VIENE A POR TI

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AHORA VIENE A POR TI

(DEUS)



É


sta es la historia de un chico, más bien un niño menor de quince años que vivió cierta parte de su infancia con su abuela. Ella era un familiar, que, para misterio primitivo del niño, es una persona de actitudes impulsivas. Muchas veces pudo ver a su abuela rezando en su habitación, y persignarse cada vez que podía.

Llegó el día en que su madre fue a darle fin la visita de su hijo, la abuela, en ese entonces una señora con una notada vejez, le contó horas antes sobre fantasmas; o como lo llama ella: espectros que la atormentan cada día, cada hora y en cualquier lugar. Le contó el génesis del problema, debido por meterse con cosas que no sabía con exactitud. Justo antes que su madre lo llevara al auto, la anciana se despide de su nieto, sabiendo casi con certeza el acontecimiento que ocurrió al final del día.

Ya en la madrugada la madre del chico recibe una llamada de un oficial, cual le informa de una terrible noticia; noticia que dejó la susodicha se embarcara en un navío de tristeza, cosa terrible para el niño. Pero solamente pasó una semana después de la muerte de la abuela, y la madre se encontraba algo estable emocionalmente. No hubo problemas con el funeral de la fallecida. Todo luego de eso fue marchando como antes...

Ahora, cinco años más tarde, el chico que una vez fue se ha transformado en un hombre. Había culminado la universidad y trabaja en una formidable empresa, ganando un buen dinero. La madre del ya hombre se ha vuelto vieja. En un principio creyó que las actitudes tan extrañas de su madre se debían a la progresiva edad, pero al verla tan atenta de los espejos, al verla persignándose a escondidas y rezar a cada hora, todo ello le recuerda a su abuela y su medio de vida tan penoso.

Una noche decide encarar las cosas de una buena vez, vio a su madre hacer exactamente lo mismo que su abuela, y eso le molestaba. Sinceramente no quería ver a su madre con la angustia de ser acosada, o eso creía en un principio.

Atraviesa el umbral que lleva a la cocina, observa como su progenitora prepara la cena con mucha calma, sin ningún apuro.

La conversación tan serena se vuelve en una disputa, todo porque la madre niega las palabras lógicas de su hijo. Ella con todo el miedo envuelto en su ser, dice que todo lo que le pasa es totalmente fuera de lo común de este mundo, no tiene nada que ver con la vejes ni mucho menos con problemas psiquiátricos. Más bien, es un término que cualquier persona no creería si no lo viese.

Aquel hombre hecho y derecho se siente como un niño, impactado por las palabras de su madre. Nunca creyó que ella dijera tales cosas. Todo termina en un abrupto silencio, él se va a su cuarto todavía repitiendo la objeción tan surrealista. Sin más se acuesta en su cama, pasan unos minutos hasta que escucha un grito abajo. Solo instinto fue lo que surgió, baja por las escaleras saltándose de uno en uno los peldaños, se apersona en la cocina con una simple pregunta: "¿Qué está pasando acá?"

La respuesta a su pregunta fue ver a su madre tirada en el suelo, con varios pedazos de platos rotos a su alrededor. De inmediato fue a ayudarla, y para entonces su madre había repetido bastantes veces:

"No dejes que me lleve, no dejes que me lleve..."

Su hijo no entiende lo que dice, con lo que se plantea preguntas obvias e interrogarlas, pero solamente se gana la misma frase una y otra vez.

Esa misma noche fallece su madre de un paro cardiaco. Lo más impresionante es que su madre no sufría del corazón, aquella muerte fue hecha por un susto gravísimo, una impresión que haya debilitado los pulsos cardiacos, que finalmente haya sentenciado su muerte.

Termina solo, ya no tiene a nadie. Sus pocos amigos le dieron palabras de apoyo y ayuda, pero nada de eso le sirve. Cae en una depresión peor que la de su madre en aquel tiempo de su niñez, no hubo día en que no pensara en su madre y lo más tétrico, en pensar qué cosa le pudo provocar la muerte. En el fondo sabe que no fue natural; en el fondo sabe que su madre estaba cayendo en una muy supuesta enfermedad mental, quizás dejada hereditariamente, o la más usada: una casualidad.

El hombre es demasiado terco como para quedarse con un resultado de poca explicación, lo único que puede dar rienda a todo ello, son las actitudes que tomaron las dos mujeres que lo marcaron en su vida. No quiso meter nada paranormal, ni mucho menos el tema surrealista, pero no encontrar respuesta alguna lo tiene desesperado.

Nada sirvió, todo queda igual. Dejó que todo corriera y se olvidara del asunto. Continuó con su vida normal: iba al trabajo, charlaba con sus compañeros, esperaba la hora de salida y se regresaba a casa. Todo aquello lo puso en otra mente, pero el día menos esperado, ve una sobre en la entrada de su casa, justo encima de su alfombra de bienvenida.

Lo primero que nota, es que el sobre no tiene ninguna estampilla, ni mucho menos el cello de la empresa de cartas, cree que es algún error o simplemente una jugarreta de algún niño de la zona. No le da tanta importancia, aun así, de todos modos, la recoge y se la lleva dentro.

Se quita su chaqueta, enciende el televisor, deja el sobre encima de una mesita de madera, justo frente a él. Al principio resta importancia al dicho sobre, pero mientras pasan los minutos y la programación del canal se hace pesado, el hombre decide guiarse por su curiosidad apagando el televisor y abrir el sobre con sumo cuidado. Mientras está quitando la abertura de la misma, se imagina lo que podría estar dentro; desde un dibujo, hasta un montón de garabatos escritos. Retira la hoja blanca, perfectamente doblada en tres partes, y deja caer el sobre al suelo.

Estira la hoja y a primera vista nota que es un manuscrito bien familiar, ya que la ortografía se la hace muy, pero que muy conocida. Decide leer la carta, tragando cada palabra, oración y acontecimientos que explica muchas cosas terribles.

El sujeto no pudo terminar de leer por completo la carta, ya que todo en el principio le resultaba familiar, leyendo, sería una sorpresa más que horrenda y triste. La carta, sí, es de su madre, ésta explica de manera detallada y sumamente concisa en la situación que se encuentra actualmente. Él no quería creer todo aquello, pero no le queda de otra. Antes de romperla decide leer el final, con un mensaje que lo deja fuera de su clímax:

"Hijo, espero que hayas creído todo lo que he escrito. Sí, me encuentro en un lugar extraño y en total terrible, pero eso es lo de menos, quiero que sepas algo. Tanto a mi madre como a mí, nos mató un espectro... lamentablemente, ahora viene a por ti."

VIENE A POR TIWhere stories live. Discover now