Darkest Nights and Brightest StarsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora