LETARGO

5 0 0
                                    

Estela era una mujer encorvada de mirada perdida. De ojos pequeños azul turqués que no solía hablar mucho, su figura tímida e inquita, las manos temblorosas, su mirada en el piso parecía siempre estar buscando la respuesta de algo. Ella era mi paciente, cuando comenzamos Estela tenía 33 años, edad significativa, pues sus secciones comenzaron justamente el día de su cumpleaños. Los avances en sus terapias han sido significativos, aunque la gran mayoría de veces se niega a abrirse ese día en particular algo cambio, tal vez porque las autoridades de la prisión le dieron un ultimátum para cooperar.

- ¿Buenos días Estela? ¿Como te sientes hoy?

-Bien, doctor Cooper.

-Vamos a ver, en que nos quedamos la última vez. Me estabas contando que tus padres eran muy desapegados a ti. Y bien ¿Hoy quieres proseguir con el tema?

-No doctor. Hoy no le voy hablar sobre la crueldad de ellos hacia mí. Hoy le voy a hablar de lo que me ocurrió cuando tenía 11 años.

-Bien muy bien... Entonces recuéstese y comencemos:

ACOTACIÓN. (GRABACIÓN DE ESTELA REIMAN LAIN

EDAD 33 Y 5 MESES DE TERAPIA.

INSTITUTO DE REHABILITACION PENITENCIARIO PARA MUJERES DEL ESTADO DEL PASO TEJAS.)

Su furia se desato conto contra mi cuerpo frágil y pequeño. Pero él no lo pensó dos veces y tomo la oportunidad en sus manos, con violencia me derribo sobre la cómoda de platos y adornos que tenía mi madre. Intente inútilmente defenderme, pero él tiro de mi cabello largo y negro y me sometido a la fuerza.

Aún recuerdo sus manos subiéndome la falda de terciopelo azul y su pene erecto entrando y saliendo de mi ano pequeño. Y yo ahí, llorando de rabia e impotencia. De espanto y horror.

¿Pero qué puede hacer una niña de 11 años al respecto? Que puede hacer si alguien te somete a la fuerza así y te tapa la boca para que no grites. Después de todo no era la primera vez que un familiar abusaban de mi Doctor.

¡O no! Esa era la cuarta o quinta vez. ¿Pero? las anteriores eran más un juego sexual entre primos, Sí, era menos dramática que sodomizar a una niña de 11 años ¿No lo cree usted? Pero ese día sólo sentí el letargo, ese desprendimiento de mí. No pude soportar el dolor y tuve que escapar de alguna forma. Así que aprete los ojos lo más fuerte que pude y me fugué de ese lugar.

- ¿Y qué te ayudo a hacer eso? A fugarte... ¿Tal vez el dolor?

-No por supuesto que no Doctor. Lo que me ayudo fue el tintinear de los platos que golpeteaban en mueble largo de color negro en donde mi primo me violaba sin contemplación. Ese sonido tan peculiar me ayudo a fugarme de la realidad. ¿Sabe usted lo que se siente volar doctor? ¿Alguna vez lo ha experimentado?

- ¡No creo que no!

- ¿Sabe? Fue muy parecido a esa ocasión en la casa de Water pool. En donde todo esto comenzó. Mi esposo estaba ebrio como era su costumbre. Yo le reclame su amorío con Susan pero el me abofeteo, ya antes me había golpeado, me había insultado o simplemente se había largado dejándome con la palabra en la boca, pero ese día, no sólo me abofeteo, se lanzó sobre de mí, me tumbo al piso y comenzó a golpearme a puño cerrado, me dejo el ojo morado, pero no le fue suficiente... ¡No claro que no!

- ¿Te violo?

-Si, así es. Entonces me fugue de ese lugar. ¿Pero esta vez algo paso? ¿Algo siniestro paso? Demoniaco doctor. ¿Usted cree en demonios doctor?

- ¡No! Yo no creo en eso Estela. Yo creo en la ciencia.

-Entonces usted no puede ayudarme.

En ese momento Estela volvió a su hermetismo, su mirada se quedó perdida en letargo estéril mirando el techo de la habitación. El silencio se volvió un tenor incomodo que tuve que detener la sección tocando el botón de seguridad, en ese momento los guardias entraron por ella y dirigiéndola de nuevo a su celda me miro por última vez.

En su mirada pude leer la decepción que sentía hacia mí, pero yo no podía romper mis principios éticos, ni mucho menos objetivos del caso. Después de todo las posesiones demoniacas no existen. Son tan sólo un descontrol de nuestra mente que trata de hacer justicia ante tanto dolor. La decepción, el maltrato nos puede irrevocablemente llevar a tomar malas decisiones.

Ese día después de atender a otras dos pacientes, sonaron las alarmas de seguridad. ESTELA REIMAN LAIN de 33 años había desaparecido sin dejar rastro de su celda. Por más que las autoridades la buscaron por todos lados, ella parecía haberse esfumado de la tierra, esto sin antes dejar una nota claramente escrita con su propia sangre en la pared. Con la siguiente leyenda "ELLOS EXISTEN, AUN QUE USTED NO LO CREA DOCTOR". 


You've reached the end of published parts.

⏰ Last updated: Jun 22, 2019 ⏰

Add this story to your Library to get notified about new parts!

LETARGO.Where stories live. Discover now