Capítulo 1

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No decía mucho, pero tampoco dejaba de pensar. Pensaba que cuando Steve le había explicado su decisión, la había comprendido  y aceptado con placidez. Si a él le hacía feliz, a Bucky también.

Pero sin Steve o, mejor dicho, con un Steve que necesitaba apoyarse en él, no tenía donde apoyarse. Y siempre había pensado que el final de la línea estaba más lejos, o que era otra cosa. 

Y ahora, días después de volver a vivir, sentía que se derrumbaba, y que quizá no había querido volver a ese mundo. Pero allí estaba, quisiera o no. Y por lo que habían hecho por él, tenía que intentar seguir, tenía que pasar página.

A Sam nunca le había gustado Bucky. La primera vez que se vieron, el soldado de invierno casi lo mata, y la segunda Steve Rogers, el sensato capitán América, montó una guerra por aquel tipo. Pero ahora Sam Wilson estaba dispuesto a hablar con Bucky. No solo porque era seguramente el que más sabía del capitán América después del propio capi (y quizá del agente Coulson), y ahora Sam tenía que ocupar ese rol lo mejor que pudiera, sino también porque después de la guerra había ayudado a algunos soldados a seguir adelante, y Barnes no era otra cosa que un soldado.

Wanda le llamó por la mañana. Tenía un dominio de sí misma extraordinario para una chica que había recuperado la vida pero había perdido casi todos sus motivos para querer vivir.

-¿Sam?

-¿Sí?

-Soy yo, Wanda. Me preguntaba si querrías acompañarme...Voy a ver a Bucky. Sé que no te cae demasiado bien, pero no está en su mejor momento y se me ocurrió hacerle una visita. 

-¿Quién demonios está ahora en su mejor momento?-repuso Sam, pensando en el chico de Queens y su aspecto ojeroso en el funeral de Tony- Ganamos, sí, pero todo tiene un precio. No conocía demasiado a Stark, pero sí conocía a Nat... 

-¿Quieres venir o no?-preguntó la joven, que no quería que las lágrimas volviesen a sus ojos.

-Está bien.

El piso de Bucky estaba bastante ordenado, a excepción de alguna pelusa flotando cerca del suelo. Estaba sentado en la alfombra, comiendo una ciruela y viendo el telediario. Las marcas violáceas alrededor de sus ojos indicaban que había estado llorando.

-¿Estás bien?-preguntó Sam. Es una de esas preguntas que hacemos cuando ya sabemos la respuesta.

-Perfectamente-Bucky no le miró a la cara.

-Bucky...-empezó a decir Wanda. En ese momento, el soldado de invierno se volvió hacia Sam y, visiblemente incómodo, se esforzó por cambiar de tema:

-Bueno...¿Has probado ya el escudo?

-Sí-Sam bajó los ojos.

-Me lo dijo, ¿Sabes?. Poco antes del funeral de Stark. Me lo dijo. Que iba a irse y que iba a quedarse y a vivir la vida que siempre había querido vivir...junto a ella-la voz de Bucky parecía ir a quebrarse-, y me dijo que te lo iba a dar a ti. Que sabía que yo no quería volver a luchar...Y es verdad...es verdad que estoy cansado. Puede que acabe regalándole la ametralladora al mapache, nunca se sabe. Estoy... estoy cansado de luchar...pero hubiera luchado junto a él...siempre-se interrumpió y se quedó en silencio, mirando al suelo. 

Wanda le tomó la mano metálica y se la apretó en silencio. A veces uno no sabe que decir ante estas situaciones...y a veces no es necesario decir nada. 

Y en medio de ese silencio, sonó, estridente, el timbre.

Bucky se levantó y entreabrió la puerta, extrañado y desconfiado:

-¿Sí?

-He venido por lo del piso compartido.

-¿Qué?

Wanda y Sam le miraron sorprendidos y se miraron después, sin comprender nada. No era típico de Bucky querer compartir piso con un completo desconocido, aunque después todo, quizá no le venía mal un poco de compañía...

-No...no he puesto ningún anuncio. Quizá se ha equivocado usted de piso.

-No, no...es este...-dijo el otro, confiado, mostrándole un trozo de papel en el que, efectivamente, había un anuncio referido al piso de Bucky. 

El chico tenía los ojos verdes y el cabello largo y negro, e iba vestido de forma muy elegante...e incluso resultaba familiar pese a la singularidad de su aspecto. Antes de que Bucky abriese la boca para decir algo, Wanda ya le había invitado a pasar...



Difícil de olvidarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora