Re en Marzo

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Raoul tembló.

No porque el suelo estuviera frío contra sus rodillas, ni por la ventilación fuerte del baño de la discoteca. Tembló de impaciencia y nervios antes de acariciar con los pulgares el hueso marcado por encima de los calzoncillos que bajó.

Teseo tenía una línea de vello oscuro desde el pecho hasta el obligo y Raoul comprobó de primera mano que seguía hacia abajo. Acababa de correrse, pero sintió una punzada de placer al verlo erecto, sonrosado y húmedo por él. Sólo se habían frotado un poco y después Teseo había hecho que se viniera con la mano. Raoul ni siquiera le había tocado.

De momento.

Le mordisqueó la ingle mientras abría el paquete del preservativo, sintiendo que el corazón se le aceleraba. Miró hacia arriba y se encontró unos ojos verdes oscurecidos por el deseo. Se sonrieron.

Con las manos, porque se sentía torpe para hacerlo con la boca, Raoul empujó y colocó el látex.

Hacía sólo un par de semanas que había vuelto a ser dueño de su propio cuerpo, que había vuelto a sentir algo de libido, y encontrarse en una situación así, era casi esperanzador...

.2.

Había sido al despertar, como muchas otras veces.

En una hora imprecisa de la madrugada, envuelto en el calor del edredón y la suavidad de las sábanas, con los sueños convertidos en girones de manos en su cadera y dedos recorriéndole la clavícula, Raoul había comprendido que estaba rozándose contra uno de los almohadones. Ayudado por la somnolencia, había bajado poco a poco la mano derecha.

Los gemelos se le tensaron en cuanto se tocó.

Hacía tanto tiempo...

El calor, la respiración profunda, después superficial, los pies, los labios mordidos, la claridad entre las pestañas, el rostro girada, el cuello expuesto, el rubor en el pecho...

Se arqueó con una sonrisa en los labios y la mano izquierda buscando un flequillo que ya no tenía para tirar. Se rió quedo, sacando la mano de los pantalones y respirando con la tranquilidad del cuerpo relajado... Aprendió que se llevaba la mano al pelo durante el orgasmo.

Lascivo.

Pero mientras rebuscaba en el cajón de la mesita, a la comisura de su sonrisa le atacó la tristeza, porque en el primer orgasmo que tenía en meses, la única imagen que se había colado en su fantasía de placer adormilado y ciego había sido la de dos ojos almendrados.

Se acurrucó de nuevo en la cama después de limpiarse. El sol de marzo aquel primer sábado de mes era todavía tímido y Raoul no tenía nada en mente más que hacerle un arreglo final a la melodía de Hitting the Loof. Llevaba diez días sin la férula y había estado investigando con Gris. Le gustaba lo que había salido de ahí y ahora quería probar con Hitting, tal vez mucha percusión y toda la melodía en la voz, dejarle toda la fuerza a la letra enfadada que había escrito en una noche terrible...

Los altibajos habían seguido después de la fiesta de Miriam: enfados, bajones y momentos buenos. Y mucha culpabilidad y miedo porque las personas que sí se habían quedado con él, las de verdad, eran las que lo acompañaban en los malos.

Le había llorado a Nerea una última vez el 19 de febrero, cuando en twitter e instagram lo etiquetaron en las tres fotos que había de Agoney volviendo de Nueva York...

... de la mano de Kevin.

Se había guardado la ansiedad todo el día y había ido mutando a un enfado que creía inexplicable e imparable dentro de él. Terminó estallando en casa de Nerea y rompiendo un plato por accidente.

Re en MarzoWhere stories live. Discover now