Capítulo 1

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Edmund:

Estamos en medio de la guerra, a la cual mi padre fué y por causa de ella, mi madre nos envía lejos de casa.

Justo ahora vamos en camino.

-Papá nunca nos obligaría a irnos-le dije a mamá de mala gana.

-Sipapá estuviera aquí no tendríamos que irnos porque la guerra ya habría acabado- Peter me miró mal.

-Debes escuchar a tu hermano, ¿está bien Edmund?- dijo mi madre preocupada.

Se levantó y me tomo de la cabeza para darme un beso pero me aparté.

Ella miró a Peter y el sin dudarlo la abrazo.

Prometeme que los vas a cuidar-le dijo mamá sin soltarlo

-Claro mamá- él mostró una pequeña sonrisa.

-Eres bueno- le dijo ella viéndolo con cariño para después mirar a mi hermana Susan, quien con una gran sonrisa la abrazó.

-Portate bien- dijo soltandola.

Susan sonrió soltando algunas lágrimas.

-Es hora, ya váyanse- dijo mamá mirándonos.

Tomé mis cosas y camine al tren. Susan tomó a Lucy, mi hermana menor y después tomó mi mano.

-¡Déjame!- grite - puedo subirme al tren yo sólo-

Peter se quedó mirando a no sé dónde.

-¿Me permiten sus boletos?- dijo una mujer pero el torpe de mi hermano no la escuchó por estar viendo a otro lugar.

Susan le arrebató los boletos y se los dio a la mujer. Entramos al Tren y Peter ayudo a mis hermanas a subir sus maletas. En cuanto sentí que tomo la mia lo mire mal y la subí yo. En todo el camino me dispuse a ver por la ventana pensando en como estaría papá ó si la guerra nos dejaría algo de casa.

-Aquí es- dijo Suan y todos nos bajamos.

La parada estaba totalmente sola y era la más pequeña que había visto hasta ahora. Escuchamos un auto aproximándose y todos corrimos a bajarnos de la parada pero el auto sólo nos pasó.

-El profesor sabría que vendriamos- dijo Susan.

-Tal vez nos pusieron mal las etiquetas- dije mirando la mia.

Se escuchó un carruaje. Una mujer de entre 37 y 50 años venía conducido el carruaje, se paró en frente de nosotros y nos miro.

-¿Señora Macready?- Preguntó Peter.

-Si, parece que sí- dijo ella en un tono serio y de obviedad.

-¿Esto es todo?, ¿Y sus pertenencias?- dijo ella un poco alterada.

-No las traemos, esto es todo-dijo Peter.

-Aprecio el favor- contestó Macready.

-¡Camina!, ¡Anda!, ¡Rápido!,  ¡Camina!- decía Macready al caballo.

Llegamos a una enorme mansión.

-El profesor Kirke no está acostumbrado a tener visitas, menos de niños, por lo tanto hay unas cuantas reglas que deben seguir, la primera es no gritar- dijo rapido y parando de subir las escaleras -ni correr- dijo volviendo a subir.

-¡NO! Toquen  nada- regañó específicamente viendo a Susan.

Peter y Yo nos miramos sorprendidos y aguantamos la risa por lo cual nos ganamos una mirada de odio por parte de Susan.

El Inicio De La Profecía  (Edmund Pevensie Y Tu)Where stories live. Discover now