El muchacho

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El viento soplaba con suavidad ondeando el cabello de Dara Parker, mientras caminaba a paso rápido a su departamento con la cabeza gacha, recién llegada cambio su ropa y partió a su trabajo.

Ya llegadas las 11 de la noche se fue a su apartamento, sus compañeros de trabajo ya estaban acostumbrados a que  casi no hablara ni se moviera mucho de su lugar, ella era un completo misterio para todos en su alrededor. Siempre cubría su rostro cansado y triste con una gorra o la capucha de su suéter, muchos no sabían de su orfandad, sus ataques de pánico, y las incontables veces que vio la muerte, todo por que ella era capaz de ver el alma de las personas que aún no habían partido al más allá, todos los demonios que rodeaban a las personas con deseo de poseer almas para saciar sus deseos  y ángeles que los alejaban de las almas puras y limpias, pero era más fácil ver monstruos y demonios, que encontrar paz en un bello ángel, ellos solo la veían y no hacían nada para ayudar a su sufrimiento.

Dara no sabía cómo había adquirido ello, pero muchas noches no dormía, muchas veces evitaba ver las cosas horrorosas que la rodeaban cerrando sus ojos, pero era casi imposible, la vida la odiaba, y ella lo sabía, pero siempre se esperanzaba en que algún día se apiadaría de ella, huía de todo lo que la rodeaba, mas no encontraba salida, ni un momento de paz.

Harta de todo ello, esa noche, se levantó de la mesa de la cocina, tomo su suéter y 5 billetes, importándole poco dejar la puerta abierta, tomo un autobús a la estación más cercana al puente de la ciudad, caminaba a paso rápido al centro del puente, derramándose en lágrimas, rogando en su mente una respuesta a su sufrimiento, veía los lados buscándolo en algo o alguien, pero solo la rodeaba el silencio de la madrugada y la soledad, tomo asiento en el barandal, esperando el momento de decidirse a saltar, lloro más intensamente al ver que no había salida ni otra opción, que no había quien por ella, que ya no había vuelta atrás, se detuvo un momento a ver las estrellas, lo único bello en su vida ... y salto buscando al fin paz.

Ella espero sentir que agujas entraban en su cuerpo, que se quebraba como cristal y sentir su cuerpo rígido por el frió de las aguas, pero en cambio, dos brazos fuertes le impidieron la caída y la sentaron en el suelo áspero del puente con suavidad, Dara lloro con fuerza, esperando que quien la haya salvado no lo haya hecho solo como un impulso de hacer un pequeño bien, des pues de un momento limpio sus lágrimas para poder ver a quien la había "salvado" , al levantar la vista vio a un muchacho hermoso de tez morena, ojos cafés con brillos dorados en ellos, cabello blanco platinado, alto, delgado con sus pectorales y brazos bien formados, quien vestía un traje negro impecable y a la medida.

Las facciones del chico eran perfectas a opinión de Dara, quien nunca había sentido más que miedo a lo que la rodeara,  una parte de ella le hacía sentir admiración, seguridad y confianza, pero otra parte de ella seguía mostrando pánico y miedo hacia el muchacho.

El muchacho, observaba, como si estuviera alerta de su alrededor, extendió su brazo con suavidad y elegancia, deteniendo el tiempo, Dara se estremeció aterrada al ver que nada se movía, solo ella y el muchacho, el se arrodillo a la altura de Dara, ella retrocedió un poco, pero él no pareció molestarse, solamente llevo su pulgar a la frente de ella, Dara suspiro por el tacto y su cuerpo se estremeció al sentir como se desprendía de ella una fuerza, cerro sus ojos, y al abrirlos, el chico sostenía, con su brazo izquierdo, del cuello a una chica con un aspecto repugnante, mientras sonreía de manera macabra y perversa, un demonio, esta voltio a ver a Dara por un momento y sonrió aún más, regreso su vista al chico mientras procuraba decir algo, el chico no espero más y extendió su brazo derecho surgiendo un relámpago de luz, y de este formarse una daga con una peculiar forma de trueno,  al instante atravesó al demonio, y este se desvaneció como ceniza, llevada por el viento.

Dara sentía paz y seguridad, y lloraba de alegría aun en el suelo, el chico se voltio y la alzo, como si no pesara nada, poniéndola de pie, limpio con delicadeza los rastros de lágrimas del rostro de Dara, como temiendo romperla y le beso la frente, Darla suspiro por el gesto, nunca había sentido algo igual.

En la nocheWhere stories live. Discover now