Único

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Tentaciones, todos las tenemos, y quien diga que no seguro esta mintiendo.

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—Ryan, ¿me estas escuchando?

Y la verdad es que no lo hace, él esta muy ocupado pensando en aquel chico que conoció la noche anterior en un antro muy conocido mientras su novio, Brendon, le platica sobre su nuevo trabajo en Olive Garden.

Su relación es un poco inestable, no pasan ni dos semanas de lo más feliz sin pelearse por las infidelidades de Ryan, las mismas infidelidades que Brendon perdona gracias al inmenso amor que siente por el castaño, y la verdad es una idiotez tremenda. Ryan promete cambiar cada día que se reconcilian  y su novio cae en la misma promesa como el gran idiota que es.

—Beebo, ¿quisieras callarte? Intento pensar —espeta frustrado.

—Uy, pues debe ser muy difícil para ti —responde burlón el pelinegro.

Ryan se levanta furioso por el comentario de su novio y comienza a marcar el numero telefónico del chico que hablaba al principio. Miles de veces ha hecho lo mismo a Brendon, no es nada extraño a este punto, pero lo que no sabe es que Brendon se esta cansando de sus juegos.

—Fido, soy Ryan, me gustaría verte esta noche —habla meloso por él celular— claro a esa hora me parece perfecto, te veo mas tarde.

Llega a su apartamento, el cual comparte con su novio, se da una ducha y enciende la radio, siempre le ha gustado sentir el agua fresca recorrer su cuerpo al son de su música preferida. Toca cada parte de su cuerpo pensando en que son las manos de Fido las que lo hacen, dejando salir unos cuantos gemidos. Un sonido de algo cayendo le hace regresar a la realidad y recuerda que probablemente no es nada importante, seguro su ropa cayó sobre algún objeto y esto provoco que cayera.

La versión real es que la fuente de ese sonido fuerte fue un tropiezo de su novio al momento de tomar su celular para revisar algo muy importante para él. Brendon sonríe irónico después de mirar el celular de su novio, lo deja en él lugar exacto en que estaba antes y sale del apartamento, con rumbo a la tienda de helados.

Ryan sale de la ducha completamente desnudo cantando una de sus canciones favoritas, seca su cabello con la toalla que lleva en las manos y se dirige a su armario en busca de su playera azul que tanto le gusta usar. Continua buscando el resto de su vestuario y una vibra extraña le llega de repente, siente que algo le falta, pero ¿que? Seguro es solo la emoción por su cita con Fido, piensa dejando pasar ese sentir. Mientras termina de arreglar su cabello, los últimos toques para estar listo, toma su celular y manda un mensaje a su "adorado novio" para informarle que saldrá con su madre que esta en la ciudad, mitad es mentira obvio, esta en la ciudad pero ni de broma la visitaría.

El pelinegro recibe el mensaje con una gran sonrisa en su rostro mientras saborea un helado de fresa, "claro amor, saludala de mi parte" es su contestación. Todo de acuerdo al plan...

Lo que Ryan llama cita es nada más que un par de copas en algún bar de mala muerte seguidas de una habitación de hotel barato. Tiene suerte de no haber contraído alguna enfermedad venérea aun. Llega al lugar indicado por su nueva conquista, un chico alto, rubio, ojiazul, y muy bueno besando. Saludos, risas, copas, más copas, y la hora de la verdad, lo único que le interesa a Ryan, la habitación.

Entran casi a rastras a la habitación número 25 de algún motel cercano al bar donde hace solo minutos compartían copas de alcohol, como acto reflejo, ambos comienzan a desvestirse. Ryan muy apenas y tiene conocimiento de quien es, ni siquiera nota el momento en que Fido se retira de la habitación y le sede su lugar a otra persona, un pelinegro muy conocido. Brendon se acerca atento a su novio y verifica el estado de ebriedad, lo besa con lujuria y este lo llama Fido unas tres veces, si, esta perfecto. Ambos ahora están desnudos, recostados en la cama, sintiendo sus cuerpos como si no hubiera un mañana. Brendon toma las caderas de su amante y empuja su erección dentro de él, embistiéndolo con rabia, con ganas de poder matarlo de una vez por todas.

Es cuestión de minutos para que Ryan termine exhausto en la cama, pero Brendon no se detiene, solo quiere desquitar todo su odio en él y al parecer esta funcionando ya que la cavidad de Ryan comienza a doler de manera exagerada. Los gritos del castaño no soy de placer sino de dolor.  Su cavidad trasera comienza a sangrar por la fricción que provoca su novio, Brendon nota el líquido carmín en su miembro y experimenta un tipo de éxtasis al instante. Sus ojos se llenan de maldad y sus movimientos torpes comienzan a tomar fuerza, como si de un demonio se tratara. El dolor que su amado siente es tanto que se desploma en la cama, su respiración es irregular y a Brendon no podría importarle menos.

Deja de penetrarlo y, aprovechando que esta inconsciente, lo toma por el cuello y comienza a lamer como un animal, muerde dejando marcas oscuras e incluso logra hacerlo sangrar. Besa sus labios de manera dulce, tan tierno que pareciera que no hizo absolutamente nada para lastimarlo, tan opuesto a sus acciones anteriores. Con rabia en su mirar se aleja de su novio, toma su ropa del suelo y comienza a vestirse. Han pasado quince minutos y Ryan no despierta, pero solo para estar seguro, Brendon tomara un paso más antes de irse del asqueroso lugar. Toma un cigarro de su bolsa trasera y lo enciende, el cigarrillo va directo a sus labios mientras que el encendedor cae en la cama, justo a lado de Ryan.

Dicen que los pecadores arden en las llamas del infierno, y ciertamente, Ryan arde en las llamas de su propio infierno, todo por creer ser más listo que el diablo.

UGH! [Ryden] OSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora