Algunos contratos tienen letras pequeñas y cláusulas escondidas. Algunos tienen reglas y cosas prohibidas. Otros tienen promesas y también decepciones incluidas. ¿Qué tanto estarías dispuesto a perder con tal de salvar el patrimonio familiar?
Un con...
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2 Meses después...
Gimnasia, la clase que más odio. Los deportes y yo no combinamos nada. Lindsay, y yo estabamos sentadas en las bancas esperando a que llegará la profesora esa profesora que nos hace correr hasta el cansancio y nos regaña por cualquier cosa. Somos tan perezosas que ni siquiera nos hemos ido a cambiar. Nosotras sólo nos dedicabamos a mirar a Jacob y Nathan mientras están en entrenamiento. Después que le quitaron el yeso a Jacob le ha sido difícil entrenar al mismo ritmo que antes pero no se ha rendido.
—Aún sigo sin creer como nos conseguimos a dos chicos tan sexys.–sonríe,—Pensé que chicos sexys no se fijaban en gente normal.
—¿Gente normal?.–Lindsay me mira confusa.
—Sí, me refiero a que hay otros chicos que les gustan las chicas plásticas y fresas.
Lindsay sonríe,—Tienes razón nosotras no somos nada de eso.
Seguíamos platicando de los chicos y sobre el baile que ya es en unos días, y yo ni siquiera he comprado nada. Lo sé soy un verdadero desastre, un desastre muy flojo.
—¡Muy bien, clase!.–gritó la sra. Williams, rápidamente voltea a vernos que seguimos sin cambiarnos,—¡Moore, sparks!.–grita,—Porqué no están cambiadas.
Iba a intervenir pero la sra. Williams no me dejó.
—Ustedes saben muy bien que tienen que estar listas para cuándo llegué.–Se cruza de brazos,—No quiero excusas, así que correrán un kilómetro más que los demás.
Genial, simplemente genial.
Mejor ni digo ni una palabra porque capaz nos pone a correr dos kilómetros más, enserio parece que estuviéramos en el ejército o creo que esto es peor.
—Vayan a cambiarse y díganle a sus compañeros que los quiero aquí.
Mientras íbamos rumbo al baño Lindsay no dejaba de soltar maldiciones, yo solamente me reía ya no podía hacer nada más.
—Profesora amargada.–suelta un bufido,—No puedo creer que vamos a correr un kilómetro más.–Se jala el cabello desesperada,—Sabes que es eso, voy a morir.
Estábamos llegando al baño y escuche mi nombre, así que hice que Lindsay se callará pero fue en vano nos habían escuchado. Así que ya no pude escuchar que estaban hablando sobre mí. Rápidamente entramos a cambiarnos, al regresar al patio nos dimos cuenta que todos ya estaban corriendo.
—¡Moore, sparks!–gritó la sra. Williams, haciéndome flaquear.
Teníamos muchos profesores, enojones pero sin duda la sra. Williams era la más temible de todos de eso no había duda.
—¡Empiezen a correr! ¡ o correrán un kilómetro más de castigo!
Tan pronto como dijo eso, Lindsay y yo empezamos a correr no queríamos correr dos kilómetros de castigo. Una de las razones por las que odio gimnasia es porque todo el mundo me ve, todos me miraban que era la peor para correr lo único que yo sabía hacer bien, era el ridículo. Estaba tan concentrada en correr que no me di cuenta que Anna me estaba llamando.
