Indeleble

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Yoongi odiaba cometer errores.

Cuando era pequeño, solía escribir en sus cuadernos sus tareas con lápiz. La punta del objeto rayaba suavemente las hojas, y si lo sujetaba sin mucha fuerza y no presionaba demasiado, cuando se confundía, podía borrarlo con facilidad. Era tan satisfactorio ver que al borrar el lápiz la hoja quedaba limpia, tal cual estaba antes de él usarla. Sus errores cometidos desaparecían y podía rehacerlos correctamente.

Pero en algún momento, quizá a mediados de la primaria, su mamá lo obligaba a usar lapiceras, porque decía que con ellas la tinta no se borraría ni mancharía las hojas cuando se peguen, decía que lo hacía más prolijo. Y Yoongi odiaba usarlas, porque no podía borrar las palabras que ponía sobre el papel, porque si lo intentaba la tinta se esparcía si no estaba seca o la hoja se dañaba con las letras todavía en ella. Porque para borrar tenía que usar un líquido blanco manchando así la pureza del papel. Porque cuando usaba lapiceras sobre sus hojas blancas, no había vuelta atrás.

Era tan frustrante porque Yoongi cometía muchos errores, pero no le gustaba las manchas en sus hojas. Entonces cambiaba de papel en lugar de poner ese líquido blanco sobre las palabras, para que el papel no tuviera nada más que letras sobre él. Su madre lo regañaba de todos modos, no felicitándolo por su limpieza y prolijidad sin manchas como ella quería, sino diciéndole que desperdiciaba demasiado papel y no iba a comprarle más cuadernos u hojas si seguía haciendo eso. Yoongi de todos modos lo hacía, pidiendo a sus compañeros hojas cuando su mamá cumplía su promesa.

Él simplemente odiaba lo permanente, porque lo permanente no se puede borrar. No se va, no se olvida. No puedes deshacer el error que cometiste a no ser que tires la hoja completa; no hay otra manera. Por más que lo sostengas suavemente, nada va a borrarlo. El lápiz siempre sería su primera opción. Aunque no siempre tenía la opción de elegir.

Ahora en la universidad, inevitablemente tenía que sostener lapiceras en sus manos para tomar apuntes si no quería que se perdiera la claridad de sus palabras y fuese más fácil estudiar. Y aunque no quería, dejaba pasar sus errores sobre la hoja, tachando las letras equivocadas o escribiendo sobre las palabras las cosas que olvidaba. Se tranquilizaba diciendo que lo reescribiría en su casa. De esa forma podía hacerlo sin cometer errores y estudiar al mismo tiempo. Dos pájaros de un tiro.

"Hyung, ¿vienes a casa?" preguntó Hoseok, su compañero y amigo más cercano, luego de salir de su última clase. Yoongi, sosteniendo con fuerza sus cuadernos, negó con la cabeza.

"Tengo que estudiar. La semana que viene empiezan los parciales." le dijo. Quería llegar a su casa para transcribir sus apuntes tan pronto como fuese posible. Hoseok, a pesar de ser su amigo más cercano en la universidad, desconocía (lo que podría llamarse) el TOC de su compañero. Aunque tan "TOC" no era. Yoongi sabía que era culpa de su padre, quién era un obsesivo por el orden y perfección. Pero Yoongi no llegaba a tales extremos, solo no le gustaban los errores y le causaba ansiedad el saber que tenía un desastre en medio de sus hojas. Yoongi era un desastre e irónicamente también perfeccionista.

Hoseok lo miró con una sonrisa escondida.

"Podemos estudiar en mi casa. ¿Por qué crees que te invité?" rió. "¡Vamos! Namjoon va a ir"

Yoongi le sonrió como disculpa. Admitía que también le gustaba estudiar a solas.

"Para la próxima" prometió, pero los dos sabían que era mentira. Hoseok se encogió de hombros, ya acostumbrado al rechazo de su amigo pero aún teniendo esperanza de que algún día aceptaría la invitación.

Se despidieron en la salida, cada quién por su lado. Y de camino a su casa, fué ahí que lo vió.

La tinta sobre una hoja que no podía arrancar. Los errores que no podía tachar, reemplazar, rehacer o cubrir con líquido blanco. Quién no se podía borrar. Quién no se podía olvidar.

Como tinta Indeleble | [YoonJin]Where stories live. Discover now