Letras de un ADN formado por las constelaciones estelares apagadas, pero vivaces.
El reflejo del sentir en versos sin hogar concreto, que abordan temáticas diversas. Todo ello dentro de un mundo de ínfimas luces, cuya única escapatoria es la poesía...
Yo no sé bailar, Soledad. ¿Por qué no me desligas? ¿Por qué me amarras con todo tu potencial?
Yo no sé bailar, Soledad. ¿Por qué el ritmo de la música es tan tardo? ¿Por qué no hay nadie a nuestro lado?
Yo no sé bailar, Soledad. Mis pedestales se rinden a tus pasos, caigo al severo piso, pobre en calzado.
Yo no sé bailar, Soledad.
Chirrían mis huesos en demanda, aún me asías por los codos. ... ¡Yo no sé bailar, Soledad! Mis insípidas aguas, mi adolorido cuerpo, frenan tus movimientos por un momento.
Yo ya no puedo más, Soledad.
Me estudias con expresión pétrea, chasqueas tus dedos
...
¿Por qué me desamparas, Soledad? En la esquina colgado sin tu capitanía en mi enfermedad.
Prosigues con tu baile, con otra acompañante más.
La Soledad y la Tristeza ríen al danzar, extienden sus palmas en mi dirección.
Me levanto paulatinamente, con ánimos de unirme a la fiesta sin color.
Yo no sé bailar, me aferro a sus hombros humeantes y negruzcos, acunan mi rostro entre sus brazos.
Yo no sé bailar sin ellas, yo no sé vivir sin mis fieles compañeras.
Deze afbeelding leeft onze inhoudsrichtlijnen niet na. Verwijder de afbeelding of upload een andere om verder te gaan met publiceren.
