Capítulo Único .

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«No encontrarás alguien como yo»

Eso era lo que le había gritado a la cara cuando decidió tomar su maleta y salir de la casa que compartían en  una de las zonas residenciales de París.

En ese momento las palabras habían escapado de su boca sin pensarlo así como había actuado por impulso. Ahora se daba cuenta de lo infantil que había sido el salir huyendo a la primera pelea que tuvieron como marido y mujer.

—Que tonta eres Marinette. —se regañó dejándose resbalar por ala pared de aquel que fue su departamento de soltera y que se había negado a vender por ser tan apegada a las cosas; Pues ese era un regalo de sus padres fallecidos.—Deberías llamarlo, tal vez puedan arreglar las cosas antes de que se hagan más grandes.

Se palmeó el rostro recordando aquella discusión, en donde tenía decir que debió parecer una completa loca por los gritos o insultos que pegaba dentro de ese que era su hogar marital. Lo admitía, había perdido completamente el estilo y el control.

—Quizá con reclamarle o hacerle notar lo que deseaba era más que suficiente.

Aún recordaba las palabras que había utilizado en contra de él.

—Muchas parejas discuten a lo largo de su vida ¿Por qué nosotros debemos dejarnos sólo por eso?

Tomó el teléfono entre sus manos meditando si debía marcar o no, optando por no hacerlo ya que la vergüenza y la culpa la tenían pendiendo de un hilo.

—Tal vez él esté realmente molesto. —susurró mordiendo su labio. —hay muchas chicas lindas a fuera que morirían por estar en mi lugar y tú con tus insistentes celos.

Aquello no le agrado a la azabache pues otra vez su mente se dejaba arrastrar por un sendero de ideas, imágenes distorsionadas y muchas cosas que hacían que su corazón doliera.

—Pero entonces ¿Por qué ha reaccionado así?, ni que fuera tan malo lo que le propuse.

Marinette tomó el aparato entre sus manos marcando el número del chico pero este mandaba directo a buzón. Quería arreglar las cosas con él, explicarle el por que de aquello, también disculparse por haberle arrojado una engrapadora a la cabeza.

Sabía que no debió de haber reaccionado así, sin embargo ya llevaban tres años de casados y esos temas eran normales. Además que últimamente se sentía sola, casi sin amor.

—Supongo que mi problema es ser tan explosiva. —mordió su uña—Eso es algo que me ha acompañado desde niña.

Y no, no es que fuera mala persona. Simplemente tenía un carácter algo especial, pues podía ser o muy dulce, o muy cortante, o muy paciente o muy insistente como en este caso había ocurrido.

Pero pese a ello, Marinette amaba demasiado a su marido por ende el solo hecho de saber que podía arruinar ese pequeño mundo lleno de arcoiris y nubes rosas; le aterraba demasiado.

De pronto el teléfono de la chica sonó haciendo que diera un pequeño brinco pero recomponiéndose rápido al ver el número quien la llamaba.

Era él.

—¿Bueno?

Del otro lado de la línea se escuchó una respiración intentando tranquilizarse.

—Necesitamos hablar, no podemos dejar que las cosas se hagan de esta manera.

—Yo... También lo creo. —coincidió. —Quiero que me escuches y quiero escuchar tus razones.

—Entonces, baja. Esto es algo que no puede ser hablado por teléfono.

Me! [Os MLB] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora