Letras de un ADN formado por las constelaciones estelares apagadas, pero vivaces.
El reflejo del sentir en versos sin hogar concreto, que abordan temáticas diversas. Todo ello dentro de un mundo de ínfimas luces, cuya única escapatoria es la poesía...
Óiganme al alzar la voz con mi cantar desesperado.
Es más, escúchenme, soy el postrero caballero derrotado.
Soy Licenciado en Artes, mas no en el arte de su cuerpo ni en el entendimiento de su psicología.
Moriría por deleitarme con su anatomía, tan perfecta con sus defectos.
Sin embargo, muy a mi pesar, nunca podrá ser mía.
Su mente no me tiene cuerdo, me causa mucho enredo.
Es un laberinto confuso, diría que alguna vez descifré su mecanismo complejo, aunque es pura fantasía.
Bebo vientos por esa mujer, muy suya y lujuriosa, ardiente como el Tártaro, igual que el dueño de maliciosa.
Encanta con su mirada, con su ligereza al andar, con su pícara sonrisa, su indescifrable personalidad.
La masacre acompaña a su presencia, sus siervos caen en el poder residido en su esencia, para morir de amores que son escritos en testigas cartas selladas con lacre de color rojizo.
Fui su obra de piedad, advirtió que debía desatender mi deseo, abandonarlo en el tintero de mi pluma antes de aniquilarme por completo.
Aunque siendo honesto, su aviso no surgió efecto, no soy capaz de desecharla de mi campo.
Después de todo soy humano, vivo con recuerdos coleccionados, no los resto.
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