Draco Malfoy y El Inicio

1- El niño que se equivoco

   El señor y la señora Malfoy vivían en su imponente mansión, y estaban orgullosos de decir que no tenían una gota de sangre de muggle. Eran las últimas personas a las que podrías encontrar relacionadas con algo bueno, porque no estaban para perder el tiempo con algo que no les convendría.

   Lucius Malfoy era un importante funcionario del Ministerio de Magia, por lo que era alguien muy influyente. Era un hombre alto y pálido, con el cabello rubio platinado característico de su familia. Narcissa Malfoy era delgada, y rubia, aunque su cabello no era tan blanco como el de su marido, siempre estaba parada derecha, y miraba a todos por arriba, haciendo que la mayoría se sienta inferior. Los Malfoy tenían un único hijo, Draco, y para ellos, no tenía que existir nadie mejor que él. Y se encargarían de eso. 

   Los Malfoy tenían absolutamente todo lo que querían, pero tenían un secreto, y temían que alguien lo descubriera. Nadie podía saber que, aunque fuera por miedo, Lucius Malfoy  todavía le era fiel a Lord Voldemort. 

   Fue difícil de convencer a los del ministerio de eso, ya que todos sabían que Bellatrix Lestrange, la hermana de Narcissa, había sido una de las seguidoras más fieles a quien-no-debe-ser-nombrado. Pero, después de repetir varias veces que habían estado bajo la maldición imperius y de dar varias donaciones bastante generosas, lograron quedar absueltos de todos los cargos y limpiar el nombre de la familia, a pesar de que muchos dudaban de que estuvieran diciendo la verdad.

   Draco supo que había algo raro con su familia cuando tenía siete años. Ese día de junio marcó un antes y un después en la vida del niño. Faltaban solo tres días para su cumpleaños número ocho, y estaba muy emocionado. Iba caminando por las calles del mundo mágico de la mano de su madre, pasando de tienda en tienda para comprar todo lo necesario para la fiesta del niño, y varios regalos adelantados. Caminaba derecho y con una gran sonrisa, no tenía idea de lo que las personas pensaban de él o su familia, solo estaba feliz porque estaba recibiendo muchos juguetes nuevos. Lo último que habían comprado era una corona de rey, que le quedaba algo grande y se le inclinaba hacia un costado. 

   Mientras le tomaban las medidas para una túnica nueva, que sería de verde esmeralda, el color favorito del niño y sus padres, vio que una señora castaña entraba junto con una niña de unos catorce con cabello rosado y corto. La ignoró, hasta que vio que se acercaba a su madre. 

–¿Cissy? –preguntó la señora, que Draco nunca había visto en su vida, pero se parecía un poco a su madre. 

–Andromeda. –dijo la madre del niño, fría.

–Ma ¿quién es? –preguntó la chica de cabello rosa, algo confundida. 

–Ella es mi hermana, Narcissa –explicó la señora. 

   Eso llamó la atención de Draco. El no sabía que su madre tenía otra hermana a parte de la tía Bella, a quien tampoco había conocido todavía. Le pareció muy raro que no la hubiera visto nunca. Se preocupó al ver la cara de su madre. Solo la había visto así una vez, y era cuando una mujer la interrogó sobre un niño cuyo nombre no recordaba, pero era algo como Hardin o tal vez Harry, no le había parecido muy importante en ese momento. 

–Dejaste de ser mi hermana en el momento en el que decidiste a ese sangre sucia sobre tu propia familia.

    Se hizo un silencio sepulcral. Draco no entendía que estaba pasando, y le daba mucho miedo preguntar. Solo quería irse, comprar helado y volver a casa, como si nada de eso hubiera pasado. No le gustaba el tono de su madre. Sonaba a como cuando lo regañaba. Tampoco le gustaba como el cabello de la chica se había vuelto rojo. 

–Nymphadora, tranquila. –dijo Andromeda, y la niña dio un paso hacia atrás. –Pensé que ya habían dejado esos prejuicios después de que Voldemort fue derrotado. Tal vez te ayude un poco saber que Harry, el niño que lo derrotó está perfectamente bien, lo están cuidando sus tíos, y tiene más o menos la misma edad que tu niño. Irá a Hogwarts cuando cumpla once años. 

–No me importa lo que le pase a ese chico, avergonzaste a la familia. –dijo Narcissa. –Draco, nos vamos. 

   El niño tomó la mano de su madre y salieron. Draco giró la cabeza antes de cruzar la puerta, y vio a la chica discutiendo con su madre, parecía muy enojada. Narcissa también estaba algo molesta, por lo que prefirió no hacer preguntas. A esa edad ya había aprendido que, mientras menos preguntas hiciera, mejor para él. 

    Pero, desde ese día en adelante, sus padres no pararon de repetirle que tenía que ser mejor que Harry en todo. Comenzaron a darle clases adelantadas de lo que vería en Hogwarts y a pagarle clases de vuelo particulares. Para un niño eso era difícil de comprender, pero sabía que sus padres estarían orgullosos si superaba al niño que sobrevivió, así que se esforzó al máximo. Desde ese momento, y sin siquiera conocerlo, Harry Potter se volvió su único rival. 

    Al no conocer a su competencia, Draco tenía que contentarse superándose a si mismo. Cada vez que lograba hacer algo a la perfección, le daban medallas, que presumía a los hijos de los amigos de sus padres en cada oportunidad. Y, cuando ellos alegaban que podían hacer exactamente lo que el albino había hecho para ganar la medalla, él les preguntaba;

–Entonces ¿Por qué no tienen una?

    Con eso lograba que todos se callaran y volvieran a admirar lo brillantes que eran. Pero no había sacado esa conducta de la nada, sino que sus padres también se encargaban de resaltar todos y cada uno de los pequeños logros del niño en cada oportunidad. Eso no hacía más que inflar el ego de Draco. Le gustaba cuando las personas lo felicitaban a él o al señor y la señora Malfoy por que era un niño maravilloso, en especial por la mirada de orgullo de su padre. 

____________________________

Hola! No voy a mentir, no tengo idea de que tan lejos voy a llegar con esto, pero se me ocurrió hoy y pensé ¿Por qué no? La idea es hacer toda la saga, pero no estoy segura de si logre terminarlo. Comenten y voten si les gustó.