Muerte Y Olvido

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Harry y Hermione estaban ahora solos, Ron se había ido y los había dejado a su suerte... pero no sin antes moler el corazón de Harry con sus palabras... y Hermione... su mejor amiga estaba sufriendo por el pelirrojo, aunque intentaba mostrarse valiente. Pero Harry la oía llorar cada noche, sollozando de vez en cuando el nombre de Ron.

Harry sabía que todo iba a cambiar pronto, de la misma forma en que uno sabe ciertas cosas, pero no podía externar sus preocupaciones a su amiga, así que él también aguantaba estoicamente sus emociones y luego, sucedió que su mente tuvo una idea y se la externo a Hermione. Quizás habría pistas en Godric's Hollow, en la persona de Bathilda Bagshot.

Esa Navidad fue la peor de todas en la vida de Harry. Nagini se había hecho pasar por Bathilda y casi se los almuerza a ambos, pero en el último minuto, Hermione pudo Aparecerse... pero Harry no.

De alguna forma, Harry estaba encerrado en la derruida casa de Bathilda y entonces, todo se puso negro luego de sentir el cosquilleo de un hechizo.

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Harry despertó y se dio cuenta que estaba atado a una especie de muro, frente a Voldemort. Todo el circulo interno de los mortífagos estaba ahí y él estaba en serios problemas.

—Mis mortífagos, hoy es un día dichoso... Harry Potter cayó en nuestra trampa y ahora tenemos frente a nosotros el triunfo tan cerca—La sonrisa maniaca de Voldemort, lo afeaba más, si es que eso era posible—Pero no lo matare tan pronto, ya que soy de naturaleza generosa y he decidido premiarlos... entregándoles la posibilidad de usar a Potter para "jugar" un poco ¿Quién de ustedes mis mortífagos, les debo algo? —.

Al instante, tres mortífagos dieron un paso adelante: Bellatrix, Lucius y Snape—Ahh, tengo tres leales mortífagos a los cuales premiar, por lo que veo. Difícil decisión, díganme ¿Por qué debería cederles a Potter? —.

—Quiero arrancarle la piel, maestro. Quiero castigarlo porque hace meses, "alguien" me impidió torturarlo en tu nombre—Dijo Bella, mirando hacía Snape quién estaba sencillamente mirándose las uñas con desinterés.

—Quiero a Potter para restaurar mi honor. Me envió a Azkaban. Quiero que sufra tanto como yo lo hice en ese inmundo lugar—Lucius veía con muy poco velado rencor a Harry, queriendo cobrarle todas las afrentas que el niño le había hecho, incluyendo liberar a Dobby de su servicio.

—Interesante, ambos tienen buenas razones para quererlo, mi querida Bella, mi querido Lucius, pero nos falta escuchar a uno de ustedes. Snape, mi fiel seguidor ¿Por qué debería concederte el honor de tener a Potter un rato? —.

—Porque yo no lo quiero un rato—.

—Ahh, ¿acaso estas clamando por su vida, Severus? —Severus frunció el ceño a su maestro—¿No? ¿Entonces para que lo quieres más allá de unas horas? —.

—Porque quiero romperlo, quiero que pague las ofensas que su padre me hizo, quiero que sufra las humillaciones que yo sufrí a manos de los suyos—Los ojos de Severus destilaban odio—Quiero romper su voluntad por cada ofensa que él mismo hizo, por cada insulto proferido... quiero destruir a Harry Potter hasta que solo quede un cascaron vacío—Severus terminó casi en un gritó.

Voldemort se veía complacido de esta última "propuesta"—Veo quien de ustedes merece este premio. Está bien Severus, el niño es tuyo, pero demando algo de entretención. Quiero ver que puedes hacer para empezar—.

Harry observó cómo era dejado desnudo por un murmurado hechizo de Snape y el hombre se erguía tan alto e imponente como podía. Trago en seco. Este no era solo el bastardo grasiento, sino Snape el mortífago, el fiel seguidor de Voldemort, el asesino de Albus Dumbledore... y había un brillo de maldad en esos ojos oscuros...

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